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Cindy Muñoz Sánchez, la fotógrafa indígena que busca sus orígenes

Cindy Muñoz Sánchez, la fotógrafa indígena que busca sus orígenes

Fotografía

La identidad racializada, la turbulencia del conflicto y la maternidad (vivida y perdida) se entrecruzan en la obra de Cindy Muñoz Sánchez. La fotógrafa caleña redescubre sus raíces ancestrales en una instalación expuesta en el MAMM.

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Desde el 6 de julio el Museo de Arte Moderno de Medellín inauguró la exposición Tiempo para escucharnos. Manifestaciones del arte indígena en Colombia. Una de las invitadas es la fotógrafa caleña Cindy Muñoz Sánchez.

Cindy podría fácilmente ser la definición de excéntrica. Es indecisa, tardó doce minutos en elegir qué comería mientras hablamos, pero si algo es seguro es su expresividad, pues cada palabra la acompaña con un gesto, pocas personas tienen el asombro por lo común a flor de piel como ella. Es mujer, feminista, fotógrafa, artista y madre de Elena y Mateo.

Su vida y obra artística ha estado marcada por el misterio. Nació y fue criada en un barrio popular ubicado en la periferia de Cali. Es la mayor de cuatro hermanas y de dos hermanos que no conoce, no ve a su madre desde hace 28 años y hoy tiene 34.

A diferencia de la dispersión con la cual la mayoría enfrentamos la vocación de trabajo, Cindy siempre tuvo claro que el arte sería su camino. Debido a su pulsión por crear e interpretar desde pequeña, su sueño inicial fue ser cantante o actriz, pero la idea de memorizar líneas la desanimaba, más adelante descubriría que existía el performance y que las formas de expresarse podían ser más diversas y enigmáticas de lo que esperaba, “siento que el sueño se cumplió de alguna forma como que el performance me da a mí eso, me da esas posibilidades. Me gusta mucho la poesía también, entonces es algo que yo he podido explorar con el tiempo; quizás más adelante, sí termine cantando. También me gustaba dibujar y es muy complejo porque yo no me imaginaba como fotógrafa”.

Su primera cámara se la regaló su padre cuando tenía 15 años, era una cámara sencilla, piñatera. Aunque no se veía en ese entonces como una fotógrafa ese sería el inicio de su registro. Para 2007 Cindy ya tenía 19 años, decidió entonces estudiar filosofía en la Universidad del Valle, pero las artes siempre estuvieron presentes, por eso abandonó por unos años esta carrera ya que la encontraba demasiado teórica. En 2008 comenzó a estudiar fotografía en la academia Mario Ponce de León en Santiago de Cali. Más adelante viajó a Argentina para seguir especializándose. Luego, en 2011, sería docente por primera vez creando su propio laboratorio de fotografía experimental.

Su obra ha mutado con los años, desde rostros, escenarios y eventos hasta portafolios para actores o modelos, no es una fotógrafa de una sola línea pero en su búsqueda y experimentación siempre hubo una esencia, el comunicar. “Quería mucho llevar lo que yo escribía a la fotografía, o sea yo escribía poesía y tenía muchas metáforas, quería hacer esas metáforas visuales”. Y en 2015, tuvo uno de sus primeros avistamientos para encontrar un punto de enfoque, la identidad y lo autobiográfico. Sus amigues la invitaron a exponer en un espacio cultural llamado Casa Fractal, con toda la libertad para realizar el montaje a su antojo. La obra que expuso recorre su memoria infantil: una niña de la periferia que no tuvo muchos estímulos artísticos por parte de sus cuidadores pero quien los creó mientras crecía. En esta exposición creó una gran pieza en una pared de cinco por cuatro metros con las hojas de sus diarios desde los 12 hasta los 27 años. 

Cindy Muñoz 03

Cindy Muñoz Sánchez retratada por Mariana Martínez Ochoa

Entre tantas vivencias que el arte permite complejizar, Cindy ha planteado la propuesta de su fotografía desde la identidad, la memoria, la maternidad y las luchas sociales. “Me interesa mucho comunicar la precariedad que viven los cuerpos racializados y que yo he vivido en carne propia, las dificultades que puede vivir un cuerpo”.

Pero la línea más amplia y profunda de su obra gira en torno al universo de su madre perdida, Estela.

La madre de Cindy desapareció cuando ella tenía tres años, dejándola al cuidado de su padre tras su separación. Desde 2009, la artista sintió la necesidad de reconectar con ella, de pensar de dónde viene, quién fue o es aún esa mujer indígena que la trajo al mundo. Su primer acercamiento lo hizo en 2015 durante un viaje a Yopal, el último lugar que habitó su madre. Después, cuando estudiaba filosofía en una clase de pensamiento decolonial, comenzó a deconstruir el sobrevalorado pensamiento occidental, encontrando sus raíces en la cosmogonía indígena. Esto no solo le ayudó a comprender sus orígenes, sino que también pudo definirse a sí misma como una mujer indígena.

Una conversación con Ati Quigua, activista y política ambientalista indígena perteneciente al pueblo arhuaco, fue decisiva en ese proceso de redescubrimiento identitario. “En un encuentro de mujeres estaba admirada por su voz, le conté la historia de mi mamá indígena y ella me dijo ‘pero no solo tu mamá es indígena, tú también eres indígena’. Desde ese momento me digo: ‘¿por qué no me presento como indígena?’, o sea, yo me veo en el espejo y no me siento blanca, veo otros rasgos que por mucho tiempo no me gustaban. Yo decía ‘yo siento que soy fea, por esto en el colegio me hacían súper bullying’, y era porque no me había sentido apreciada estéticamente porque mi cuerpo y mi belleza no corresponde a la estética hegemónica”.

En la búsqueda de su madre, decidió viajar a los territorios donde Estela estuvo antes de que Cindy cumpliera seis años, la edad que tenía cuando una amiga de la familia les contó la noticia de que su madre había fallecido. Yopal fue el primer lugar donde buscó su tumba, pero en Medicina Legal no estaba registrada como fallecida, a partir de lo cual se abrió un nuevo y mayor interrogante… ¿Estela sigue viva?

Lo único que tiene de su madre son dos fotografías. Además de Yopal, ha viajado a Villavicencio y Granada, en San José del Guaviare, el lugar donde nació Estela. Estos viajes los tiene tatuados en el antebrazo derecho como un mapa que le recuerdan la imagen y los pasos de una madre que debió construir sin su presencia. 

Cindy Muñoz 03

Estela en tránsito es la obra dedicada a su madre, es una instalación performática que creó con telas y con las fotos de Estela. Esta obra también fue su motivación inicial para estudiar performance, ya que sería una especie de ritual donde realizaría 77 acciones para figurar la ausencia. El nombre de la obra viene de ese movimiento constante de su madre, el cual no permitía que se creará una casa, por lo que Cindy decidió construirla recordando el primer lugar que compartieron, el vientre de Estela. Hoy, su madre sigue siendo parte fundamental en la vida y obra de Cindy.

En la exposición Tiempo para escucharnos. Manifestaciones del arte indígena en Colombia, abierta en el MAMM desde el pasado 6 de julio, se encuentran dos piezas de Cindy: Altar para Estela y La muerte del río Lilith. Ambas fueron creadas paralelamente y comparten el mismo espacio, son la mezcla de un archivo intervenido y el registro de una acción. La instalación se compone por las dos fotografías de Estela sobrepuestas con el registro de un ritual que realizó Cindy en el río Lilith, el cual está ubicado cerca a la casa de su padre. Detrás de los lienzos se encuentra una estructura hecha con prendas de Cindy y sus hijos.

Esta exposición es compartida con otros artistas indígenas de diferentes territorios del país, una de ellas es Valentina Villena, con quien Cindy creó la obra Tejido de la balsada futura, un registro del performance Madre, ya regreso y la juntanza de mujeres racializadas, comunidad LGBTIQ+ y víctimas del conflicto armado, producida por la Red Nacional de Mujeres, Colombia Diversa.

Los retratos de la realidad que brinda Cindy Muñoz Sánchez son una puesta en escena de las cotidianidades diversas. No es una estética estática, es una continua turbulencia tras el lente de una mujer que denuncia el racismo, la hegemonía, el machismo y el clasismo contando una verdad con filo y de frente.

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Mariana Martínez Ochoa

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

Periodista. Escribe artículos y crónicas sobre arte, diseño, cultura y salud mental. Entusiasta de la cultura popular, la tecnología y la ciencia. Le gustan las “matas”, las fuentes claras y el chocolate espeso.

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