¿Cómo no ser devorado por los gastos hormiga?
Ahorrar, controlar gastos y evitar las deudas son los propósitos de muchos para el año nuevo. Acá algunas recomendaciones para que corone en el intento.
Hace poco más de una semana, muchos nos propusimos mejorar nuestra salud financiera para llegar al pago de cada quincena sin tener que apretarnos a último momento por la falta de recursos. Sin embargo, como es costumbre cada año, seguimos enfrentándonos a no saber cómo hacer que el dinero rinda, mientras los pequeños gastos roen de a poco nuestros ingresos hasta llevarse una tajada tan grande que nos terminamos preguntando…
¿En qué se me fue la plata?
Hace unos meses me asaltó esa pregunta.
En un intento por descubrir por qué mi situación financiera se veía tan comprometida, decidí anotar todos los gastos que recordaba haber tenido desde mi último salario. Sin duda, para ese momento ya había olvidado algunos. Estaban el arriendo, los servicios públicos, el mercado, el plan de datos de mi celular. Pero había varios huecos sin un concepto claro.
Días después, mientras salía por uno de los cafés que compraba a lo largo de la semana, me di cuenta de que ese gasto también debía hacer parte de la lista, junto con los domicilios y el mecato que compraba de vez en cuando. No parecían gran cosa. Pero al sumarlos, más allá de que estuviera o no consumiendo más café del habitual, me di cuenta de que mi dinero se estaba esfumando en algo que no resultaba esencial y carecía de todo control.
Buscando cómo empezar a trabajar en el problema conocí el concepto de los gastos hormiga, gastos tan pequeños que pasan desapercibidos y justificamos uno por uno porque no cuestan mucho. “Es una decisión fácil de tomar que surge de un impulso por satisfacer una necesidad inmediata que creamos desde lo emocional, que puede volverse algo de todos los días”, explica Juan Ricardo Saavedra, economista de la Universidad Icesi de Cali y coautor de libros de educación financiera personal y familiar.
Aquí algunos de sus consejos para que los gastos hormiga no se le devoren el sueldo.
Primero: Cuide los centavos porque los millones se cuentan solos
A menudo no le prestamos atención a los pequeños gastos porque se disuelven en el día a día, ya sea en monedas o billetes de baja denominación que parecen carecer de importancia. No obstante, al llevar un registro de lo que tenemos y de lo que gastamos, obtenemos una perspectiva más clara de nuestros recursos disponibles y de las áreas en las que podemos controlar el gasto.
Por ejemplo, al sumar los costos de los dos cafés diarios, ya sean de 2.000 o 4.000 pesos cada uno, nos podemos percatar de la magnitud de este gasto frecuente una vez lo visualizamos a la escala del mes o del año, por ejemplo. Entonces podemos empezar a tomar decisiones al respecto. Los tres principales gastos hormiga que tienen los colombianos son los snacks, los planes de diversión y los cigarrillos, de acuerdo con la reparadora de crédito Resuelve tu Deuda. Pero también vale la pena que considere si el suyo son los dulces, los domicilios, o las suscripciones a plataformas de streaming, aplicaciones que nunca ha usado o a ese gimnasio al que nunca volvió.
Segundo: Después de hacer su detox financiero, elabore un presupuesto
Es posible que, al igual que a mí, le bombardeen en Instagram o TikTok con decenas de videos que le instan a descargar plantillas de Excel para organizar sus finanzas. Sin embargo, comience por lo básico: divida su salario en categorías. Registre sus ingresos y divídalos en gastos fijos como arriendo, alimentación, servicios y créditos; gastos adicionales como seguros, impuestos, cuidado personal y salud; e incluya un monto para los gastos hormiga, según lo que haya identificado en el paso anterior. Esto le permitirá tomar conciencia e identificar la magnitud de estos.
Tercero: Entienda cómo funciona el cerebro para no caer en la trampa
Los gastos hormiga están vinculados a los hábitos de consumo y a la percepción de lo que deseamos cuando nos dejamos llevar por el sistema automático, emocional e instintivo. Según Saavedra, “en ese momento, no estamos racionalizando ni cuantificando nuestros gastos, lo que dificulta su control y propicia la formación de hábitos perjudiciales para nuestra economía”.
Cuando comenzamos a desarrollar conciencia sobre la magnitud de estos gastos y su impacto en conjunto, el cerebro no los percibe con la misma complacencia. Entonces, empezamos a gestionarlos con las preguntas que deberíamos tener para cualquier gasto: ¿qué tan necesario es?, ¿puedo pagarlo?, ¿debo ahorrar?, ¿puedo endeudarme?
"Es como formar un hábito; cuanto más nos involucremos y nos convirtamos en expertos en reducir los gastos, haciéndolos más manejables o evitando los gastos hormiga, tendremos una mayor oportunidad de ser rentables a nivel personal o familiar", dice Saavedra.
Cuarto: Comience a manejar sus finanzas personales con las herramientas que tiene a la mano – no necesita ser contador
De hecho, una de las herramientas más útiles para este propósito es la que la mayoría de personas más usa en su día a día: el celular. Todos podríamos sacarle provecho al utilizar la función de notas para registrar todos los gastos diarios, organizados por fecha. "¿Por qué el celular? Porque siempre lo llevamos en el bolsillo. Es la forma más sencilla de registrar los gastos sin que sea un proceso tedioso o se olvide, a diferencia de una libreta", dice Saavedra, enfatizando que en caso de perder el registro, no hace falta desmoralizarse y renunciar. Simplemente vuelva a comenzar; solo así logrará incorporarlo como un hábito financiero.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario