De paseo por las librerías: diciembre
La mejor compañía en las vacaciones es un libro (o varios): que el sol, la playa, la comida, los tragos y la hamaca no le sirvan únicamente para engordar. Aquí presentamos unas recomendaciones que se encuentran en diferentes tiendas del país.
ste fue un año de muchas novedades nacionales en las librerías colombianas. Editoriales grandes y chicas, universitarias y comerciales, multinacionales e independientes presentaron libros de diverso calado. Bibliodiversidad llaman a esto los posmodernosos. Tuvimos novedades de autores mayores y con oficio de años:
Juan Gabriel Vásquez, Tomás González, Darío Jaramillo Agudelo, Rafael Baena, Alberto Salcedo Ramos; es decir, los pesos pesados del momento en la literatura nacional. También de autores más jóvenes pero que van consolidando una obra; por decir algo, los peso welter: Juan Álvarez, Melba Escobar, Álvaro Robledo… Por último, tuvimos novedades de novatos o peso pluma, para seguir con la analogía forzada: Juan Fernando Hincapié, Andrés Mauricio Muñoz, Josep Avski, Andrés Arias…
Juan Gabriel Vásquez y Rafael Baena siguen buscando sus historias en la historia colombiana, el primero con La forma de las ruinas, que se acerca a los asesinatos de Rafael Uribe Uribe y Jorge Eliécer Gaitán, entre otros hechos del siglo XX en Colombia, y el segundo con La guerra perdida del indio Lorenzo, sobre la separación de Panamá y los sucesos políticos de principios del siglo pasado. El poder narrativo de ambos escritores llena de vida una historia que conocíamos acartonada, con telarañas en los rincones. Ambas novelas son muy entretenidas y están tremendamente bien escritas. La buena novela histórica siempre refresca ambos mundos, el de la historia y el de la literatura.
Alberto Salcedo Ramos este año se dejó venir con una antología de notas y crónicas breves, Botellas de náufrago (Luna Libros), y con la reedición de su magnífico De un hombre obligado a levantarse con el pie derecho (Aguilar), un título casi insuperable para unas crónicas que no hacen sino repartir jovialidad y sabrosura a medida que uno avanza en la lectura.
Para quienes buscan cursos de escritura pero no les alcanza el tiempo o la plata, salieron hace poco tres buenos libros sobre el oficio: Manual de escritura de Andrés Hoyos (El Malpensante), Zona de obras de Leila Guerriero (Anagrama) y El aprendizaje del escritor de Jorge Luis Borges (Sudamericana). Todos aprovechables, aunque de diferente textura. Si le interesa el tema dele una mirada a los tres, lea un fragmento, revise el índice y escoja. O si le alcanza, lléveselos todos: le garantizo que va a encontrar bastantes lecciones valiosas.
Diccionadario es una delicia para perder el tiempo con verdadero provecho; se trata de definiciones, juegos de palabras, calambures de un maestro del idioma en todo el sentido de la palabra: Darío Jaramillo Agudelo. Fue publicado por Pre-Textos y lo recomiendo para divertirse una tarde o para regalar en estas fiestas. El fundador de esa editorial Pre-Textos, el español Manuel Borrás, preparó una antología de poemas que funciona muy bien como introducción al género: Cien poemas en español (Luna Libros). Porque la poesía es lo que le da alma a la literatura. Pongámonos drásticos: lo que no es literatura es porque no tiene poesía. Así de sencillo es.
Instrumental, del inglés James Rhodes (Blackie Books) se está volviendo mi lectura favorita de este año, y digo “se está volviendo” porque aún no termino el libro y aún no termina el año. Lo cierto es que es de lo mejor que he leído recientemente. Todos conocemos la frase “sexo, drogas y rock and roll”. Pues bien, cambie “rock and roll” por “música clásica”. Así de exótico como suena, y lo mejor es que ese cambio no le rebaja revoluciones y locura al asunto, sino que se las sube.
De paso
Hay otras novedades que he visto por ahí pero que no he leído ni mirado con detenimiento. Sin embargo no quiero dejarlas pasar. Digamos que en “De paso” hago una especie de “lista de deseos” literarios. Y ahí están, en este momento, las sagas de Elena Ferrante, Dos amigas (cuatro libros, Lumen) y Mi lucha, de Karl Ove Knausgard (seis libros, Anagrama). Ambas han sido comentadas y recomendadas por lectores a quienes respeto, así que pronto me acercaré a ellas.
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