Aprender a cuidarse solo
Proteja el corazón con la cabeza. Estas son unas pequeñas instrucciones para sobrevivir sin tener un millón de amigos. Tampoco es una condena al ostracismo ni un manual para solteros, se trata de no echarse a la pena por culpa de la soledad.
Sea su propia mascota.
Si tiene perros, gatos o matas sabrá que cierto cuidado es preciso para que sobrevivan. Póngase al cuidado de usted mismo. Sea consciente de lo necesario para su propio bienestar. Como si fuera su propia mascota o su propia matica: sáquese a pasear (o haga que su perro lo pasee), juéguese, póngase comida y échese agüita cada tanto.
Cambie de vez en cuando su entorno: voltee la casa o vaya a bailar.
Estar bien solo no es necesariamente nunca ver a nadie. Intente ver amigos, especialmente esos que bailan. Póngase citas online con amigos con los que viven lejos y si es una posibilidad, limpie la biblioteca, regale la ropa que no usa y compre sábanas nuevas. Si no está en sus planes adquirir nuevos corotos, voltee el sofá, cambie las fotos de los portarretratos o pinte una pared.
Permítase excentricidades.
Madrugue a ver el amanecer, compre una colección de discos que quería hace tiempo, póngase sombreros, aprenda a montar tabla o pida el helado más grande de la carta. En resumen, pierda el miedo a darse gusto.
Quédese quieto.
Por último, no haga tantos planes. Duerma de más, haga pereza, déjese la piyama o échese al pasto en silencio. Recuerde: descansar también es hacer algo y la casa no está sola si uno está dentro.
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