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guía para sobrevivir a una mudanza

Empacar la vida en cajas: guía para sobrevivir a una mudanza

Ilustración

Además de agotadores, los trasteos pueden ser una oportunidad para depurar el armario y la casa antes de comenzar un capítulo nuevo. Pero para no enredarse en el camino, abrumarse con los procesos o llevarse chécheres innecesarios, la autora de este texto nos comparte distintas experiencias y los consejos de una experta.

De mi primer trasteo no recuerdo nada, tenía apenas 3 años. El siguiente ocurrió 25 años después, cuando me independicé por primera vez. El tercero, solo unos meses después del segundo, cuando volví a donde mi familia en medio de una crisis. El cuarto y más reciente, fue hace pocos días. 

Las tres experiencias de trasteo que recuerdo fueron muy diferentes por varias razones. En mi primer intento de emancipación, no tuve mucho tiempo para empacar. Llegaba a un lugar en el que ya vivían dos personas y una gata. Empaqué la mayoría de mis cosas en bolsas de mercado y metí en una maleta de viaje la ropa que cupo. En un camión pequeño se fue lo más grande que tenía: mi cama, dos mesas de noche, un mueble que era biblioteca y escritorio al tiempo y algunas pesas que utilizo para hacer ejercicio. En el carro de mi papá llevamos el resto: ropa, elementos de aseo personal, mi tambora, libros, cobijas, sábanas y chucherías. Me iba de un apartamento en un quinto piso de un conjunto residencial sin ascensor y llegaba a un cuarto piso de un edificio que tampoco tenía ascensor. Me sentía feliz y llena de ilusión por lo que se venía. 

Vivir con dos amigas y una gata fue una experiencia bonita pero también muy corta. Pocos meses después, volví a casa de mi familia. La logística de la mudanza fue muy parecida, pero emocionalmente la situación era totalmente diferente. Volví sintiendo que había fracasado. Una relación en la que llevaba 7 años se estaba cayendo a pedazos, los gastos de la independencia estaban sobrepasando mis posibilidades y dejaba de sentirme motivada por trabajar en algo a lo que me había dedicado desde hace más o menos 9 años. Mi amiga con el contrato de arrendamiento no recibió bien la noticia. Ella tendría que buscar nuevamente una roomie que le generara suficiente confianza para compartir su espacio, tarea que consume mucho tiempo y no es sencilla.

La experiencia de una mudanza que quieres y eliges es muy diferente a la de una que se presenta como la única alternativa que tienes, o la más sensata, ante una crisis. 

Mi trasteo más reciente es otra historia, primero porque no hubo crisis de por medio, segundo y muy importante, porque conté con el apoyo de Nidia Mera, una organizadora profesional de espacios que me orientó en todas las etapas de este proceso. Nidia me cuenta que cuando era niña le gustaba guardar sus juguetes por categorías y ubicar todo en lugares donde pudiera verlo y que siempre le ha interesado la relación que las personas establecen con sus objetos. En el 2020, Nidia decidió profesionalizarse cuando tomó el diplomado Arte de la Organización, dictado por Claudia Torre, mexicana pionera en este campo.

Antes de mi trasteo, tuve tres encuentros con Nidia. En los dos primeros revisamos y depuramos lo que tenía en diferentes lugares de mi habitación. En el tercero, empacamos.

Lo amo, lo uso, lo necesitocómo elegir lo que se queda y lo que se va

Para la depuración ubicamos sobre mi cama todo lo que tenía en los lugares que íbamos a limpiar, separamos todo por categorías y dejamos a un costado aquello que iba a donar o a desechar. Fuimos por partes: primero sacamos todo lo de las mesas de noche, luego hicimos lo mismo con la biblioteca y para finalizar, el clóset. Con la mayoría de objetos pude discernir rápidamente si se quedaban o se iban. Con los que me costó más trabajo decidir, Nidia me sugería preguntarme: ¿lo amo? ¿lo uso? ¿lo necesito?

Nidia me cuenta que este es uno de los ejercicios más complicados y que responder a estas tres preguntas, para muchas personas, no es tan sencillo como parece. Cuando yo lo hice me encontré con diferentes situaciones. 

El grupo de cosas que no amaba, no usaba y tampoco necesitaba estaba conformado principalmente por ropa. Prendas que hace mucho tiempo no me ponía, que ya no me quedaban o con las que ya no me sentía identificada. También entraron en este grupo libros y fotocopias que guardaba de la universidad y que creí que en algún momento usaría. Todo esto lo doné. Mi escritorio, que era a la vez biblioteca, lo dejé en casa de mi familia, porque a pesar de usarlo y necesitarlo, no era el más cómodo para trabajar. Aproveché la oportunidad para buscar uno nuevo. Hoy, un mes después de haberme mudado, mis libros siguen en cajas, pues todavía no tengo biblioteca y aunque conseguí escritorio, posiblemente deba cortarle un poco las patas y cambiar de silla. Hubo otro grupo que únicamente clasificó en la categoría de “lo amo”: cartas, fotos, entradas a conciertos o fiestas, recuerdos de viajes, obsequios especiales. Todo esto lo guardé en una caja de madera muy bonita.

Al final del ejercicio todo estaba distribuido por categorías: tecnología, escritorio, aseo personal, documentos, libros, agendas, son algunas de las recuerdo, y lo mismo con la ropa. En bolsas fui dejando cosas que luego doné y otras que saqué para reciclaje. Nidia me contó que muchas personas venden la ropa que tienen en buen estado, otras la regalan a familiares o amigas y otras las donan. Lo que no saqué lo dejamos en cajones, manteniendo las categorías y sin organizar mucho, teniendo en cuenta que con el trasteo tendríamos que volver a sacar todo.

Logística para dummies: consejos generales de Nidia para un trasteo

A mí planear me cuesta trabajo. La verdad, soy más de fluir con lo que surja, pero en contextos como estos la planeación es clave. Así que salí de mi zona de confort y seguí las recomendaciones de Nidia: en esos mismos días de nuestros encuentros para depurar y empacar, hice llamadas para pedir cotizaciones para el traslado del trasteo y elegí la que consideré más conveniente.

De acuerdo con ella, lo ideal es empacar mínimo 3 días antes y evitar hacerlo el mismo día de la mudanza, pues se pueden presentar imprevistos que requieran nuestra atención y energía. En este proceso utilizamos cajas grandes solamente para ropa, cobijas, sábanas y otras cosas de la cama y el resto lo metimos en cajas medianas o pequeñas, que son mucho más fáciles de manipular. Afortunadamente Nidia tenía cajas de clientes a los que asesoró con otra mudanza, pero me contó que suele recomendar buscarlas en supermercados, pues muchos las sacan para el reciclaje en determinados días de la semana y así se pueden obtener sin costo. 

Siguiendo las sugerencias de Nidia, programé el servicio de transporte a primera hora y en un solo viaje llevé absolutamente todo, lo que me permitió tener prácticamente todo el día para organizar y me liberó de luego tener que cargar más cosas de un lado para otro.

Otros de los consejos fueron: 

  • Confirma si debes pedir permisos en los edificios para sacar e ingresar todo
  • Haz un presupuesto y pedir cotizaciones del servicio de mudanza para tener un registro de los gastos.
  • Comienza por desempacar los artículos de cocina y arreglar las camas de las habitaciones. El descanso y la alimentación son claves para que tengas una buena experiencia y si comienzas por aquí al final del día podrás acostarte a dormir más rápidamente y prepararte algo de comer cuando tengas hambre.
  • Asigna un lugar a las cosas una vez las saques de la caja, no importa si luego las tienes que reubicar. De esta manera evitas ir dejando cosas sueltas por ahí.
  • No te vayas a dormir con cajas por todos lados. Agrúpalas y déjalas en los lugares a los que pertenece su contenido.

Sin embargo, como hay muchas otras circunstancias por las cuales cualquiera puede tener una mudanza, entrevisté a Nidia y le pedí recomendaciones para otros casos.

Recomendaciones adicionales para tu mudanza cuando…

Vives como nómada digital: cómo viajar ligero

  • Es posible que no requieras trasladarte con cajas y muebles. En tu caso, las maletas son muy importantes. Busca unas que sean amplias, no necesariamente las más grandes, pero sí las más prácticas.
  • Invierte en artículos de organización como cajas de archivo para documentos o materiales, joyeros, cartucheras para artículos de escritorio, etc. Mantienen su contenido organizado y siempre a la mano, de modo que solo lo saques para el uso y al momento de moverte simplemente puedan regresar a la maleta y listo.
  • Así vayas a un lugar solamente por una semana, desempaca tu ropa y tus zapatos. Si la dejas empacada, será más difícil sacar y meter la ropa cada vez que necesites algo y perderás visibilidad de las cosas que tienes disponibles.

Cristian lleva este estilo de vida desde sus 18 años, cuando se fue por primera vez de Colombia a estudiar producción audiovisual en Argentina. Vivió un tiempo allí y luego, como parte de su trabajo en una agencia de publicidad de ese país, se trasladó y vivió un tiempo en Brasil y Chile. Durante una crisis económica de Argentina, volvió a Colombia y trabajó con una agencia que lo llevó a trabajar en diferentes lugares del país como Pereira, Sincelejo, Montería, Medellín y Bogotá.

Él me cuenta que cada vez que se va de un lugar a otro empaca muy pocas cosas. Usualmente lleva dos maletas, una con ropa, en donde lleva no más de 7 pintas, y otra con su Xbox y sus equipos para trabajar (laptop, cámara, 3 lentes, luces LED, micrófono de solapa, trípode y dron). Hace tres años su equipaje se hizo un poco más pesado, pues comenzó a hacer montañismo, por lo que además carga en sus mudanzas crampones, casco, cuerdas y otros implementos que exige la alta montaña.

Para Cristian lo más difícil  ha sido conseguir un lugar en dónde sentirse cómodo. Por esto suele llegar a hoteles y ya en la ciudad, busca con más tiempo y calma. Por su experiencia recomienda siempre visitar los apartamentos antes de rentarlos, pues muchas veces los lugares son distintos a cómo se ven en fotografías. 

Por su parte, João estudió diseño gráfico, actualmente trabaja en UX y es nómada digital desde octubre del año pasado. Cuando tomó la decisión de adoptar este estilo de vida, entregó el apartamento que tenía arrendado y vendió la mayoría de sus cosas. Desde entonces vivió 3 meses en Argentina, luego volvió a su país de nacimiento, Brasil, en donde estuvo 4 meses en Belo Horizonte y el interior del Estado de Minas Gerais. Pasó otro tiempo en Paraty, una ciudad en el occidente del Estado de Río de Janeiro y actualmente se encuentra en Florianópolis, capital del estado de Santa Catarina, al sur de Brasil. 

Él piensa que hay una imagen romántica de este tipo de vida, que deja por fuera lo retador que puede ser. Como nómada cada cierto tiempo hay que planificar a dónde vas a viajar, investigar lugares, negociar los precios de la estadía, definir cómo vas a viajar, qué necesitas llevar, si tendrás en dónde lavar ropa, si vas a llegar a un lugar seguro y, si además cambias de país, se suman procesos burocráticos por el cambio de moneda, el pasaporte, los idiomas, entre otras infinitas variables.

Te vas a vivir en pareja: cómo compartir y construir sin perder tu identidad

  • La planeación tiene que hacerse teniendo en cuenta si las dos personas se van para un nuevo lugar o si una de ellas llega al lugar de la otra. 
  • No lleves cosas repetidas. Revisa con tu pareja quién tiene el objeto más nuevo o en mejor estado y elijan este para compartirlo.
  • Si llegan a un nuevo lugar, programen que el servicio de mudanza recoja en los dos puntos y descargue todo al tiempo. Esto ahorra costos y tiempo. 

Daniela, amiga que hace unos meses se fue a vivir con su pareja, me cuenta que uno de los acuerdos fue irse a un lugar nuevo, así ninguno iba a sentir que estaba ocupando el lugar de la otra persona. Ger y ella planearon su mudanza durante aproximadamente un mes. 

Tenían muchas cosas repetidas, entre ellas nevera, lavadora y elementos de cocina como cacerolas, vasos y cubiertos. Además su nueva casa tiene muebles empotrados, por lo que regalaron algunas cosas y vendieron otras. Para Dani lo más difícil fue decidir con qué quedarse y con qué no. Para elegir lo más funcional, tomaron medidas de la nueva casa y crearon un tipo de diagrama en donde iban dibujando sus muebles con las medidas correspondientes. Así veían qué muebles o electrodomésticos se adaptaban mejor al espacio.

Te separas: cómo soltar

No todos los procesos de ruptura y duelo son iguales, pero el lugar y las cosas pueden volverse el recordatorio de algo que no funcionó. La recomendación más importante es que te tomes el tiempo que sea necesario.

  • El ideal de una mudanza luego de la separación es depurar. Recuerda llevar contigo solo lo que usas, necesitas y amas. En este caso lo que amas te debe hacer feliz y no lastimarte.  
  • Si debes mudarte rápido y no tienes tiempo para depurar o simplemente necesitas más tiempo para este proceso, deja en una bodega o al cuidado de otra persona las cosas que no sabes si vas a conservar. 
  • Si te quedas con cosas de la casa no te preocupes, su valor y significado puede cambiar. Por ejemplo, el sofá puede ser el recordatorio de la primera compra que hiciste con tu pareja, pero luego del duelo, podrá ser el sofá más cómodo que has tenido y por eso se queda contigo.
Juanita Rodríguez León

Nació prematuramente en Bogotá. Sería virgo, pero resultó cáncer. Estudió comunicación social sin tener muy claro a qué se quería dedicar. Tiene experiencia ejecutando campañas de recaudación de fondos, creando contenido para ONG y diseñando programas de voluntariado dirigidos a personas mayores y personas con enfermedades terminales. Actualmente trabaja como Ux Writer, profesión que conoció hace más bien poco. Ha escrito también para la revista Bienestar. Le gusta caminar, escuchar podcast, tomar matcha y escribir.

Nació prematuramente en Bogotá. Sería virgo, pero resultó cáncer. Estudió comunicación social sin tener muy claro a qué se quería dedicar. Tiene experiencia ejecutando campañas de recaudación de fondos, creando contenido para ONG y diseñando programas de voluntariado dirigidos a personas mayores y personas con enfermedades terminales. Actualmente trabaja como Ux Writer, profesión que conoció hace más bien poco. Ha escrito también para la revista Bienestar. Le gusta caminar, escuchar podcast, tomar matcha y escribir.

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