Lo que se esconde en el botiquín
El acetaminofén, los antihistamínicos y la Aspirina son medicamentos de venta libre, pero no por eso son del todo seguros. Preguntamos a especialistas al respecto.
n dolor punzante en la cabeza. Va a la cocina. Se sirve un vaso de agua. Se toma la pastilla. La leve sensación de sentir el estómago revuelto después de una noche de juerga. Va a la cocina. Se sirve un vaso de agua. Se toma la pastilla. El dolor de huesos que antecede una gripa. Va a la cocina. Se sirve un vaso de agua. Se toma la pastilla.
Dolencias del día a día que jamás alcanzarían a ser un misterio médico de esos que intenta resolver doctor House. Para aliviarse no hay necesidad de visitar al doctor. Los anuncios de estos fármacos hacen parte del paisaje cotidiano, y sus jingles pegajosos reemplazan cualquier receta médica. Todos los hemos tomado. Tal vez usted esté tomando una de esas pastillas ahora.
Pues bien, el uso prolongado o en exceso de estos medicamentos de venta libre trae consecuencias al organismo. Muchos se toman una aspirina diaria porque escucharon que era bueno para el corazón, mientras que otros, antes de tomarse un aguardiente, se toman también un antiácido para que caiga más suave en el estómago, sin pensar que estos fármacos tienen componentes químicos que se depositan en el cuerpo o que pueden hacer reacción hasta con alimentos básicos de la dieta. Por esto, es importante estar atento y no perder de vista que estas pastillas tienen contraindicaciones. Revisamos algunas de la mano de expertos.
Por más modesto que sea un botiquín, es seguro que está dotado con un frasco o una tira de acetaminofén. Este medicamento, componente principal del popular Dolex y de otras marcas menos conocidas, no sólo es un efectivo analgésico, sino que también baja la fiebre. Tantos beneficios lo convierten en uno de los medicamentos más vendidos sin receta médica.
Muchas personas creen que tomar una mayor dosis de acetaminofén aliviará más rápido o más efectivamente algún dolor, o que tomarlo por un periodo prolongado puede evitar el dolor crónico o la fiebre. Otros consumen acetaminofén junto con otros medicamentos antigripales que también contienen este componente y no se dan cuenta de que están aumentando la dosis con esta combinación. La cantidad diaria de acetaminofén no puede pasar de los 4 gramos por un periodo máximo de 10 días. Excederse en su consumo puede causar náusea, dolor abdominal, vómito y, en casos más extremos, sangre en la orina, visión borrosa y desmayos.
En muchos hogares es ley de los adultos, sobre todo mayores, tomar una aspirina al día, pues se cree que este medicamento puede prevenir infartos o accidentes cerebrovasculares por sus propiedades antiinflamatorias y anticoagulantes. Sin embargo, en los últimos años, científicos de la Universidad de Oxford se han propuesto estudiar estos efectos, y han descubierto que las personas sanas que toman una aspirina al día, como quien se toma un complemento vitamínico, tienen un mayor riesgo de sufrir hemorragias gástricas y pérdida de visión. Además, se ha encontrado que las personas que se exceden en su dosis pueden sufrir de sordera temporal, fatiga, confusión y zumbido en los oídos, acompañado de un malestar estomacal con nauseas y vómito.
El uso frecuente de laxantes es común en personas que piensan que estos medicamentos pueden ser una buena alternativa para perder peso de manera rápida, o para desintoxicar el organismo, ahora que están de moda los detox. Muchos optan por tomar laxantes a diario durante largos periodos de tiempo, ignorando las consecuencias que esto puede tener en el organismo. Tomar laxantes por más de diez días hace que el cuerpo se acostumbre a ellos y que el intestino deje de funcionar normalmente. Los cólicos, la diarrea y la baja presión arterial son los síntomas más comunes entre quienes abusan de este tipo de medicamentos.
La lógica de “el que peca y reza, empata” es usada con frecuencia a la hora de consumir antiácidos. Esas pastillas mágicas que traen alivio después de un banquete romano pueden causar complicaciones si se consumen de manera frecuente. No sólo porque pueden esconder condiciones estomacales severas, como úlceras, sino también porque tomar antiácidos a diario —así sea por un periodo de dos semanas— puede causar estreñimiento, dolor abdominal y de huesos, sequedad en la boca y enrojecimiento de la piel. Lo mejor para la acidez frecuente es hacer cambios en la dieta para incluir más frutas y verduras frescas y menos fritos y alimentos procesados.
Las pupilas dilatadas, una fuerte taquicardia, un insomnio que dura días y vívidas alucinaciones son solo algunos de los efectos secundarios reportados por personas que toman antihistamínicos en exceso. Estos medicamentos que tratan las narices mocosas causadas por alergias o gripa, pueden llegar a ser muy peligrosos si se abusa de ellos, no solo porque el organismo comienza a generar resistencia, haciéndolos menos efectivos, sino porque, además de los efectos secundarios mencionados arriba, también pueden causar aumento en la presión arterial, fiebre, dificultad para orinar y hasta convulsiones.
Se debe ser muy cuidadoso a la hora de tomarlos y seguir siempre las instrucciones de la caja, pues combinarlos con antihistamínicos o con alcohol puede causar problemas de coordinación, visión borrosa, zumbidos en los oídos y apnea. Adicionalmente, numerosos estudios han demostrado que tomar estos medicamentos de manera frecuente por un periodo de cinco años o más, puede causar depresión, sobre todo en mujeres.
Recientemente la FDA (Food and Drug Adminstration) emitió una advertencia sobre tomar medicamentos antidiarreicos en exceso. Se encontró una relación entre el consumo prolongado de estas drogas y problemas cardiacos como arritmia e infarto. Igualmente, abusar de ellos puede causar bloqueos intestinales, estreñimiento y convulsiones.
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