¿Instagram volverá a ser Instagram?
La popular red social ha sufrido las críticas de cientos de miles de usuarios por los cambios en su interfaz. El hashtag #InstagramAgain se volvió tendencia y este fin de semana la plataforma anunció que volvería a ser la de antes. Pero, ¿qué implica esta polémica para el universo digital?
Desde que Meta, la plataforma que regenta Mark Zuckerberg, compró a Instagram, la red social ha emprendido una campaña para incorporar la interfaz y diseño de varias otras plataformas que han desaparecido de la esfera digital desde entonces. Vine, Snapchat, y varias otras, han cedido en popularidad desde que Instagram empezó a incorporar sus herramientas digitales a su propio diseño, convirtiéndose en un bricolaje digital lejano a su primer propósito.
No obstante, desde la aparición de la plataforma china TikTok, Instagram se ha visto en problemas para competir con la atención de los usuarios quienes han empezado a consumir cada vez más contenido de corta duración en los canales digitales. Recientemente, por esta razón, Instagram ha sido el centro de la controversia por parte de creadores de contenido, quienes han empezado a repudiar las modificaciones a la red social en la que promovían sus ideas y contenido.
Con el tiempo Instagram ha venido dando mayor importancia a los videos tipo reel, que funcionan de manera similar a TikTok. Esto ha obligado a varios creadores de contenido a modificar su estrategia de difusión, virando hacia el video cada vez más. Esto ha desvirtuado la estrategia inicial de Instagram, que era la de compartir imágenes y fotografías de amigos y marcas a sus seguidores. Con la última modificación, en la que la plataforma iba a dar preferencia al contenido en formato vertical, similar al de los videos de TikTok, la gente empezó una campaña para que Instagram reconsiderase las necesidades de sus usuarios, antes de querer hacer que la plataforma se asemejara a algo que ya existía.
Hace un par de días la fotógrafa Tati Bruening inició una campaña a través de Change.org para que la plataforma volviera a ser lo que había sido en un principio: un medio para compartir imágenes y fotografías. “No hay necesidad de complicar demasiado las cosas, solo queremos ver cuándo publican nuestros amigos, la belleza de Instagram era que era una aplicación instantánea”, rezaba la petición. “En los albores de la aplicación, todos vivíamos el presente, viendo nuestros mejores momentos en tiempo real”, añadía. Y es que la línea de tiempo cronológica permitía a los usuarios ver primero las publicaciones más recientes de a quienes seguían en orden descendente. El cambio del algoritmo llevó a que las publicaciones más populares se mostrasen primero en el home de cada uno de los teléfonos, además de que empujaba cada vez más contenido de marcas y personas que pautaban en vez de mostrar de manera orgánica lo que sucedía con el universo de a quienes seguíamos.
Sumándose a esto, la preocupación por las similitudes entre TikTok e Instagram se hicieron patentes, por lo que los creadores “reciclaban” el contenido de una plataforma en la otra. “Tenemos TikTok por una razón y, seamos sinceros, los únicos videos subidos [a Instagram] son TikToks reciclados y contenido que el mundo ya ha visto. ¿Qué tiene de innovador y único el contenido obsoleto antiguo? ¡Nada!”, añade la petición que suma ya casi 300.000 firmantes. Con este cambio, el único contenido que circulaba en Instagram de manera orgánica eran las historias y los reels, eliminando la posibilidad de fotos y carruseles de tener un mejor índice de interacción. Esto es particularmente complicado para fotógrafos, diseñadores e ilustradores, quienes tuvieron que encontrar un lenguaje novedoso lejos de sus habilidades para que su contenido circulase. Y no es que no sea emocionante ver un video que enseñe de qué manera se hizo una ilustración, pero dicho contenido podría dialogar con las publicaciones a las que estábamos acostumbrados.
“Volvamos a nuestras raíces con Instagram y recordemos que la intención detrás de Instagram era compartir fotos, por el amor de Dios, no teníamos videos en la aplicación hasta que los desarrolladores tuvieron miedo de Vine. QEPD Vine, por cierto, también lo extrañamos”, sumaba la comunicación en Change.org, explicando cómo desde hace tiempo la plataforma empezó a transformarse en un lugar para compartir video. Esto se suma a la polémica que ha suscitado el hecho de que Instagram no tiene ideas originales, sino que se aprovecha de su gran popularidad para canibalizar las herramientas novedosas que otros desarrolladores estaban implementando para sus propias aplicaciones. Con estas estrategias la plataforma solo ha demostrado que está más atenta a hacerse con las ideas de otros que a desarrollar nuevas ideas para mejorar el servicio para sus usuarios, a los que ha dejado de escuchar desde hace tiempo, recordando esa oportunidad en la que Bill Gates visita a los Simpson para comprar el nuevo negocio informático de Homero.
Lo cierto es que desde 2020 Instagram no ha podido frenar la popularidad de TikTok y cada vez se ha ido perdiendo en la búsqueda de una plataforma más fuerte, en el que la gente pase más tiempo. Desde la semana pasada este traspiés desató una gran cantidad de críticas, amplificadas por famosas como Kylie Jenner y Kim Kardashian. Si bien en un principio el equipo de la plataforma continuó en su empeño de convertir su interfaz en una copia de TikTok, este fin de semana por fin reculó y explicó que retiraría esos cambios en el lapso de dos semanas. “Con los nuevos diseños de feeds, la gente está frustrada y los datos de uso no son buenos”, explicó en una entrevista Adam Mosseri, jefe de la plataforma. “Entonces, creo que debemos dar un gran paso atrás, reagruparnos y descubrir cómo queremos avanzar”, añadió.
Así mismo, parece que Instagram intentará empujar menos el contenido pautado, lo que solo implica que los patrocinadores tendrán que invertir más en sus campañas para llegar a su audiencia objetivo. Algo similar sucedió con el cambio del algoritmo de Facebook en 2018, cuando Zuckerberg explicó que quería que la aplicación volviera a mostrar el contenido de los amigos antes que el de las páginas y marcas, lo que significó que el alcance orgánico de portales de noticias muriera cada vez más, obligando a los grandes grupos económicos a invertir en pauta por cada publicación y, en el camino, cambiando la forma en la que circulan las noticias digitales que, cada vez más, exigen suscripciones pagas por parte de sus usuarios.
“Se siente mal cambiar el algoritmo a los creadores que se han ganado la vida y han contribuido a la comunidad, obligándolos a cambiar toda la dirección de su contenido y estilo de vida para servir a un nuevo algoritmo. Escuchen a la comunidad. ¡Tomen en cuenta nuestros pensamientos y solicitudes!”, concluía la petición de Change.org. Y es cierto. Pero el problema es mucho más profundo y complejo que el simple cambio de diseño. Que una plataforma genere tanta crítica por una decisión de cambio en la interfaz solo explica nuestra dependencia tecnológica. Hoy en día es imposible existir sin una presencia en redes sociales, ya sea para buscar empleo en LinkedIn o para vender productos a partir de perfiles vinculados a un e-commerce. En el camino ha nacido una peligrosa figura, la del influencer, que no siempre es un faro moral para seguir. Instagram revertirá sus modificaciones últimas, pero lo hará porque quiere que sigamos allí atrapados. Nunca más seremos libres.
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