¿Por qué Colombia no se gana el Oscar?
El cine colombiano sigue creciendo. Pero, como dicen en la costa: todavía le falta pelo pa' moña.
uando se acerca la ceremonia de los Oscar, todo el mundo habla de cine. Se hacen apuestas como en cualquier pelea de gallos –aun cuando algunos no hayan visto ninguna película ni ninguna pelea de gallos– y las especulaciones son el plan de cada día. Que este señor debería ganar, que este otro jamás va a ganar, que aquel no se merece el premio, que tal fotografía es impecable y aquella actuación, sublime… y así, resulta que todos merecemos formar parte de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas porque hemos pasado muchas horas arrellanados en un sillón viendo películas.
Pero existe una categoría especialmente proclive a la polémica: la mejor película en lengua extranjera. Poco se sabe de las cintas y de cómo llegan a estar nominadas, quiénes son los jurados y a qué le entregan el Oscar. Las razones van desde las normas del concurso –la elegibilidad y otros detalles de la Academia– hasta motivos puramente artísticos y, por lo tanto, subjetivos. Soy un cineasta frustrado (entre otras tantas cosas en las que fracasé sin siquiera intentarlo) y he dedicado buena parte de mi vida adulta a leer sobre cine y a trabajar con gente que al menos intenta hacer cine. Como también he pasado muchas horas arrellanado en un sillón viendo cine, presento las cinco razones por las que, a mi juicio, Colombia no se ha ganado el Oscar.
La selección
No me refiero a mi selesión sino a una organización que, desde el año 2002, se encarga de seleccionar una película que represente a Colombia en los Oscar. Últimamente se le ha dado mucho bombo a la obra elegida. Eso no significa un reconocimiento internacional ni que Colombia esté en la competencia sino que apenas se puso en consideración de la Academia. Poco se habla de las razones que se usaron y de quiénes fueron los encargados de escoger la película. No existe un grupo imparcial que haga esa selección ni unos criterios específicos: la cosa puede variar entre la corrección política, la vilipendiada “rosca” o un recorrido en festivales internacionales, entre otros motivos. Siempre hay buenas intenciones; a veces, demasiadas buenas intenciones, como sucedió con Mateo: tuvo apoyo de las Naciones Unidas para contar una linda historia de contraespionaje en el conflicto armado y su hermosa solución.
Por favor, que alguien piense en los guiones
A los gringos les gusta que les cuenten una historia, no un concepto que tiene que explicar el director como si se tratara de una tesis de grado. O como si todo fuera para festivales independientes –y aun así, rara vez nos ganamos premios importantes en esos eventos–. Al cine colombiano todavía le faltan buenos guiones, salvo contadas excepciones, como Sumas y restas o Los colores de la montaña. Muchas veces, las ideas son buenas y hubieran dado para un gran cortometraje, como El vuelco del cangrejo o La sangre y la lluvia; pocas, en cambio, se logran escribir líneas dramáticas al estilo clásico de Hollywood (que es, en últimas, el criterio del Oscar), personajes que se transforman, tramas que se desarrollan con minucia desde el principio… al final, a la mayoría de nuestras películas les falta pelo pa moña. El Oscar es para la industria, no para experimentos audiovisuales.
El precio no es correcto
Repito: el Oscar es para la industria. Sí, eso es capitalista y un montón de cosas horribles, pero así es como funciona esa Academia. No se trata de un festival para que vayan unos cuantos cinéfilos ñoños sino un reconocimiento a una forma de arte masiva y popular. En últimas, un negocio. Entonces, los encargados de seleccionar las películas en Colombia a veces creen que mandando una producción costosa –no confundir con taquillera o buena–, la van a sacar del estadio. No importa que los efectos especiales sean de telenovela –es más, no importa que se trate de la versión cinematográfica de una telenovela– sino que la cinta haya costado mucha plata para creer que a los gringos les va a gustar. No, no y no: El tigre y el dragón ganó en el año 2000 porque deja con la boca abierta hasta al más escéptico. Y porque cualquiera actúa mejor que Manolo Cardona.
La impecable fotografía
El cine es una forma de arte que obedece a unos parámetros estéticos. Y aunque la estética es subjetiva (me puse filosófico), también debe cumplir unos requisitos en cuestión de calidad técnica. Es decir: a todos nos gusta que las películas se vean mejor que la vida misma. Por ejemplo, en 2014 ganó La gran belleza, que no solo tiene una impecable fotografía y homenajea al neorrealismo italiano sino que logra hacer una inmersión en la burguesía contemporánea (me puse aun más filosófico) con un derroche de recursos visuales y sonoros. El bajo presupuesto no está muy bien visto en los Oscar, aunque se hacen excepciones cuando el resultado vale la pena. No se trata de que la cinta sea bonita y ya: la calidad cinematográfica es un conjunto de detalles que van más allá de un buen plano.
La culpa es de la CIA
Por último, y para que no me digan criticón, hay que tener en cuenta que a este país no es que lo quieran mucho afuera. Sí, nos ganamos Miss Universo cada medio siglo y ahora hay más gente que sabe que no se escribe Columbia. Pero en los Oscar también es importante que las películas sean, de alguna manera, universales. No importa que se hable de la pobreza de cierto país tercermundista o de tal guerra en particular mientras el drama parezca tangible así uno viva en un suburbio de California y maneje un BMW. La competencia en la industria del entretenimiento es feroz y tal vez, algún día, Colombia llegue a estar siquiera nominada con una película que llene salas y se lleve más que premios de consolación y palmaditas en la espalda. Se han dado algunos pasitos –como Perro come perro o, de nuevo, Los colores de la montaña, por sólo mencionar un par– y el apoyo institucional ayuda, aunque siguen faltando calidad, distribución (si quieren llámenlo mercadeo o lobby) y ganas de pensarnos a fondo, más allá de anécdotas puntuales. En conclusión, amigos cineastas: sigan intentando.
COLOMBIA VS. RESTO DEL MUNDO
Estas son las películas que ha enviado Colombia a consideración de los Premios Oscar. Ninguna ha llegado a ser nominada. Junto a ella, aparece la cinta ganadora del premio y su país de origen.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario