David Lloyd parece un vigilante nocturno
El mítico escritor de cómic Alan Moore reconoce con cierta envidia que fue David Lloyd el que llegó con la idea clave para V for Vendetta. La máscara, el sombrero, la capa.
David Lloyd es un pesimista. Tiene 67 años, más de 500 páginas de viñetas publicadas, una novela gráfica de culto y una editorial en línea que solo publica cómic, y aun así no olvida que el éxito le coquetea al poder y que el poder es una trampa. Es un pesimista que dibuja escenarios y personajes ocultos del sol, cubiertos de sombra.
Es alto, delgado y se sienta con el cuerpo inclinado hacia delante. Tiene entradas, pero se peina hacia atrás sin intentar disimularlas. Sus ojos no son fáciles de leer. En conjunto, su imagen es la que tienen los vigilantes nocturnos que usan máscaras y parten huesos.
Cuando era niño hacía mamarrachos en cuadernos mientras veía televisión. Un día vio un programa educativo en el que había muchas personas representando distintos tipos de profesiones. Una de ellas era artista y estaba sentada frente a una mesa de dibujo enorme, «con una pinta genial». Pensó que era una buena manera de ganarse la vida y ahí comenzó.
Salió del colegio y se metió a una agencia de publicidad. En los almuerzos dibujaba cómic. Cuando llegaba a la casa, continuaba dibujando. En algún momento se cansó y renunció para dedicarse enteramente a dibujar. Durante cuatro años envió viñetas a varias editoriales hasta hacerse inmune al rechazo. En ese tiempo trabajó en una tienda departamental y en una carpintería mientras perfeccionaba su arte.
Trabajó en Marvel UK haciendo algunas tiras de Hulk y de un superhéroe nocturno llamado Night Raven. Cuando su jefe se fue de ahí para fundar una editorial propia lo invitó a crear un personaje nocturno. Se puso en contacto con Alan Moore, con el que ya había trabajado antes, y juntos probaron cien ideas hasta que nació V. La década de los ochenta la dedicó a dibujar la máscara sonriente. Mucho después vino DC y compró los derechos de la obra y la publicó como un solo libro. Década y media más tarde llegó la película. David pasó a ser un dibujante mítico y aprovechó el apoyo editorial para publicar otros proyectos personales.
En el 2016 decidió dejar de dibujar para ponerse a publicar. Creó Aces Weekly, una plataforma en línea que comparte el trabajo de muchos dibujantes a cambio de una membresía casi simbólica. Por una libra esterlina a la semana –algo así como 3800 pesos colombianos– el usuario puede leer cómics que están pensados para medios digitales. Hay historias de todos los géneros, desde horror hasta detectives. David Lloyd es un pesimista porque cree que es la postura más acorde con la realidad. Y todos sabemos que no está muy equivocado.
Hablamos con él en el British Council de Bogotá.
¿No está cansado de que siempre le pregunten por V for Vendetta?
No porque es mi marca, es mi credencial. Sean Connery siempre será James Bond. No está bien llevar la contraria. Si yo digo que soy el tipo que hizo V for Vendetta entonces todos me conocen, es una cosa buena. La gente sabe que hice eso y que es de allí de dónde vengo.
¿Y cree que V for Vendetta es su mejor trabajo hasta ahora? ¿O ha logrado cosas más complejas en algún otro cómic?
Creo que es el más exitoso, el más popular. Es un cómic maravilloso. Está basado en algo en lo que yo mismo creo. Con Alan queríamos contar una historia que fuera como una advertencia política, y felizmente lo logramos. Cada historia que he contado o he intentado contar ha nacido de mi interés genuino en transmitir algo. No me gustan las historias que no dicen nada, que solo son buenos dibujos. Creo que lo importante siempre es tener algo que decir.
Ese trabajo nació de su pesimismo, sobre todo político, pero tal vez ese pesimismo se refleja en su estilo de dibujo.
No es del todo cierto esto. El pesimismo es una forma de pensar. Creo que la razón por la que mi trabajo es oscuro es porque me atrae la oscuridad. En eso no tiene nada que ver mi punto de vista político o de la sociedad. Tal vez podría ser algo inconsciente en mi trabajo, pero no estoy del todo seguro. En realidad intento ser optimista acerca de muchas cosas, sin embargo el pesimismo es una opción mucho más realista.
Hábleme de su proceso de trabajo.
Bueno, es muy difícil de explicar rápidamente. Siempre hay que trabajar desde un guion básico, no importa si es escrito por alguien más o si es totalmente tuyo. Algo así como un storyboard. Y básicamente es un proceso cinematográfico. Escribes la escena uno: un carro está llegando; escena dos: vemos en el fondo una sombra… bla bla bla. Desde ahí es desde donde trabajas. Después distribuyes el espacio de la página y dibujas. Realmente se trata de reproducir la historia que quieres contar. Ese es el proceso.
¿Hace bocetos?
Cuando comencé solía hacer miniaturas de los dibujos, porque no estaba del todo seguro de cómo podría funcionar el trabajo en la página. Pero cuando me volví más experimentado lo hacía todo directamente, con los lápices o los materiales finales que estuviera usando. Ahora hago unas líneas básicas y sobre ellas la ilustración definitiva.
¿En qué momento se dio cuenta de que ya tenía esa confianza?
Es difícil de decir, pero la confianza crece con la experiencia. Cuando empiezas a dibujar profesionalmente te haces muy consciente de que todo debes hacerlo lo mejor posible. Cuando lo haces por diversión no es importante nada de esto.
Si se trata de adquirir experiencia, entonces tuvieron que pasar varios años…
En realidad, es cuestión de ganar confianza en el negocio. Una vez que muchas editoriales muestran su confianza en ti y continúan comprando lo que quieres hacer o lo que estás haciendo para ellos, comienzas a relajarte.
Cuando dejó la publicidad pasó cuatro años enviando propuestas a editores hasta que finalmente pudo entrar en la industria, ¿qué hizo durante ese tiempo?
Tuve dos trabajos. Tenía que encontrar una forma de hacer algo de dinero pero al mismo tiempo darme un poco de espacio para convertirme en un mejor artista. Estos dos trabajos eran tres veces a la semana y los otros cuatro días los pasaba estudiando para dibujar mejor, buscando la forma de serlo. Trabajé en carpintería, cortando y puliendo madera, y en una tienda departamental como decorador. Eso fue lo que hice. Fueron años duros. Aproveché el tiempo y envié cosas a editoriales hasta que una se interesó por mi trabajo.
¿Con V for Vendetta cómo fueron los tiempos de trabajo?
Aunque disfruté hacer todo el cómic, los primeros días fueron los mejores. El cómic se publicó inicialmente por entregas en blanco y negro. Las tres últimas entregas de la miniserie fueron escritas en una sola sentada por Alan, mientras que todas las primeras fueron hechas lentamente. Al comienzo fue una producción mucho más orgánica y pudo crecer gradualmente. Teníamos más tiempo para pensar y para experimentar. El final lo hicimos muy rápido, sin paciencia, y eso creo que afectó la historia. Eso es lo único que puedo decir: aprecio más esos primeros días.
El color lo añadieron después otras personas siguiendo sus instrucciones. ¿Cómo fue dejar su trabajo en manos de alguien más?
A veces no hay ninguna opción. En el caso de V for Vendetta no éramos dueños de los derechos. DC los había comprado y podía dar los permisos para hacer una película o lo que quisiera. Idealmente uno debería estar encima del producto para tener el control sobre cualquier tipo de adaptación. Es lo que todo creador busca. Pero no siempre sucede así. Y nosotros no tuvimos esa opción. DC estaba muy precavido de consultarnos. Escucharon lo que teníamos que decir respecto al color, pero con la película no. De todas formas el resultado me dejó muy contento, los encargados fueron muy respetuosos con el libro. Claro, no es perfecta, pero conserva muchísimo del concepto original y el mensaje central se mantuvo.
Desde hace unos años algunos cómics –diferentes de los de superhéroes– están pasando a la animación, por ejemplo Persépolis. ¿Qué piensa de esos otros formatos?
Creo que es una forma de alcanzar otra audiencia, eso es lo importante. En el caso de Persépolis resultó ser muy buena publicidad para el trabajo original. También sucedió con la película de V for Vendetta: fue publicidad grandiosa para el cómic, muchas de las personas que vieron la adaptación compraron el libro. Entonces no creo que haya nada malo con eso, al contrario, es una gran idea. La cosa es que hay que respetar el concepto original. No se trata de algo purista. Si alguien quiere tomar tu idea y pasarla a la animación está bien, esa es su herramienta para contar una historia. Tienes que usar tu propia herramienta: animación, comic, prosa... Lo importante es concentrarte en qué quieres contar y respetar el trabajo de los demás.
¿Hay algún cómic que le hubiera gustado dibujar?
No. Considero que si eres un artista, vas a querer expresar tus propias ideas. Esa es la forma de evolucionar: creer fielmente en tus ideas. De pronto hace varios años quise hacer una versión de Nick Fury, el original que era un imbécil, no el que vino después. Simplemente me gustaba el personaje, era un tipo muy interesante. Tal vez sea lo más cercano.
¿Cómo es su espacio de trabajo?
Suelo usar una mesa de dibujo en la cocina, en frente de dos ventanas grandes. Pero ya no estoy dibujando más. Ahora estoy dedicado a publicar trabajos de otros en Aces Weekly. Hay que acercar la industria del cómic más al siglo XXI, porque es muy arcaica. Es decir, en el siglo XIX había que usar una imprenta para llegar a las personas, no había otra forma de hacerlo. Pero ya estamos en otro siglo y tenemos computadores e Internet, lo que significa que podemos enviar páginas fantásticas a todo el mundo directa e instantáneamente. ¡Y al costo mínimo! Esa es mi misión ahora.
Usted solía dibujar escuchando bandas sonoras de películas, ¿de dónde viene ese gusto?
Es cierto, es cierto (risas). Bueno, un soundtrack es música de fondo. Para eso está hecho. Cuando dibujaba solía poner sountracks de El planeta de los simios o Wild Bunch. Jerry Fielding creó unos fantásticos y yo solía ponerlos una y otra vez. No específicamente para estimular mi imaginación, sino porque era muy buena música de fondo.
¿Cuál es su viñeta favorita de V for Vendetta?
Hay una escena con la que estuve muy contento: la transformación de Evey cuando sale de la cárcel. Esa parte quedó muy bien. De hecho, en la película hicieron un buen trabajo también con esa parte. Cuando haces una secuencia así, puedes ir a lo más alto y dramatizar en exceso. Pero nosotros lo mantuvimos en un modo muy bajo. Y la película hizo lo mismo. Esas páginas me gustan mucho.
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