Así se hicieron los cuatro afiches de Rock al Parque 2022

El regreso de Rock al Parque es uno de los eventos más emocionantes para el público bogotano. Lo cierto es que este año se ha presentado una serie importante de conciertos y festivales, en su mayoría a cargo del sector privado. Pero Rock al Parque es otra cosa. El evento masivo estuvo suspendido en 2020 y 2021 y dejó a una asistencia que no puede costear los cada vez más altos costos de boletería con hambre de música en vivo. Por ello este año, como un regalo anticipado de Navidad, IDARTES regresó con su niño consentido, una celebración de la música que se extenderá a cuatro días, divididos en dos fines de semana. Las expectativas eran altas y en medio de la valorización del dólar, de las complicadas agendas de artistas que este año volvieron a girar, Rock al Parque 2022 es un gran acierto.

Más allá del cartel de lujo, que este año hermana leyendas como Christina Rosenvinge, Ilegales, Las Ultrasónicas, Epica, Watain o Masacre con actos inquietantes de la actualidad por el orden de VVV o Catnapp, vale la pena reparar en que este año también es la primera vez que el festival cuenta con cuatro imágenes, en vez de una sola, como es costumbre. Para la realización de los afiches que acompañan a cada uno de los días, IDARTES presentó una convocatoria interna entre su equipo de ilustradores, haciendo énfasis en la importancia de la imagen de Latinoamérica en esta edición. Hablamos con los dos ganadores de este año, Cristian Camilo Hernández y Andrés Camilo Bernal, sobre los tiempos de producción de estas imágenes, sus reflexiones para la creación de las piezas y el uso de una paleta de colores reducida para cada uno de los personajes ilustrados.

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El proceso

La selección de este año obedeció a las directrices institucionalizadas de la entidad. En ese orden de ideas, una vez decidido que este año el festival se celebraría al final del año y que contaría con cuatro días, se reunió a los diseñadores para presentarles un brief corto, que tenía como una de sus principales características la necesidad de incluir el concepto latinoamericano como parte de la apuesta. Así mismo, debía recordarse el hito que había constituido la edición de 1997 del festival, primera versión con eliminatorias para los artistas locales y con una nómina de artistas enteramente latinos, como Control Machete, La Maldita Vecindad y A.N.I.M.A.L.

“Cristian se botó la gran idea de los dioses, de abordarlo gráficamente desde las varias deidades de la cultura latinoamericana”, explica Bernal, uno de los ilustradores, sobre cómo llegaron a la idea de representación. Cristian Hernández entonces presentó la idea con la premisa de que en este momento la cultura latinoamericana se está redescubriendo en los aprendizajes y legados de sus pueblos originarios. “Como el componente de bandas distritales es tan grande, la curaduría era muy renovadora y existía mucha diversidad”, añade Hernández, que encontró en las representaciones de los pueblos originarios la manera para apelar a la idea de diversidad.  Hernández invitó a Bernal a trabajar en el proyecto y cada uno se encargó de dos imágenes para la identidad de este año.

A partir de que la propuesta de Cristian ganara, me invitó a participar. Porque el proceso de diseño de un festival de la envergadura de Rock al Parque es un proceso enorme, está llenísimo de trabajo. Es a partir del equipo que se logra este tipo de alcance y de logra todo lo que se requiere del festival. Ahí empezó a darse todo el trabajo en equipo que devino en la imagen que ya se ha visto.

Lo ancestral y lo moderno: creación de las imágenes

“Como el eje conceptual de este año fue volver a los orígenes, hay una combinación bien contrastada entre algunos tonos tierra y otros bien subidos”, explica Hernández sobre la paleta que eligió para su propuesta. En ese sentido, tonos eléctricos como un azul saturado y un verde ácido se concatenan con la sencillez telúrica de tonos que remiten a la visión de lo étnico y ancestral.  “Cuando hablamos de nuestras creencias ancestrales no tiene que ser aburrido, sino todo lo contrario. Es un misterio, una carga simbólica que estábamos perdiendo y que ahora empezamos a recuperar”. La idea de la luz latinoamericana era principal a la propuesta, por lo que hay un énfasis en la calidad lumínica de la composición, incluso en el retrato de Chía, diosa muisca de la luna.

Las deidades elegidas giraban en torno a la identidad de cada uno de los días. Para el primer día, el del metal, Hernández retrató a Pitao Bezelao, deidad zapateca de la muerte y el inframundo. Los colores rojos, viscerales, representan la asociación simbólica de la sangre y es pertinente para representar los sonidos más extremos del festival, uno de los días de mayor afluencia y de más explosiva teatralidad. Asimismo, Hernández presentó una ilustración de Chía tocando la batería. Aquí la idea de la luz latinoamericana fue especialmente relevante al contrastarla con la imaginería de la luna, que se asocia con lo femenino y que invita al festejo de esta fiesta latina de sonidos diversos.

Por su parte, Bernal trabajó en una representación de Bachué, madre del pueblo muisca, para celebrar la plétora de artistas mujeres que hacen parte de esta edición. Jugando con la mutabilidad de la imagen del río, su ilustración parece indicar la mutabilidad del rock y los géneros en el momento contemporáneo, pues las apuestas curatoriales son diversas y amplifican las muchas voces de la mujer en la música. También se encargó de la representación de Malegua, un mito wayuu que representa el origen de la naturaleza. Es una figura masculina que explica la contracultura del punk con una cresta de flora con un fuerte tronco. Para estas ilustraciones ambos creativos llevaron a cabo un proceso de investigación meticuloso. “Hubo un proceso muy juicioso de estudio de las caracterizaciones de estas deidades, desde el material arqueológico y las formas de representación de los pueblos originarios. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que estamos hablando de un festival de rock, se hace esa mezcla con los elementos modernos, como son los taches o los instrumentos.

El tiempo

Para estas ilustraciones los ilustradores apenas contaron con un mes desde que se entregaron los primeros bocetos hasta la concreción de las últimas piezas. A la luz de la cantidad de eventos que gestiona IDARTES, sus procesos gráficos son muy cortos, por lo que el equipo de creativos tiene que estar continuamente jugando contra el reloj. Afortunadamente, Hernández ya había realizado algunas piezas para Jazz al Parque y Salsa al Parque en su recorrido de nueve años en la entidad. Aún así, históricamente los ilustradores han contado con un mes para la realización de una única pieza, por lo que la entrega de cuatro en el mismo tiempo, a pesar de haber sido concertadas y producidas en equipo, es una proeza de los artistas. Es el primer cartel de Rock al Parque que han podido ilustrar y representa también una suerte de sueño cumplido. El compromiso era especialmente delicado.

Adicionalmente, el equipo de diseño web tuvo que correr para el montaje de la página oficial del festival. Miguel Acuña, quien lideró el equipo, tuvo la difícil tarea de adaptar estas cuatro imágenes y su look and feel al portal. En un diálogo con los artistas, el equipo web empezó a trasladar estas cuatro piezas a diferentes zonas de la página, trazando un mapa de navegación esquematizado para el despliegue de la información. “Ellos crearon los mock ups del sitio web y nosotros, desde Desarrollo, con varios limitantes de tiempos, empezamos a agregarle el tema de usabilidad al sitio, un poco de dinamismo, un poco de acciones que podían entrar a funcionar”. El resultado es una página que entiende las ideas que propuso el equipo de diseño y las traduce en elementos funcionales.

Crear la imagen de un festival es una tarea difícil y a veces poco celebrada. Sin embargo, los artistas que este año formaron cuatro piezas se entregaron de corazón a su empresa y lograron una identidad emocionante para el regreso de una fiesta que esperábamos todos. Hernández y Bernal insisten sobre la idea del trabajo en equipo y se congratulan y enorgullecen por el trabajo del otro. Esta es la idea detrás del rock: es la unión de sensibilidades y pasiones, de compañerismo y apoyo. Detrás de cada uno de los procesos de arte de Rock al Parque puede haber una lección de vida, se trata de aprender a escuchar.