La magia de la respiración
Inhalar, exhalar. Suena elemental y en realidad, excepto en algunas enfermedades crónicas, no es más que un acto reflejo. Pero más allá de su simpleza se esconde un remedio para muchos de los problemas que nos aquejan cada día.
Justo antes de llorar, apenas salimos del vientre de nuestra madre, realizamos el primer acto de nuestra vida: inhalar. En ese instante, al darle la bienvenida al aire en nuestro cuerpo, le dimos también la bienvenida a la vida. Nuestros parientes sonreían a nuestro alrededor mientras nosotros llorábamos al exhalar. Precisamente la exhalación será, tiempo después, el ultimo acto de nuestra vida y, en ese momento, serán nuestros parientes los que llorarán y, tal vez, nosotros nos reiremos desde arriba. Nadie nace exhalando y nadie se muere inhalando. Respirar es la definición de estar con vida.
Muy pocas veces le prestamos atención a la respiración, que está ocurriendo a cada instante. Afortunadamente está ocurriendo sola. El fenómeno sucede solo, tiene vida propia y esconde muchísimos secretos que nunca nadie nos enseñó. Sólo llevamos la atención a la respiración cuando por algún motivo se agita o cuando tenemos alguna dificultad para respirar. Cuando corremos para alcanzar el bus, por ejemplo. De otra manera, en muy raras ocasiones escuchamos nuestra respiración.
Sin embargo, el poder de la respiración es develado con la simple observación. Por ejemplo, nos muestra que cuando inhalamos llevamos energía a nuestro cuerpo y a nuestro sistema nervioso y cuando exhalamos nos relajamos. Este hecho tan simple tiene aplicaciones prácticas que impactan tremendamente en nuestra vida cotidiana. Otro secreto de la respiración es que elimina hasta ochenta por ciento de las toxinas de nuestro cuerpo, dándonos la posibilidad de tener mayor vitalidad, energía y mejorar en muchos aspectos nuestra salud.
Pero el secreto mejor guardado de la respiración –ese que deberíamos enseñarle a nuestros niños desde que son pequeños y que desgraciadamente nunca nos enseñaron– es que a través de la respiración podemos controlar nuestras emociones y pensamientos. ¿Qué otra cosa podríamos querer más que tener una mente en paz, libre de estrés y de preocupaciones? ¿No es acaso esto lo que buscamos todos? En realidad, este secreto tiene sus raíces en el hecho de que la respiración trae la mente al momento presente. No podemos respirar por ayer ni por mañana, sólo en el ahora es posible la respiración.
La mente, por su parte, está siempre oscilando entre el pasado y el futuro, entre “¿por qué hice, por qué dije?“ o “¿qué voy a hacer, será que sí podré, seré capaz?”. Esta oscilación permanente de la mente entre el pasado y el futuro es lo que llamamos comúnmente estrés. Las emociones negativas están totalmente ligadas a este fenómeno. Cuando la mente se va al pasado surgen la rabia, la culpa, la vergüenza y la melancolía y cuando la mente se va al futuro surgen el miedo, la angustia y las dudas, entre muchas otras sensaciones. Pero la respiración tiene el poder de traer a la mente de vuelta al momento presente y, así, impacta positivamente las emociones y los pensamientos negativos.
Todas las emociones tienen un ritmo correspondiente en la respiración. Cuando estamos enamorados o felices respiramos largo y profundo, suspiramos. Tristes, cansados o enfermos, el ritmo es muy similar: respiramos con un énfasis en la exhalación. Enojados, la respiración se agita, se hace más fuerte y entrecortada. Así como una emoción tiene un impacto en nuestro ritmo respiratorio, de la misma manera ciertos ritmos respiratorios tienen un efecto muy benéfico sobre las emociones negativas. Esta es la verdadera magia de la respiración.
¿Cómo podemos beneficiarnos de estos secretos de las respiración? A través de técnicas muy sencillas pero muy poderosas llamadas pranayamas. Esta palabra en sanscrito está compuesta por prana, que quiere decir energía vital –aquello que los chinos llaman chi– y yama que quiere decir conducir o albergar. Por lo tanto, un pranayama es una técnica de respiración que conduce la energía hacia ciertas partes del cuerpo beneficiando a todo el sistema nervioso. Estas técnicas elevan la energía y le dan a la mente muchísimo foco y claridad y reducen instantáneamente los pensamientos y traen mucha relajación y tranquilidad.
Entonces no es magia, no es sobrenatural. Este acto reflejo tiene un efecto benéfico, no sólo sobre los individuos sino sobre todo un entorno social: una vez que la mente y las emociones experimentan un estado de ecuanimidad, las relaciones interpersonales cambian. Esta es la razón por la que muchos practicantes de estas técnicas se involucran o crean proyectos sociales o ambientales, para ayudar a aquellos que más lo necesitan. Y es que la respiración tiene el poder de conectarnos con lo más profundo de nuestro ser, que es puro amor, silencio y paz y permite que todas estas virtudes se expresen en su más alta plenitud.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario