El poder detrás de una máscara
La leyenda cuenta que una máscara es un objeto que captura el alma y puede transformar a una persona en guerrero.
Las máscaras han estado desde siempre en la cultura. Han servido como vestuario de batallas, para ceremonias rituales, para celebrar en un sinfín de tonos paganos la llegada del carnaval y la fiesta. Las hay de colores brillantes, de materiales que parecen recién salidos de la tierra o blancas, sin expresión. Son símbolo de castidad, vergüenza, brujería, heroísmo, sadismo, terror y anonimato. Pero también son un símbolo de poder.
Es importante aclarar que las máscaras –cuando se usan por gusto y no por necesidad– no ocultan a la persona, es lo opuesto. Estos objetos dan cuenta de la bestia que todos llevamos dentro. Pero ojo, no me refiero a una bestia salvaje con sed de sangre, me refiero a ese espíritu animal que hace parte de la naturaleza de cada quien y que en algún punto de la vida busca salir y expresarse, ya sea gritando, cazando, luchando, pintando o simplemente corriendo. Cualquier actividad puede desatar a ese animal interno.
¿Ejemplos? En la música tenemos a Slipknot, Hollywood Undead, Sir Bob Cornelius Rifo y Joel Zimmerman. En el cine, Jason Voorhees, Leatherface, Darth Vader y la icónica Máscara. Pero donde más se ha reforzado el uso de las máscaras es en la lucha libre, esa industria del entretenimiento en vivo que, aunque no lo crean, tiene una historia milenaria, ¿o cómo creen que se entrenaban los romanos y los espartanos? Les puedo asegurar que no era solo levantando piedras.
Tiene fanáticos. Tiene detractores. Hay quienes dicen que no la entienden, que no les interesa. Pero lo cierto es que la lucha libre, además de ser una industria superpoderosa, tiene un lenguaje particular, desarrollado a partir de códigos que van desde movimientos corporales hasta guiños mínimos. Lo mismo pasa con la indumentaria de cada luchador: cada color, forma y brillo están llenos de significados que trascienden los espacios de la lucha.
El simple hecho de reconocer íconos como El Santo, Mil Máscaras y Rey Misterio Jr., o algunos más actuales como Sin Cara, Kalisto, Mariposa, Aerostar, Psycho Clown, Jushin Thunder Liger, Delirious, El Desperado o El Generico quien es ahora Sami Zayn, demuestra que el lenguaje de la lucha, así como la esencia de cada uno de estos personajes, se ha abierto un espacio en la cultura.
Acá en Colombia la lucha está cargada de historia. Acá se hacen máscaras así como se hacen luchadores. Es por esto que quisimos retratar a El Dorado, uno de los pocos mascareros* que tiene el país y quien otorga a cada una de sus confecciones el poder de narrar.
*Mascarero: Persona que además de gustar de la lucha libre
se encarga de crear las máscaras y personajes de luchadores.
Un creador de espíritus.
El Dorado (Versión 1.0)
En 1985, con la idea de crear un personaje colombiano, nace El Dorado, un alma guerrera. Sin embargo, la máscara no vio la luz del día sino hasta 2005 debido a que en décadas anteriores no era nada fácil obtener el color dorado para la confección de máscaras. ¡No es broma! Esta máscara está pensada para llenar de valor, aceptación y fuerza de voluntad a su portador.
Silver King
¿Alguna vez vieron la película Nacho Libre? Pues Ramses, ese imponente luchador de la película es César González, es más conocido en la industria del entretenimiento en vivo como Silver King. La leyenda cuenta que perdió su máscara ante uno de los más emblemáticos luchadores, El Hijo del Santo. (Cada máscara es tan personal que quitarla sin permiso es considerado un acto desagradable, una ofensa a la persona que no puede ser olvidada o perdonada. La única manera de perder la máscara es en las cuatro esquinas de un ring). Este tesoro es uno de los más admirados por El Dorado, pues además de tener su máscara y autógrafo, César González es el hermano de Dr. Wagner Jr., un grande de la lucha mexicana en Europa.
El Dorado (Versión 2.0)
Atreverse a un cambio no es sencillo. Cambiar colores y materiales puede significar un arduo trabajo de investigación, pues la búsqueda debe concluir en una nueva imagen del personaje, pero sin perder su esencia. Cuando está bien logrado, es un trabajo de admirar.
El Último Chingón
Regalar una máscara entre luchadores es considerada la máxima expresión de respeto hacia una persona. Este fue un regalo de El Último Chingón, un mascarero y luchador mexicano reconocido en toda Europa, maestro de El Dorado. Un personaje que llevó el nombre de México y Cuernavaca por todo el mundo, porque ser chingón no solo está en el nombre, está en la raza.
El Santo y El Dorado
¿Recuerdan a ese personaje heroico del siglo XX? El Santo, el máximo ícono de la lucha libre de México jamás fue desenmascarado y tuvo una exitosa carrera de cuarenta años sobre el ring, 52 películas y un legado que su hijo Jorge Guzmán Rodríguez adoptó al convertirse en El Hijo del Santo. Esta máscara “mitad y mitad”, como se le conoce en México, combina esa historia entre El Santo y El Dorado. Además de contar con la firma de Jorge Guzmán, convertir dos almas en una sola, se convierte en una conmemoración a la memoria de ese héroe invencible de la lucha libre mexicana.
El Dorado (Versión 3.0)
En un momento de experimentación, El Dorado buscó una nueva imagen a partir una exploración de materiales y sentimientos que concluyeron en una versión más sólida y poderosa. El rojo solo simboliza la fuerza y la pasión, y la armonía que logra con el color dorado demuestra que el objetivo de renovación se logró. Alcanzar los sueños es su más grande significado.
El Último Chingón (Versión plateado)
Respeto y admiración a su maestro es lo más significativo para El Dorado. El legado que hay detrás de las máscaras es algo que espera de sus hijos. Las segundas y terceras generaciones en la lucha libre son vitales, tanto así que la historia de una familia se escribe con el color de la máscara. El ejemplo clásico es el legado del Santo.
El Dorado (Versión final)
Después de tantos años de experiencia, el manejo de los trucos y secretos que todo mascarero debe saber se demuestran en esta obra final. ¿De dónde nace la idea de ser El Dorado? Más allá de representar a Colombia, es representar la historia precolombina y la mítica leyenda del Dorado, que son las principales fuentes de inspiración de este mascarero nacional, cuyo sueño es poder entregar a los jóvenes una enseñanza desde la lucha libre, desde su práctica hasta la teoría. La enseñanza es: cada objeto, movimiento, trazo y pensamiento tiene una historia más allá de lo personal, es desde ahí que se forma un luchador, preguntándose qué quiere mostrar con su personaje; así se creó El Dorado.
¿Se atreverían a crear un personaje? Si es así, tenga claro una cosa: México es el lugar donde ese vasto mundo de colores, tela, caucho e hilo se unen para erigir un guerrero.
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