Instrucciones para sobrevivir a la tesis de grado
Todos vemos a la tesis o trabajo de grado como el último obstáculo antes de graduarnos. No tiene por qué ser así, e incluso es mucho lo que podemos sacar de ella. Un experto nos da unos cuantos consejos para no morir en el intento de hacer una tesis de grado.
Lo primero es desmitificar el ejercicio de investigación que conduce a una tesis o trabajo de grado. La mayoría de los estudiantes lo considera algo tortuoso y complejo, el último obstáculo antes de conseguir el tan anhelado título. Nada más lejano a lo que significa. La demostración de la suficiencia investigativa, la posibilidad de argumentar y debatir son solo algunos de los logros de un trabajo de grado, que si se observan con calma son herramientas para el futuro desempeño laboral. La invitación es entonces a verlo en sus justas proporciones y considerarlo como un ejercicio de pensamiento, un reto en el cual gana el propio investigador.
1. El tema
Cuando ingresamos a la universidad vemos la tesis muy lejos. Es un error que, si corregimos a tiempo, nos facilitará la vida. A medida que ves los primeros cursos, conoces a los profesores del programa que elegiste, vas leyendo algunos textos recomendados; entre unos y otros vas a ir encontrando afinidades, temas que te llaman la atención, que te gustan. No los pierdas de vista: anótalos, tenlos presentes. No sobra abrir una carpeta en el computador donde vayas metiendo esos insumos que vas encontrando que te llaman la atención y que quizá te sirvan para la tesis.
Hay una condición para escoger el tema: debe generarte pasión, a veces eso se nos olvida decirlo en las aulas de clase, pero es clave. Te tiene que gustar mucho el tema porque vas a pasar mucho tiempo pensando en él.
2. El cronograma
Luego de esbozar, formular, plantear un posible tema de investigación, es útil ir armando un cronograma, que va a permitir controlar el flujo de información y lograr la tan anhelada tesis en el tiempo estipulado por la universidad. En el cronograma, el eje del tiempo va contra las actividades que se planean. Ten en cuenta:
1. Establecer el periodo de tiempo general. Mi recomendación es que sea semestral.
2. Definir las actividades para lograr el objetivo, los pasos que necesitas dar para llegar a la meta.
3. Debes evaluar cada etapa por separado y calcular cuánto tiempo te tomará terminarla. Algunas estarán siempre en el cronograma.
Este es un esquema, a manera de ejemplo:
3. Las lecturas
El tema te va a dar el enfoque para las lecturas que harás. Las lecturas vas a hacerlas a la luz de preguntas y pensando en su posible beneficio para la investigación. Pero ¿cómo se lee? ¿Cómo se puede aprovechar la información? Veamos:
1. Hay que leer desde una pregunta, hay que leer con una intención.
2. Nunca desechar la pasión, esto capitaliza lo que leemos.
3. Siempre marca el tema, el asunto, en aquella parte del texto que sentiste que era importante.
4. Resume el fragmento que consideras que te va a servir, no te limites a subrayarlo: decirlo con tus propias palabras garantiza que lo entendiste.
5. Abre un archivo donde vayas consignando todo lo que vayas encontrando en las lecturas.
6. Siempre, siempre que copies textualmente algo, señálalo con claridad, usa la comilla y anota la referencia. Debes diferenciar lo que es tuyo de lo que tomaste de las lecturas que has ido haciendo. Esto te evitará futuros plagios involuntarios.
Las lecturas sistematizadas permiten regresar a ellas cada vez que queramos. Recuerda crear una carpeta que se llame “tesis” o algo parecido, donde vayas consignando documentos, archivos, resúmenes de las lecturas que vayas encontrando. Procura mantener esta carpeta organizada, para que sepas dónde está la información. Tener la información pero no saber dónde está es igual a no tenerla.
4. El enfoque
A medida que leemos y vamos conociendo más del tema que nos interesa y apasiona, irán cambiando los planteamientos iniciales. Es normal: uno de los aspectos más bonitos de investigar es que una pregunta no lleva a una respuesta; una pregunta lleva siempre a más preguntas y a un abanico de respuestas. Nunca nada está cerrado, todo está en construcción. Como la vida.
Pero cuidado: en la variación normal que se da del punto de partida podemos caer en la peligrosa intención de querer abarcarlo todo. Si el tiempo estimado de elaboración es de seis meses o un año, no intentes contar la historia de la humanidad desde la ameba hasta la semana pasada. Mientras más delimitado sea el asunto de la tesis (o el período de tiempo estudiado, o los autores y teorías revisados, etc.), más control vas a tener de los tiempos en los diferentes procesos, de la bibliografía necesaria, de las entrevistas que tengas que realizar según sea el caso. Es un ejercicio de investigación, no el Proyecto Manhattan.
5. El plan de obra
Una buena herramienta para planear nuestra tesis es proyectar la posible tabla de contenido. Esta se constituye en nuestra carta de navegación. En ella establecemos las tres partes que son obligatorias en cualquier tesis escrita: introducción, comentarios finales y bibliografía, pero además ponemos el número de capítulos que tendrá nuestro trabajo y la extensión aproximada de cada uno. Cada plan es diferente según el tema y objetivos, pero es recomendable que todo trabajo escrito de investigación incluya enfoque y estado del arte, análisis y propuestas, discusión y debate. Un ejemplo:
Este sería el esquema general para una tesina de pregrado. En cada capítulo podrías incluir los subtítulos o partes en que se subdivide: esto te evitará bloqueos porque siempre vas a tener un mapa, un derrotero al cual acudir.
6. El asesor
Una acertada elección del director de tesis facilitará las cosas. Algunos requisitos que debe tener son:
1. Ser un profesor que cuente con experiencia en investigación.
2. Que conozca del tema.
3. Es importante preguntarle si quiere asesorar el trabajo, y sobre todo si cuenta con tiempo para la lectura y retroalimentación de los borradores. Debe pactarse un compromiso entre ambas partes.
4. Es importante la empatía entre asesor y asesorado.
En el cronograma deben aparecer los tiempos dedicados a la asesoría. Si en el transcurso del ejercicio se detecta que la asesoría no cumple con las expectativas, lo adecuado es solicitar un cambio. No tengas miedo: esto pasa todo el tiempo y las instituciones están preparadas para esto.
7. El borrador
Una de las mejores recomendaciones que puedes recibir es que pienses siempre el texto como un borrador. Cada vez que nos sentamos a escribir tenemos el fantasma del texto definitivo perfecto e impoluto, y eso añade presión. Lo bueno de pensar que siempre vas a estar escribiendo un borrador son las posibilidades de ajustes, la inserción de correcciones sugeridas, los cambios.
Cuando tengas un borrador terminado y aprobado por tu asesor, guárdalo al menos una semana antes de leerlo de nuevo. Eso te dará una mirada fresca que te permitirá detectar errores e inconsistencias que no viste mientras estabas trabajando. Siempre es conveniente pasarle el último borrador a alguien diferente al asesor. Procura que no sea tu novio o novia o tu mamá, que siempre van a ver tu trabajo como la cima de la perfección humana.
Para terminar
Felicitaciones: llegaste a la sustentación. Por favor no olvides prepararla, no llegues sin revisar tus notas, tus borradores, sin releer la versión final de tu trabajo aunque ya la hayas leído cuatrocientas veces. Lleva un esquema para que no te pierdas.
Si pasas la sustentación, has completado todos los requisitos para graduarte. De ahora en adelante lo aprendido durante estos años en la universidad, y en particular con el ejercicio de la tesis, podrás aplicarlo en tu vida profesional. Muchos éxitos.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario