Vida y obra del Satisfyer

Conozca esta máquina milagrosa creada para dar placer y enfocada justo en un órgano cuya única función es precisamente dar placer. ¿Cómo nació el Satisfyer? ¿Cómo es su diseño en función del clítoris? ¿Cómo es capaz de cambiar vidas?

Recuerdo que mi primer acercamiento a la masturbación fue a través de un video pornográfico que algún compañero de clase me mostró donde los protagonistas eran un hombre y una mujer, ella lo masturbaba a él. Además de la repugnancia que sentí, a esa corta edad en mi subconsciente quedó grabado que la masturbación era algo para los hombres únicamente. En aquel entorno escolar, la masturbación era tomada como un chiste, un motivo de vergüenza y de tabú. Esta idea fue reforzada mientras crecía porque aunque tuve un par de talleres de salud sexual en el colegio y mis papás me hablaron varias veces del uso del condón y otros anticonceptivos, nunca estuvo presente en aquellas charlas el tema de la masturbación, mucho menos de la masturbación femenina.

Conforme fui creciendo, mi curiosidad por estos temas también fue aumentando. No recuerdo con exactitud  la primera vez que me masturbé, pero sé que después del placer propio de la experiencia, sentí un remordimiento enorme. Muchas mujeres crecemos así, viendo la masturbación como algo ajeno e incluso prohibido. Además del factor emocional, varias veces escuché mitos absurdos que afirmaban que la masturbación podía dejar ciego, causar deshidratación, desbalance hormonal e incluso infertilidad. Sin embargo, gracias a una larga lista de investigaciones científicas, se ha demostrado que la masturbación lejos de causar algún efecto negativo en el cuerpo, tiene una gran cantidad de ventajas para la salud física y mental. Según la psicóloga Helena Salgado, fundadora de La Boca Mojada, un proyecto que promueve el contenido educativo sobre sexualidad, “además de generar placer y liberar la tensión sexual, la masturbación ayuda a liberar estrés, promueve la relajación,  ayuda a dormir mejor y disminuye los cólicos menstruales y otras dolencias a través de la liberación de endorfinas que son hormonas que bloquean el dolor”.

Además de eso, según un estudio del Journal of Sex Education and Therapy, las mujeres que se masturban tienen mayor autoestima, su deseo sexual en pareja se incrementa y pueden alcanzar con mayor facilidad el orgasmo al tener sexo con alguien más, esto sumado a que es una forma sana de liberar tensión sexual en etapas como el embarazo, la menstruación o la menopausia. La doctora Salgado agrega que “la masturbación ayuda a conocer mejor el cuerpo, especialmente las zonas erógenas que generan mayor placer. Por consecuencia, es más probable vivir una vida sexual más satisfactoria si uno se masturba”. En este orden de ideas, el único riesgo de la masturbación es que literalmente le guste demasiado, aunque no hay un límite de veces diarias o semanales para masturbarse, si el exceso de la misma empieza a interrumpir  las tareas cotidianas o eventos sociales, puede ser un tema a tratar con un especialista de la salud mental.

A pesar de esta larga lista de beneficios, la reivindicación de la masturbación, la importancia del placer y la desmitificación de la vergüenza, son luchas feministas que se vienen dando con constancia desde hace décadas de la mano de mujeres como Betty Jhonson, que desde los años setenta promovía talleres de sexualidad para mujeres donde enseñaba distintas técnicas de masturbación y hacía demostraciones de cómo la Magic Wand, diseñada para ser un masajeador de espalda, podía servir como un juguete sexual para alcanzar el orgasmo con mayor facilidad, o Dell Williams que en la misma década fundó la primera Sex Shop especializada en mujeres donde promovía la masturbación como algo beneficioso para la salud y hablaba de derechos sexuales y reproductivos. Según Helena Salgado, “ha habido gente valiente y poderosa que ha salido a contar sus historias y a compartir su sabiduría. Hablar de sexualidad abiertamente ha sido un proceso en el que muchas personas, incluyéndome, han puesto su pellejo para permitir que más puertas se abran y se normalice un tema que siempre ha debido ser normal. Además, las mujeres hemos ido ganando más derechos a nivel político y social que nos han hecho perder el miedo de ser vistas y valoradas”.

La aparición de los juguetes sexuales 

En esta extensa lucha por la liberación sexual femenina que ya ha dado muchos frutos, ha habido un elemento con un papel protagónico: el juguete sexual o sex toy. Sorprendentemente, la aparición de los juguetes sexuales en la historia, es más antigua de lo que cualquiera creería. En 2010, la Oficina de Patrimonio Sueca encontró en un asentamiento de la era de piedra, un objeto hecho de cuerno de ciervo que asemeja la forma de un pene y fue fabricado aproximadamente entre los años 4.000 y 6.000 A.C. Aunque no se puede saber con exactitud los fines que tenía este objeto, investigaciones arqueológicas afirman que puede ser de los primeros juguetes sexuales fabricados por la humanidad. A partir de allí, la historia demuestra que se han encontrado una gran variedad de vestigios relacionados con juguetes sexuales y artilugios para provocar placer (en su mayoría para hombres), en la Antigua Grecia, China y en la época del Renacimiento en Europa.

No es hasta 1800 cuando se contempla un vibrador específicamente para mujeres. Lejos de ser concebido como un juguete sexual para autocomplacerse, el primer vibrador fue creado en 1870 por el médico británico Joseph Mortimer Granville para tratar la histeria. La histeria fue un diagnóstico médico usado hasta 1950 que afectaba solo a las mujeres y que tenía síntomas como irritabilidad, insomnio, ataques de pánico, infelicidad, impertinencia e incluso desobediencia y cuyo tratamiento en principio fue el “ masaje pélvico”, hasta llegar al vibrador electro-mecánico con forma de pene que en menos de diez minutos prometía curar a las mujeres de toda dolencia. 

Décadas después y pasando por el siglo XX, aun cuando se masificó la venta de masajeadores para la espalda en todo el mundo que en realidad eran usados como vibradores, era impensable hablar de la masturbación y la búsqueda del placer como una práctica común y ajena a la vergüenza. Según la doctora Helena Salgado, “históricamente, las mujeres hemos estado socialmente construidas para ser fuentes de placer, pero nunca hemos sido reconocidas como seres dignos del mismo. Lo anterior ha afectado el papel de la mujer en el mundo, pues refuerza la idea de que estamos hechas para dar y no para recibir, no solo en el ámbito sexual sino en todas las áreas de nuestra vida”.

No fue sino hasta la década de los setenta y en años posteriores que la lucha incansable por los derechos sexuales y reproductivos tomó fuerza. Parte importante de este proceso fue la aparición de una una gran cantidad de juguetes sexuales en los noventa y los 2000 diseñados para mujeres y que se apartaban del estereotipo de pene de goma de tamaño inimaginable usado para penetrar y se enfocaban en cubrir necesidades como la estimulación del punto G y del santo grial: el clítoris. “Los juguetes sexuales han sido increíbles para mostrarle a las mujeres el alcance que tiene su cuerpo. Muchas mujeres no pueden alcanzar un orgasmo sin ayuda de un juguete. En general, son una fuente increíble para explorar diferentes sensaciones y diferentes maneras en las que el cuerpo responde a la estimulación”, afirma Salgado. 

El Satisfyer

El clítoris es aquel órgano sexual femenino con el que fuimos bendecidas y que tiene un único objetivo en el cuerpo: proporcionar placer. Con sus más de 8000 terminaciones nerviosas (más del doble de las que tiene un pene), es la fuente de orgasmos de una gran cantidad de mujeres que nunca han alcanzado o alcanzaran un orgasmo vaginal, lo cual es totalmente normal. Según un estudio de Bijoux Indiscret, el 80% de los orgasmos alcanzados por las mujeres provienen del clítoris. Con esta cifra en mente, en 2012 Michael Lenke, inventor alemán, se interesó por diseñar un artefacto que pudiera llevar orgasmos a todo el mundo a partir de la estimulación clitorial. Así nació uno de los juguetes sexuales más importantes de todos los tiempos: el Satisfyer.

La creación del Satisfyer le tomó a Lenke dos años y junto a él trabajó una persona vital en este proceso: su esposa Brigitte Lenke. Brigitte fue la encargada de probar cada uno de los prototipos que precedieron al Satisfyer que conocemos hoy en día y de dar feedback honesto sobre su funcionamiento y eficacia para llegar al orgasmo. Fue así como en 2014, salió a la venta el Womanizer, el primero de todos los Satisfyer. El diferencial de este juguete sobre otros venía de su tecnología de succión de aire para el clítoris, lo que asemeja bastante a la sensación que se tiene en el sexo oral. Este mecanismo fue patentado por el alemán bajo el nombre de Pleasure Air Technology y fue lo que revolucionó los orgasmos para siempre.

Después de Womanizer, vinieron una gran cantidad de juguetes de la misma marca que usaban la misma tecnología pero que además de eso, también combinaban la estimulación del punto G, ofrecían distintas velocidades, opciones más discretas, control remoto, conexión bluetooth, enlace a aplicaciones e incluso opciones para usar en pareja. Es por eso que en el mercado podemos encontrar una gran variedad de Satisfyers: el Liberty, el Penguin, el Duo, el Love Triangle y la joya de la corona: el Satisfyer Pro 2.

De todos los Satisfyer, el Pro 2 es el más conocido y aclamado por su eficacia para conseguir múltiples orgasmos en segundos. Este juguete combina lo mejor de dos mundos: la tecnología Air Pulse y las ventajas de un vibrador tradicional, tiene 11 niveles distintos de intensidad y es aprueba de agua. El Satisfyer Pro 2 es el juguete sexual número 1 en ventas en plataformas como Amazon y fue galardonado con el premio CES a la innovación en 2021. Para Helena Salgado, el Satysfier le ha dado la vuelta al mundo por una simple razón, “creo que el Satisfyer ha sido tan aclamado porque fue uno de los primeros juguetes en enfocarse exclusivamente en el área del cuerpo que más genera placer: el clítoris.”

Toda esta fama no es gratuita, algunos de los comentarios que pueden encontrar a la hora de buscar este artefacto de los dioses, lo describen como un objeto que cambia vidas: “Esto es la verdadera satisfacción, se lo regalaría a cada mujer que conozco; para mí vale muchísimo más de lo que cuesta”, “Una mujer no se conoce a sí misma hasta que no prueba el Satisfyer, es como tener sexo oral disponible las 24 horas”, “Me parece una falta de respeto que no venga en combo con un cubre colchón o sábanas nuevas”, “Es mi mejor amigo, mi amante y si pudiera, mi esposo”, entre muchas otras reseñas que incitan a entregar toda la quincena por este aparato mágico. 

La reivindicación del placer 

A partir de este artefacto, han surgido orgasmos, memes que suplantan al hombre de la familia patriarcal con un Satisfyer y conversaciones cada vez más abiertas sobre placer, masturbación y el significado que esta reclamación del placer tiene para las mujeres más allá de lo físico. Para la doctora Salgado, “Afirmar que las mujeres también podemos recibir placer a través de nuestra sexualidad es increíble porque es evidencia para deconstruir los roles sociales que por tanto tiempo nos han afectado. Sin embargo, hay que dejar de pensar en la sexualidad desde la mera genitalidad y empezar a cuestionarnos cómo esta trasciende nuestra identidad y nuestras oportunidades”.

La masturbación, los juguetes sexuales y la apropiación de nuestros cuerpo, nos han abierto y seguiran abriendo a generaciones venideras otras puertas en la lucha feminista por la exigencia de derechos sexuales y reproductivos libres de cualquier construcción patriarcal, ya que aun cuando hemos tenido un gran avance en este campo, queda mucho por hacer cuando se trata del derecho a decidir por nosotras mismas en todo aspecto. En este orden de ideas, le  pregunté a la doctora Salgado que le aconsejaría a una mujer que aún siente culpa o vergüenza al masturbarse por motivos personales, políticos, éticos, religiosos, entre otros, y esta fue su respuesta: “Tranquila, todos vivimos nuestra sexualidad de manera distinta y todos tenemos experiencias que nos acercan de manera diversa a la forma en la que queremos vivirla. Encuentre su forma de vivir la  sexualidad y no trate de compararla con la de los demás. No se apresure si siente vergüenza y nunca tome una decisión por presión o por encajar. Vivir una sexualidad libre no es sinónimo de masturbarse, sino de poder tomar la decisión consciente de querer hacerlo o no”.

Por mi parte, en medio de todas las luchas que aún nos falta dar, me alivia saber que poco a poco  hemos conquistado terrenos que en el pasado eran impensables como el de sentarme a hablar con mis amigas sobre masturbación y placer sin ningún tipo de vergüenza, burla o recriminación. Doy gracias a cada una de las mujeres que han puesto su granito de arena en términos de educación sexual para que hoy yo y miles de mujeres podamos masturbarnos tranquilamente sin ningún tipo de culpa o remordimiento con nosotras mismas. Y por último, aprecio a hombres como mi pareja, que han entendido que no depender de ellos para estar sexualmente satisfechas y ser autónomas en todo lo que respecta a nuestros cuerpos, no es un atentando contra las masculinidades frágiles, sino una reivindicación de todo lo que alguna vez no tuvimos y somos merecedoras por derecho, ¡queremos orgasmos y los merecemos!