Así fue la 4a edición del Festival de Arte Urbano de Mujeres IBANASCA
En 2024, el festival de Arte Urbano de Mujeres IBANASCA se llevó a cabo entre el 10 y 14 de octubre en Honda, Tolima. De la mano de invitadas nacionales e internacionales y alrededor de 5.000 asistentes, su programación estuvo llena de talleres y exposiciones, conversatorios y conferencias, feria gastronómica y emprendimientos, música en vivo y muestras de performance, cortometrajes y pasteup comunitario. Aquí un recap.
Ibanasca –también conocida como Dulima– fue una chamana y lideresa de un pueblo indígena que habitaba en el Cañón del Río Combeima en Tolima. Ella, la guardiana protectora del territorio y de las tradiciones de su gente, fue quemada viva por los españoles en la colonización al ser acusada de ‘bruja’. Este proyecto es en homenaje. Una ofrenda a ella, símbolo de resistencia en este territorio que la conmemora.
La inquietud surge por la falta de espacios y el poco reconocimiento hacia las mujeres, de las problemáticas que las abordan y de sus diferencias. Su objetivo ha sido la creación de espacios para, con y por mujeres; su propia comunidad. Una plataforma de visibilidad para las mujeres artistas. “Es con las mujeres, existe una deuda histórica”, dice Laura Varón, gestora cultural y cofundadora de la fundación. Ella junto con su compañera, la artista Paula Kitaen decidieron gestar un festival que uniera varias disciplinas y en el que las mujeres fueran las protagonistas, pero que también fuera de libre acceso para la comunidad.
Escogieron Honda por el arraigo de Laura, parte de su familia es de allá. Ella resalta la riqueza cultural de este municipio como un aporte a la cultura nacional, al igual que su importancia geográfica como corazón del país. “Honda como territorio de caminos”, lo describe.
A ambas las mueven los temas sociales, para contribuir utilizan el arte como medio. El proyecto ha tenido una noción de trabajo colaborativo, de la cocreación. Precisamente de la creación entre mujeres, de red, de desmentir la idea de que en esos espacios no hay convivencia. “Siento que crear entre mujeres ha sido precioso, y este proyecto me lo ha demostrado. Muchísimo apoyo, muchísima admiración entre todas, mucho respeto por la otra”, cuenta Laura.
En un inicio se enfocaban en el muralismo: la intervención del espacio público en zonas olvidadas para revivirlas y resaltarlas. Honda tenía poco o nada de esto antes de IBANASCA. La construcción continua de la ruta de murales ha sido un trabajo muy minucioso a través de obras pensadas para la comunidad con el fin de no generar reacciones negativas y reactivas, pero sin dejar de lado lo que se quiere expresar. Con el tiempo, se ha dado una transformación progresiva para acoger las distintas actividades que ahora hacen parte del festival.
Este año en su cuarta versión adoptó la temática Mujeres y saberes. “Estamos honrando a todas las mujeres que guardan tradiciones a través de los oficios y saberes”, explica Laura. Para esta, hicieron un corto documental y un libro de bolsillo, Rituales Culinarios, un proyecto de Ibanasca, Radio tertulias de Cocina y Azul de Bolsillo en el que recopilan sus historias y recetas sobre mujeres cocineras de Honda. La realización de ambos productos tiene el fin de conectar y darle visibilidad a lo ancestral, a lo popular y sus saberes, al territorio. “Si se pierden los saberes, la identidad se pierde”, agrega.
En esta ocasión se entregaron 8 murales de gran formato en un barrio popular de pescadores y cocineras llamado Avenido Pacho Mario, situado al costado del Río Magdalena. Las intervenciones fueron realizadas por las invitadas nacionales e internacionales María Tarazona y Louisa Prada (Bucaramanga), el colectivo Gallinas furiosas (Bogotá), Pri Barbosa (São Paulo, Brasil) y Mo Yuda (Guanajuato, México). También, en alianza con el ENEA se realizó un mural más en Ibagué con Mari Mariel (Oaxaca, México). En otros espacios se contó con la presencia de María González (España), Yina Obando (Cali) y de las artistas Moff (Chile) y Hazard One (Reino Unido).
Durante el festival se realizaron 12 talleres de artes y oficios como recetaria, creación audiovisual, de lo análogo al mural, compostaje, cerámica, pintura de vajillas, tejido con fibras naturales, ilustración botánica, reciclaje, bordado, tipografía y encuadernación artesanal.
También se organizaron conversatorios y conferencias de distintos temas alrededor, por ejemplo, del aborto, botánica femenina, la industria y los oficios colombianos, arte, los saberes y feminismo. Se exhibió una muestra permanente de los cortometrajes Afluentes de Isamin Soares (Brasil), Gnubá de Ernestina Miranda y Mar Ajé (Colombia y Argentina), Patuá de Renata Dorea (Brasil), ¿Qué hace a una casa? de Daniela Henao (Colombia), La Mujer de los 7 Hombres de Daniela Castro (Colombia) y Serie, Mujer y Arte Mural Cap. 7 de Mestiza Visual (Colombia); y se contó con una feria gastronómica y más de 30 emprendimientos.
Por su parte, el festival alojó el lanzamiento, la exposición fotográfica y un panel por el libro Rituales Culinarios y el performance EL RÍO, SER SERPIENTE, SER MOVIMIENTO. Además, no faltó la música en vivo con el Círculo de Canto, una propuesta de Gina Savino y la noche de conciertos: bullerengue, folclor larinoamericano, hip hop y dj con artistas locales y nacionales como La Muchacha, Bullosas del Yuma, Pedro Bombo, Añañay, Cheetah Latina y María del Rossario.
Adicionalmente, se realizó el encuentro de El Diálogo Abierto entre Arte y Comunidad con el tour por los murales de Ibanasca, una ruta que se ha construido desde la primera versión del festival en 2020 y se contó con la exposición de pintura “Las Formas del Volcán” de Paula Kitaen. Todo esto sin contar una jornada de limpieza alrededor del río Gualí y un paste-up de más de 30 piezas de serigrafía, grabado, pintura, fotografía e ilustración recolectadas a nivel nacional para empapelar el lugar, entre toda la actividad que puso a bullir de cultura las calles de Honda.
Aunque todo se lee bonito, no ha sido un reto fácil. Laura hace crítica a la falta de financiación de los espacios culturales por parte de los gobiernos locales. “No entienden la importancia de apoyar los proyectos culturales, no entienden el beneficio que tiene para la comunidad en todos los sentidos”, cuenta Laura.
Este espacio se ha posicionado como un escenario importante de participación, conexión y circulación de mujeres artistas locales, nacionales e internacionales. Ahora mismo apuntan a convertirse en una productora de proyectos culturales para tener un equilibrio de sostenibilidad, también a que IBANASCA llegue a otras partes del país para expandirse. De hecho, los siguientes meses realizarán activaciones en Ibagué, Medellín y Cali. Pero no está en sus planes abandonar el proceso que tienen en Honda. “La idea no es dejar de hacer cosas para la gente, que es lo inicial”. La transformación de un objetivo que no piensa perder la raíz.
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