Kit de herramientas de salud mental para la rumba

Cuando salimos a festejar, rumbear o como usted quiera llamar ese momento de desahogo y diversión, buscamos desinhibirnos, reducir estrés y pasar un momento agradable con personas cercanas. Ya sea por la celebración de una fecha especial o porque simplemente no quiso pasar su sábado en pijama maratoneando una serie, la oferta de fiesta es amplia, diversa y puede variar drásticamente de espacios, música, parche, entre otras variables según el caso. 

Sin importar si es fiesta en casa haciendo karaoke de Shakira de los 90, fiesta crossover en el nuevo bar de moda, mariachis en algún lugar mexicano o un rave en alguna bodega clandestina, la seguridad y el bienestar siempre serán factores determinantes entre una noche memorable y una que desearíamos nunca haber vivido. 

Además de las recomendaciones básicas que se deben tener en cuenta a la hora de salir a rumbear como no recibir bebidas de desconocidos, mandar la ubicación a algún amigo o familiar cuando vaya de regreso a casa, no conducir en estado de embriaguez o tener cuidado con sus objetos personales, el cuidado de nuestra salud mental también debe ser una prioridad en este tipo de eventos. 

Parece contradictorio pensar que nuestra salud mental se puede ver afectada en un espacio donde buscamos felicidad, pero así como en todas las situaciones, la rumba es un espacio donde podemos encontrarnos con ciertos factores que pueden vulnerar nuestro bienestar mental de forma específica. Es por esto, que como la fiestera consumada que soy y con la asesoría del doctor Oscar Andrés Castro, Coordinador de la Especialización en Psicología Clínica de Unisanitas, le traemos 5 herramientas de salud mental que pueden ser útiles en la rumba. 

Todos en algún momento, nos hemos sentido nerviosos en determinadas situaciones sociales relacionadas con la rumba como salir con un nuevo grupo de personas, que nos presenten a alguien que no conocíamos, tener una cita, entre otras. En estos casos, sentir nervios o ansiedad es completamente normal y son emociones que hacen parte de todas las interacciones sociales. Así mismo, no todas las personas son igual de extrovertidas o sociables lo cual es perfectamente normal y va ligado completamente a nuestra personalidad y forma de ser. 

Sin embargo, hay casos donde estas emociones normales se convierten en miedo, inseguridad o vergüenza excesiva lo cual se denomina como fobia o ansiedad social. “Cuando hablamos de ansiedad social, nos referiremos al miedo irracional a situaciones sociales. Este miedo normalmente se da debido a que la persona se siente constantemente evaluada y juzgada por otros, y obedece a unas creencias infundadas de no ser suficiente, no ser apto o no ser capaz”, afirma el doctor Oscar Castro. 

Algunos de los síntomas que diferencian los nervios normales de la ansiedad social son: 

• Pensamientos anticipatorios donde siente que le va a ir mal o se imagina que otros están hablando mal de usted. 
  
• Se siente juzgado u observado constantemente en situaciones sociales. 
  
• Tiene comportamientos evitativos donde prefiere decir que no frente a un evento social o inventar una excusa para no asistir a última hora. 
  
• Siente temor o ansiedad extrema a la hora de interactuar con extraños. 
  

Además de estos síntomas cognitivos, en un episodio de ansiedad social también suelen desencadenarse síntomas fisiológicos, “a nivel fisiológico los síntomas que pueden encontrarse son hiperventilación, aumento en la temperatura corporal, enrojecimiento, sudoración e incluso taquicardia, es por esto que muchas de las personas que sufren de ansiedad social prefieren evitar eventos sociales como una fiesta debido a que sienten un alto grado de malestar”, afirma Castro. 

No hay forma de predecir en qué momento una persona puede empezar a sufrir de ansiedad social ya que puede ser a raíz de distintos detonantes y factores de riesgo. Es por esto que en caso de sentirse identificado con alguno de estos síntomas y signos, lo mejor será acudir con un profesional de salud mental que pueda tratar esta condición.

La vida nocturna siempre ha estado estrechamente relacionada al consumo de alcohol y sustancias psicoactivas, incluso es común que hayan personas que no le encuentren la diversión a salir a rumbear sin tomarse un trago o consumir algún estupefaciente. Según el DANE, la prevalencia de consumo de alcohol en Colombia es de un 84% de la población en general que va de los 12 a los 65 años, una cifra considerablemente alta. Además, como es de esperarse, más de la mitad de estos consumidores están entre los 18-34 años. 

La rumba, el alcohol y las sustancias psicoactivas son para muchos un trío inseparable. Y aunque resulta totalmente inutil e impráctico satanizar el consumo de estas sustancias que casi todos hemos probado al menos una vez en la vida, (o muchas más), es fundamental reconocer que moderar su consumo es clave para la salud física y mental. 

“El tema con el consumo excesivo de alcohol o sustancias psicoactivas es que se utiliza como una estrategia de afrontamiento. Entonces, si yo no me siento tan cómodo hablando con alguien, coqueteando o bailando, seguramente voy a optar por tomarme unos tragos para estar más desinhibido y ser de cierta manera quien yo quiera. Ahí surge la primera relación negativa entre la salud mental y este tipo de sustancias porque entonces voy a entrar en el círculo vicioso en el cual cada vez voy a necesitar más alcohol o estupefacientes para sentirme como me gustaría”, afirma el doctor Castro. 

Además de esto, a nivel cerebral ocurren una gran cantidad de procesos químicos y hormonales que nos hacen sentir bienestar y euforia en el primer momento del consumo, sin embargo, “luego de este pico inicial se da un decremento significativo de la sensación de placer lo que lleva a una sensación de malestar, ausencia o vacía bastante incómoda para la persona. Es así como el cuerpo genera una habituación al consumo y esto puede llevar a un problema de adicción debido a que se pierde la capacidad para autorregularse”, concluye Castro. 

Adicionalmente, a nivel físico y cognitivo, el consumo excesivo de alcohol y sustancias psicoactivas está directamente relacionado con trastornos del sistema nervioso central, alteraciones de la memoria, afectación de funciones intelectuales y condiciones de salud mental como depresión, ansiedad e incluso trastornos psicóticos graves.

Finalmente, es importante evaluar la importancia e incidencia que tiene el consumo para cada quien, aún cuando estas sustancias nos provean un placer momentáneo, el solo hecho de sentirnos incapaces de salir en fiesta sin su consumo es una red flag que indica que lejos de ser por diversión, el consumo se da por hábito e incluso por adicción. 

Establecer límites es fundamental para la salud mental y cuando se trata de la rumba, es esencial aprender a decir “no” y saber recibir un “no” como respuesta. La rumba es un espacio que aunque divertido y agradable, muchas veces suele dar origen a una gran cantidad de situaciones negativas y perturbadoras. Una gran parte de estas situaciones están relacionadas con abuso, agresiones y acoso. 

El hecho de que la rumba sea un espacio sociable y que permita relacionarse con personas, no significa que no haya límites en el mismo. Es fundamental saber cuándo decir “no” a una situaciones que nos hace sentir incómodos, ansiosos o con la que simplemente no nos sentimos bien. “No quiero tomar más”, “no quiero bailar contigo”, “no quiero irme contigo para otro lugar”, “no quiero consumir sustancias psicoactivas”, “no quiero estar más aquí”, son solo algunas de las frases que siempre debemos estar dispuestos a expresar sin miedo y a recibir de manera respetuosa de parte de otros. 

Nadie está obligado a ningún tipo de interacción social que no desee y con la cual no se sienta cómodo así como nadie tiene la obligación de tomar alcohol o consumir estupefacientes por una cuestión de presión social. Es por esto que establecer los límites de lo que estamos dispuestos y no a hacer en una fiesta, puede ser la línea que divida una noche agradable de una desastrosa. 

Finalmente, tener firmeza con las decisiones no hace a nadie menos agradable o divertido, es tal vez una de las muestras de seguridad y confianza en sí mismo más grandes que existen. Así mismo, recibir un “no” como respuesta y actuar de manera coherente a los límites de la otra persona es muestra de respeto e integridad por el bienestar de los otros. 

Relacionado con el punto anterior, establecer límites está directamente ligado con la capacidad de escuchar a su cuerpo. “Es importante que las personas tengan un autorreconocimiento de sus comportamientos para así poder establecer los límites necesarios. Esto no solo está relacionado con las interacciones sociales sino también con nuestras decisiones. Por ejemplo, hay personas que saben que sí toman más de dos tragos suelen ser más impulsivos e incluso agresivos. En este orden de ideas, desde ese autoconocimiento y reflexión individual de distintas situaciones o detonantes que puedan alterar nuestro comportamiento debemos ponernos ciertos límites a nosotros mismos cómo detener el consumo de cierta sustancia.'', afirma el doctor Oscar Castro. 

Con este autoconocimiento y reflexión personal también podemos tomar otro tipo de decisiones que sean coherente con las señales que nuestro cuerpo nos envía constantemente y que no tienen que estar únicamente relacionadas al consumo de alcohol y de sustancias psicoactivas. 

Así como vivimos momentos eufóricos y de felicidad, en la rumba también hay momentos en los que uno se siente cansado, estresado o simplemente con ganas de irse a la casa. Lo que pasa muchas veces es que pasamos por alto o ignoramos estas señales solo para alargar una noche que aunque ya brindó cosas positivas, simplemente ya no estamos disfrutando. Así como es importante para la salud mental desestresarse, divertirse, socializar y salir de rumba, también es igual de importante saber cuándo debemos parar e irnos a casa. 

Cuando salimos a rumbear lo hacemos por motivos positivos, nadie sale a rumbear a pasar un mal rato o a vivir una situación de acoso, abuso o agresión. Sin embargo, para nadie es un secreto que los espacios de la rumba suelen ser muy propensos a peleas, discusiones, agresiones sexuales y otros tipos de violencia, en especial por factores como el consumo excesivo de alcohol o de sustancias psicoactivas y la intolerancia. Pero sin importar cual sea la causa, las agresiones y la violencia no deben ser aceptadas en ninguna rumba o ámbito social, es importante tener en cuenta que una agresión siempre será responsabilidad de quien la ejerce y se debe estar alerta a denunciar cualquier tipo de situación irregular que pueda causar malestar o incomodidad.