Esto no es un horóscopo: Géminis y Mercurio retrógrado
Llegó el momento de los nacidos al final de mayo e inicios de junio. En este artículo podrá conocer un poco más sobre el primero de los signos de Aire y, a modo de bonus track, le explicamos qué pitos es Mercurio retrógrado, por qué sucede y cómo demonios sobrevivir a él de una vez por todas.
Si usted es Géminis y siempre se ha preguntado qué carajos es lo que comparte con las demás personas de este signo, o simplemente quiere entender cómo es que son estos personajes por su sol, luna o ascendente, aquí le tenemos el mapa para que sepa en qué se mete cuando sale con uno de ellos o con una de ellas.
Géminis 101
Géminis es el primero de los signos de Aire, elemento que ya vimos con Acuario (y volveremos a ver con Libra). La particularidad del signo de los gemelos es que es, de los tres, es el que pertenece a la modalidad mutable, por lo cual encarnan todos aquellos valores del mundo de las ideas y los grupos sociales que varían: las palabras, los datos, los amigos (y los hermanos), la curiosidad, los viajes cortos y el comercio. Suelen ser representados por las aves y los vientos, los mercaderes y las cartas, son el reino de Mercurio, el mensajero de los dioses del Olimpo.
Los nativos de Géminis por Sol o Ascendente son la labia encarnada. No hay quien los calle. No pueden resistirse a usar los dos filos de su arma, el don del lenguaje: la curiosidad y la comunicación. Serán felices –profesional o personalmente– en cualquier esfera de la vida humana que les pida ejercer su doble talento. A no ser que tengan influencias pesadas en tierra o alguna posición negativa de Saturno o Plutón a su volatilidad verbal, la gracia del lenguaje (verbal, visual o abstracto como la música) será su vida y aprender cosas nuevas, su mejor herramienta para vivirla. El sentido del humor es (como para su opuesto, Sagitario) no solo un talento, sino el talón de Aquiles de su corazón. Y claro, el patronazgo de la amistad, les da en la fiesta y los ambientes sociales su lugar natural en el mundo.
Sin embargo, todo suena muy divertido hasta que llegamos al problema medular de Géminis, especialmente por Sol (y en menor medida por Ascendente): la inconsistencia. Todos los signos mutables la comparten (exceptuando a Virgo que por ser tierra se salva a medias), pero los gemelos la tienen exacerbada. Y aquí hay que hacer una aclaración: los Géminis no son dobles. Eso es una vil mentira. La verdad es que son una endemoniada multitud, un jardín infantil de peladitos entusiasmados que tiene un solo micrófono y rostro para compartir (el ejemplo paradigmático, el ilustre y múltiple poeta Fernando Pessoa). Bien aspectados y desarrollados a lo largo de sus vidas, los hijos de los gemelos pueden producir un pelotón de identidades divertidísimas, leales y confiables con un conocimiento enciclopédico digno de causa mayor. Mal aspectados, pueden caer en la inconsistencia, la hipocresía, las mentiras y la dispersión caótica. Hacia cuál de los extremos se incline la personalidad, depende completamente de la capacidad del individuo para encontrar una forma cómoda de ser una misma vaina, ojalá coherente.
En términos del deseo y el amor, el signo de los gemelos es famoso por su labia ingobernable (compartida con Libra). Sin embargo, cuando se nace con la Luna en esta posición, las emociones se cargan de la volubilidad geminiana: los cambios son norma, la necesidad de entender las emociones hablando es imperativa y la diversión es su love language. Por esto los Géminis usualmente son una fuente de ideas, planes, chistes y conversación inagotable como amigos y pareja.
Orígenes geminianos
Flechado como de costumbre, Zeus se hizo cisne para llamar la atención de Leda, la madre de Helena de Troya y Clitemnestra, dos de las más famosas desgraciadas de la historia de la tragedia y hermanas de los famosos gemelos zodiacales. Logró seducirla, aunque muy al estilo variable de Géminis, no todo está muy claro sobre la paternidad de los chicos que nacerían más tarde. Algunas fuentes dicen que Tíndaro, el esposo humano de Leda y rey de Esparta, también la había dejado embarazada desde antes, y otras que la madre de los chicos, o de uno de ellos, fue la diosa Némesis –seducida por el cisne– y otras más que la metamorfosis de Zeus a cisne se entrometió y que entonces Leda o Némesis no tuvo un parto normal sino que puso dos huevos. ¿Mutabilidad de versiones, información por toneladas, múltiples opciones de identidad? Sí, así empieza el mito de los gemelos. El caso es que de uno salió Cástor y del otro salió Pólux. Gemelos y todo, ¡ah, injusticia divina!, Castor salió mortal y Pólux inmortal.
Cástor era domador de caballos y Pólux un luchador de primera. Hacían muy bien, digamos, las cosas que hacían los héroes griegos y en especial los nacidos en una tierra de guerreros como Esparta. Fueron dos de los argonautas, los héroes marineros que zarparon con Jasón en la nave del Argo a buscar el vellocino de oro (la piel de Aries) y en la aventura ganaron combates, mataron reyes, devastaron países. Pero claro, apenas vamos a llegar al verdadero clímax del mito: el lío de faldas. Como bien saben, los líos de faldas en la Grecia del Bronce, se pagaban con sangre. Por raptar a Idas y Febe, las mujeres con quienes se casaron, se ganaron a dos pretendientes rivales, Idas y Linceo, con los que terminaron a las espadas, al mejor estilo trágico: Linceo mató a Cástor, Pólux mató a Linceo y cuando Idas iba por Pólux, su padre Zeus lo protegió matando al rival con un rayo.
Pólux quedó en la inmunda. Desesperado por la pérdida de su hermano, le pidió a su padre que le permitiera compartir su inmortalidad con Cástor. Desde entonces se turnaron: uno inmortal en el Olimpo y el otro, un alma sin vida en el hades. Este acto de renuncia y afecto los llevó a ganarse sus estrellas en el cielo nocturno. Ahora bien, son muchas las culturas que también tenían o tienen un mito de los dioses gemelos a lo largo y ancho del mundo. Son relatos que suelen representar dualidades que nos componen: mortalidad e inmortalidad, permanencia y cambio, juventud y vejez, inocencia y conocimiento, bien y mal.
Un breve acercamiento a Mercurio retrógrado
El regente de Géminis y Virgo, el pequeño Mercurio, es personaje de calumnias cada tres meses por retrogradar y dado que, desde hace unos días estamos sobrellevando este fenómeno, más vale ir aclarando de qué va todo este tema para ponerle finalmente los puntos a las íes. La retrogradación es un fenómeno visual que se produce por efecto de las diferencias de distancia, órbitas y velocidad de rotación entre los distintos planetas en su deriva alrededor del Sol. Y la extraña rotación de Mercurio (por estar muy, muy cerca de nuestra estrella) hace que, tres veces al año desde el punto de vista de la Tierra, parezca que está echando reversa sobre su trayectoria a través del zodiaco. De hecho, para que se haga una idea, la órbita de Mercurio es tan extraña (bien poco tiene de circular y gira ella misma en un movimiento llamado recesión) que, aunque se conoce y se ha observado desde la Antigüedad, sólo se pudo venir a calcular con exactitud después de que Albert Einstein formulara las ecuaciones de la Relatividad General.
Según la Relatividad, el marco de referencia del punto de vista y la aceleración tienen efectos sobre la percepción del mundo. En astrología es algo así, solo que no se habla de medidas, masas y dimensiones, sino de “vibes” e influencias: mientras veamos el planeta estacionario (quieto, aceleración cero) justo antes de retroceder o avanzar, su energía –y lo que representa– se acentúa o se pone caótica en los que lo observan así desde la Tierra. Mientras parezca en reversa, su influencia cambia: se vuelve desfavorable o se neutraliza, según el planeta. Para el caso de Mercurio se entorpece todo lo que tenga que ver con comunicación, información y viajes cortos, principalmente. Por eso es que durante esos días más vale que revise dos veces el correo antes de enviarlo, no compre tecnología sin que le revisen el equipo delante de sus ojos, aténgase a esperar retrasos en vuelos, contratos, compras, envíos y otros procesos. El dios mensajero está de huelga.
Y entonces, queridas víctimas de las estrellas, ¿qué podemos hacer al respecto? Mucho, de hecho: poner atención y revisar lo que tenemos delante de los ojos. Usualmente esto y unas buenas dosis de humor, cinismo y paciencia bastan para sobrevivir a todos los Mercurios retrógrados que hagan parte de su vida. ¡Ah! y una cosa más: los nacidos bajo Mercurio retrógrado la llevan mucho más suave, son casi inmunes a sus nefastos efectos porque su energía natal es la misma. ¡Bendecidos y afortunados!
El panteón Géminis de nuestros días
Entre los geminianos más famosos de todos los tiempos encontramos todo tipo de polifacéticos individuos como el cineasta Clint Eastwood, el activista Edward Snowden, el jazzman Miles Davis, el compositor Richard Wagner, el pintor Diego Velázquez, la cantante Paulina Rubio, el investigador de la medicina Alois Alzheimer, y el economista John Maynard Keynes. También encontramos algunos políticos caracterizados por sus dotes y acrobacias verbales como Donald Trump, John Fitzgerald Kennedy, Jean-Marie Le Pen, George W. Bush, Henry Kissinger, Pedro el Grande, y sí, Sergio Fajardo. El don de la palabra en los gemelos también tiende a desarrollarse ampliamente entre actores como lo atestiguan los grandes Ian McKellen, Helena Bonham Carter, Angelina Jolie, Liam Neeson, Natalie Portman, Peter Dinklage, Nicole Kidman, Johnny Depp, Marilyn Monroe y su majestad Morgan Freeman.
Pero, por supuesto, el don del lenguaje encuentra su lugar natural en raperos, letristas icónicos y escritores. Por mencionar solo algunos de los más prominentes, encontramos entre los nativos de Géminis a Kanye West, Kendrick Lamar, Macklemore, Tupac Shakur, Lauryn Hill, Ice Cube, Notorious B.I.G. y André 3000. Y los grandes de la palabra escrita sí que son legión: el gran Fernando Pessoa, Jean Paul Sartre, el Marqués de Sade, Anna Frank, Louis Ferdinand Céline, Arthur Conan Doyle, Federico García Lorca, Dante Alighieri, Blaise Pascal, Allen Ginsberg, Walt Whitman, Marguerite Yourcenar, Gérard de Nerval, William Butler Yeats, Ralph Waldo Emerson, Salman Rushdie, Hergé, Ian Fleming, Thomas Mann, René Char, Joyce Carol Oates, Virginies Despentes y hasta el cantante ganador del Nobel, Bob Dylan, entre muchos, muchos más.
Un iluminado de las palabras como pocos fue el geminiano Allen Ginsberg, el poeta norteamericano, radical y antisistema, fundador y miembro del movimiento Beat. Nació con una carta excepcional que le auguraba el radicalismo y la locura, las drogas y el misticismo, el pesimismo y la iluminación que caracterizan su escritura. Nacido bajo mercurio nuevo (en conjunción al Sol) en Géminis dentro de su casa tres de la comunicación (la misma que rigen los gemelos): el hombre estaba llamado a ser un comunicador brillante y potencialmente innovador. Entre otras posiciones que acentuaron esto, su Ascendente Piscis en conjunción a Marte y a Urano, representantes de la acción y lo radical, la ira y lo genial, mezcló estos ingredientes con los vibes piscianos (la locura, los psiquiátricos, el caos, el misticismo, las drogas) que lo llevarían a las cimas demenciales, farrísticas, cósmicas y poéticas desde las que vio a las mejores mentes de su generación destruídas por la locura / hambrientas histéricas desnudas…
Así que ya sabe cómo viene armada esta gente. Y con ellos es fácil, sáquelos de fiesta, cómpreles discos o libros o hágales memes en su mes de cumpleaños. Desde que haya risa, amigos, algo de baile y chisme nuevo, está garantizado que lo pasarán muy bien.
Por: Jorge Francisco Mestre / Ilustraciones: Camilo Galindo / Animación: Luisa González
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