¿Aventureros optimistas sin filtro? Así son los Sagitario
El signo del Centauro es impetuoso y así son los nacidos bajo él. Cambiantes, mutables, transformadores, son elles quienes protagonizan la penúltima entrega de este año de Mestre Astral.
Si usted es Sagitario y siempre se ha preguntado qué carajos es lo que comparte con los demás nacidos al final de noviembre e inicios de diciembre, o simplemente quiere entender cómo es que son estos personajes por su sol, luna o ascendente, aquí le tenemos el mapa para que sepa en qué se mete cuando sale con uno de ellos. O con una de ellas.
Sagitario 101
El último de los signos de fuego (trilogía completada por Aries y Leo) en cumplir años según nuestro calendario es Sagitario. De los tres es aquel que pertenece a la modalidad mutable. Por esto, el signo del Centauro representa todas aquellas cosas del mundo de la acción, el ego y el deseo que manan de fuentes cambiantes como las creencias, las verdades, los grandes relatos con los que explicamos el mundo y la vida. También la casa 9 y el signo del Centauro –que la rige– nos hablan de las experiencias y saberes donde encontramos el punto de vista del Maestro y el Otro: los viajes largos, el extranjero, la filosofía, la historia, la religión, la ley y la fe (esa escurridiza seguridad interna que la Nueva Era ha vestido con la idea de la manifestación). En este signo se encuentra el centro de la Vía Láctea y su regente es Júpiter: son la bendición, generosidad y exageración (para bien y para mal) del mismísimo Zeus.
No hay nada que un Sagitario valore más que la libertad, y después de ella, la exageración y la diversión. Su onda natural es vivir en abundancia (o relajo, o ambas cosas). Desde que nada les atenúe su Sol, Marte o Venus, los Sagitario son la tapa del optimismo. Incluso si son crudamente realistas, lo suyo es vivir la vida como en turismo. No hay nada que amen tanto como festejar y viajar, y entre más lejos mejor. Darse una buena vida, probar cosas que no conocían (desde comida hasta posiciones sexuales), ver paisajes lejanos, comprender otras culturas, escuchar historias distantes, estudiar otras lenguas o leer libros que amplíen su horizonte de vida y su mente es su dieta básica. La exploración de la diversidad es su modo de darle una forma a su identidad y a su pensamiento. Y una vez casados con una visión de mundo (que puede ser tan ecléctica o dogmática como prefiera el individuo), no hay quien los baje de ahí.
Por todo esto suelen ser excelentes analistas, investigadores sociales, maestros, traductores (y no sólo entre lenguas, sino entre lenguajes como el escrito y el visual), viajeros, exploradores, escritores, periodistas, editores, y un sinnúmero de cosas más. A no ser que algo en su carta propicie un oficio distinto, su fuerte será explicar, dar sentido y narrativa a los fenómenos de la vida. Y en caso de que sean buenos para otra cosa, no es de sorprenderse que sean de un talento portentoso (que no les quita su vibe de relajo perpetuo) y muy dados a actuar en modo bold y sin tapujo alguno. Y si no lo cree, lea más abajo los ejemplos famosos para que vea como hay desde políticos hasta músicos, pasando por escritores y directores de cine, todos caracterizables por unas obras y vidas tan colosales y exageradas como puedan imaginar.
El problema es que, por todos estos motivos, los Sagitario por Sol y Ascendente pueden ser tan desprendidos que al resto del zodiaco les puede costar confiar en ellos: nada puede parecerles demasiado malo o importante, hablan sin pensar y sin filtro alguno, sueltan las cosas como llegaron (recordemos, de turismo), y viven lo que quieren sin pensar en las consecuencias o pesares ajenos. ¿Sabroso? Sin duda, pero más bien difícil para los demás. Adicionalmente, sus ansias de libertad pueden crear unos verdaderos miedos al compromiso que los corroen y los llevan a huir fácilmente de los lugares, los problemas, las parejas y los trabajos, como quien compra un tiquete y se va a un destino digno de portada de National Geographic para “arreglar” su vida (aunque eso no arregle nada). Si tuvieran el dinero para hacerlo, todos reconocerían que preferirían esto a cualquier otra cosa.
Sin embargo, en el alma de todo Sagitario hay una búsqueda, incierta y difusa, de un lugar, de un saber, de alguna creencia que finalmente traiga sosiego, plenitud. Su añoranza de vivir una buena vida se traduce en un hartazgo y aburrimiento profundo con todas las cosas del mundo que terminan por dejar de alegrarlos tan pronto como las prueban y las dominan. Podríamos resumir este drama personal (que muchos jamás se “rebajarían” a aceptar) como todo nos gusta, nada nos cautiva. Por ellos, los Sagitario de Sol o Ascendente tardarán unos años de cabalgarse la vida y sus paisajes a toda velocidad hasta que entiendan que ese lugar tan ansiado está delante de sus narices: la satisfacción, el sosiego, la sabiduría y el placer están adentro. Finalmente descubren que el universo entero cabe en cualquier rincón y cualquier persona donde estén dispuestos a verlo y explorarlo.
Cuando la Luna cae en el Centauro, el lenguaje afectivo, la infancia y las emociones se cargan de todas las anteriores: suelen ser corazones optimistas y generosos, tanto como desprendidos y brutalmente honestos. De niños posiblemente fueron unas verdaderas caspas y por el resto de sus vidas, darán la impresión de tener el corazón más tranquilo del mundo (y uno de los de más difícil acceso). Pueden pasar años antes de que sientan que exploraron y sintieron todo lo que quisieron probar antes de dejar de temerle al compromiso (que les parece una prisión hasta que lo ven como una elección). Pero eso sí, una vez enamorados, genuinamente enamorados, aténgase: poco menos que un parque de diversiones, propuestas de viaje a lugares paradisíacos y todo el espacio que su alma pueda necesitar son apenas la entrada de lo que se puede ganar con uno de ellos.
Orígenes sagitarianos
Sagitario (el que empuña el arco y la flecha) como constelación fue asociada al centauro desde mucho antes de llegar a Grecia, en Babilonia y Sumeria. En Grecia, fue asociada al centauro Quirón, medio hermano de Zeus y como él, hijo de Cronos. A diferencia de los de su especie (tildados de peligrosos, salvajes, lujuriosos y buena vida), fue un medio hombre, medio caballo muy industrioso y un gran pedagogo. Abandonado por su madre debido a su monstruosidad física, fue adoptado por Apolo, dios Sol, quien le enseñó música, oráculos (entre ellos astrología) y medicina. Artemisa, la diosa de la caza y hermana de Apolo, le enseñó arquería y caza. Ambos le inculcaron la calma, paciencia, amabilidad y sensatez que lo caracterizarían. En adelante, fue el pedagogo mítico que educó a toda una estirpe de futuros dioses, héroes y sabios, como los dioses menores Asclepio, de la medicina, y Aristeo, guardián de las abejas, y nada más y nada menos que Jasón y Aquiles, entre los muchos otros guerreros que tuvo como pupilos.
Sin embargo, su muerte fue una cagada mayor y nadie se pone de acuerdo del todo sobre cómo sucedió. Unos dicen que pasó cuando Hércules iba de camino a ejecutar el cuarto de sus trabajos (la caza del Jabalí) y en una visita a Folo, otro centauro sabio, se pusieron a tomar vino, llegaron más centauros, todos se emborracharon y se fueron a las manos. Durante el combate, Hércules usó flechas envenenadas con sangre de la Hidra y comenzó a matar centauros a diestra y siniestra. Los centauros heridos llegaron a donde Quirón, quien accidentalmente se hirió con una de sus flechas. Otra versión cuenta que Hércules estaba de paso por su casa –eran amigos, valga agregar–, donde también estaba el joven Aquiles, cuando el centauro se lastimó el pie con una de las flechas envenenadas accidentalmente mientras revisaba el armamento del gran héroe. Siendo inmortal, no podía morir por el veneno de la Hidra, pero podía sentir su dolor. Probó todo lo que sabía de medicina, nada funcionó.
Después de nueve días de sufrimiento, rogó clemencia a su medio hermano Zeus, quien le concedió renunciar a su inmortalidad para poder morir y descansar. Y el dios rayo, lo inmortalizó en las estrellas.
El panteón Sagitario de nuestros días
Entre los hijos del Centauro más famosos de nuestros días encontramos a los directores de cine Jean Luc Godard, Ridley Scott, Terrence Malick, Woody Allen, Steven Spielberg y Walt Disney, al gran compositor Ludwig van Beethoven, al Papa Francisco, a los escritores Jane Austen, Mark Twain, Eugène Ionesco, Roberto Fontanarrosa, Emily Dickinson, William Blake, Gustave Flaubert, Rainer Maria Rilke, Philip K. Dick, Paul Celan y Paul Éluard, al diseñador Gianni Versace, a los deportistas Karim Benzema y Sébastien Chabal, a los pintores Paul Klee, Camille Claudel, Diego Rivera, Alejandro Xul Solar, Wassily Kandinsky, Edvard Munch y Henri Toulouse-Lautrec, y a los pensadores Claude Lévi-Strauss, Noam Chomsky y Baruch Spinoza, sin dejar de mencionar al titánico astrólogo Robert Hand.
Entre los políticos encontramos a Emmanuel Macron, Joseph Stalin, Winston Churchill, Francisco Franco, Augusto Pinochet, Dilma Rousseff, y entre los macabramente famosos, a Pablo Escobar. Valga la pena anotar que simplemente no se puede esperar nada menos que algo exagerado con ellos. Por parte de los actores encontramos a Brad Pitt, Scarlett Johansson, Jake Gyllenhaal, Bruce Lee, Jane Fonda, Ben Stiller, Jamie Fox, Samuel L. Jackson, John Malkovich, Gael García y Steve Buscemi. Y por último, entre los músicos encontramos toda una horda de gente bold que va desde Britney Spears hasta Ozzy Osbourne, pasando por Taylor Swift, Miley Cyrus, Billie Eilish, Nicki Minaj, Christina Aguilera, Jay-Z, Jim Morrison, Frank Sinatra, Edith Piaf, Keith Richards, Jimi Hendrix, Nelly Furtado, Sia, Charlie Puth, Tom Waits, Paco de Lucía, Natti Natasha y Alejandro Sanz.
Sagitario como pocos fue el gran gurú del sexo tántrico y la Nueva Era, Osho. Digno de su signo, era conocedor de cien filosofías, saberes como la psicología, y religiones variadas (Sol del centauro y Ascendente Géminis). Con esto construyó una visión propia, ecléctica y orientada al placer, la generosidad y la buena vida: además de cien libros publicados –una exageración–, fundó una comunidad hedonista que llegó a ser una verdadera locura utópica para hippies y creyentes de la Nueva Era –otra exageración–. Pues bien, su Sol Sagitario conectaba en gran trino de fuego con el expansor y maestro Júpiter, regente del centauro, en la casa 3 de la comunicación y con el impredecible y radical Urano en la casa 11 de las grandes comunidades, el público, las ideas radicales y la innovación. Adicionalmente, su soñador, idealista y redentor Neptuno en zona de hogar, alimentaría todo esto por numerosos aspectos a su Sol, y a casi todos sus planetas metidos en las casas 7 (de las relaciones y los acuerdos) y la 8 (de la intimidad, las pasiones y el sexo), habrían de crear una sensibilidad muy particular, radical y desbordante hacia el placer, el otro y la superación de las sombras.
Así que ya sabe cómo vienen cableados los centauros zodiacales. Con ellos es fácil: hedonismo, libros, fiestas o viajes, no suelen ser difíciles de leer sus preferencias a la hora de dar regalos. Eso sí, sepa que para ellos algo novedoso (que no hayan probado) es tan valioso como ver que les dan algo que ya es de su gusto. De modo que si le gusta la playa, llévelos a una que no hayan visitado; si es libro, uno que no conozcan y amplíe sus horizontes; si es fiesta, déjelo en sus manos. Es probable que todo se desborde más pronto que tarde. Y les va a encantar. Y si no me creen, pregúnteles a las 6 de la mañana mientras están de remate.
Por: Jorge Francisco Mestre / Ilustraciones: Camilo Galindo / Animación: Luisa González
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