Sostiene Puerto Candelaria
“Si nuestra música sonara en los medios tradicionales se llamaría tropipop”.
Su vida parece repartirse entre el escenario y los aeropuertos. Han tocado frente a miles de personas de muchas razas y casi todos los idiomas, y han puesto a bailar hasta al más tieso de los humanos. Puerto Candelaria, que ha hecho tantas giras por el mundo, cuenta con los dedos de las manos (y nunca de los pies) las veces que ha sonado en la radio comercial o las ocasiones en las cuales alguna señorita elegante de la televisión los ha nombrado en la sección de entretenimiento del noticiero local. Pero eso no los amarga. Ellos saben que con su sabor, su persistencia y su buen humor llegarán de cualquier modo al oído (y al corazón) de los colombianos que se tomen unos minutos para escucharlos.
¿De qué se trata Puerto Candelaria?
Puerto Candelaria es un lugar sonoro imaginario, absurdo, lleno de sonidos festivos y caóticos, infantiles y rebeldes. Puerto Candelaria es la banda del pueblo, es la papayera, es el chucuchucu, la parranda.
Pero al mismo tiempo ustedes se definen como jazz colombiano. Es decir, ¿qué los diferencia de una banda de jazz tradicional o de una de chucuchucu?
Primero creamos el “yas colombiano”, pero nos cansamos del jazz. Ahora creamos la “cumbia underground”. Nuestro chucuchucu es más disonante, más contestatario, hace vibrar a la gente joven. No es un chucuchucu o una cumbia vieja, curtida, pasada. Lo nuestro es actual, inyectado del caos colombiano.
¿Qué es eso que llaman cumbia underground? ¿La cumbia necesitaba ser más rebelde de lo que parece?
¿No era lo suficientemente alternativa?
La cumbia es Colombia. Hay cumbia en Pasto, en Medellín, en el Magdalena, en Barranquilla, pero cada región la ve de manera diferente. La cumbia underground es la políticamente incorrecta, “mañé”, intenta ser fashion pero no lo logra. Intenta ser un ritmo decente pero es mediocre, intenta ser elegante y de vanguardia pero siempre se convierte en un zafarrancho, en una fiesta de banda tropical de música caliente.
¿Cuál es el secreto entonces para que lo que describen como “mañe” y “zafarrancho” funcione y guste?
El problema del colombiano es pensar que mañé y zafarrancho, y risas y fiesta demente son algo malo o que no funciona. Al colombiano no le gusta cómo se ve, cómo es. Nos creemos feos, todas nuestras maneras muy colombianas de ver al mundo nos parecen sin valor. La cumbia underground se ríe de Colombia, se ríe de los músicos. Y mostrar a Colombia de manera natural, con sus risas y calamidades, su humor, su caos, su energía de vivir, nos ha llevado a realizar más de veinte giras internacionales por Norte y Suramérica, Europa y Asia.
Esa imagen de Colombia gusta en el exterior, me imagino. ¿Cuáles han sido los comentarios más curiosos que han escuchado de su música durante las giras?
Se dan cuenta de la vitalidad de nuestro país, de la manera como el colombiano se ríe de sus desgracias. La gente enloquece con el ritmo de Puerto Candelaria, la gente se antoja de conocer Colombia, se dan cuenta de que en Colombia hay gente inteligente, luchando por un mejor mañana.
¿A qué suena realmente Colombia?
Es una banda desafinada, pero que tiene un sabor que pone a bailar a todo el que se le acerca.
Esa cumbia underground no ha tenido mucha salida en los medios de comunicación colombianos.
¿Les hace falta tener la complacencia de esas empresas?
Si sonara en los medios tradicionales se llamaría tropipop, y las canciones serían vacías de contenido; eso sí, inyectadas de un gran capital económico. Hay varias bandas (Choquibtown, Bomba Estéreo, Velandia y la Tigra, Trópico Esmeralda) a las que nos queda difícil entrar al circuito RCN, Caracol, El Tiempo… pero eso no nos detiene, porque igual la gente está consumiendo nuestra música a nivel nacional e internacional.
¿Toda la música de exportación colombiana debe tener elementos de folclor?
No de folclor, pero sí de Colombia, de Latinoamérica. Ningún empresario está buscando rock puro, jazz puro o hip hop puro en Colombia. Es como buscar museos en Miami. Por eso somos más exitosos los grupos que nos diferenciamos con elementos colombianos o latinoamericanos.
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