Homenaje ilustrado a Luis Ospina
Luis Ospina ha tenido un gran impacto en la cultura visual colombiana. A unos meses de su muerte y en el marco del Festival de Cine de Cali, decidimos hacer este homenaje ilustrado.
ivo, oscuro, colorido, sarcástico, caleño, sórdido, enérgico, crítico, gótico, tropical, el cine de Luis Ospina ofrece una sobrecogedora riqueza visual. A lo largo de casi cuatro décadas, ha marcado a jóvenes directores que son los ahijados cinematográficos del legendario Grupo de Cali, varias generaciones de públicos que han crecido junto a esas imágenes y una variada jungla creativa que se ha visto influenciada por sus películas.
Entre esos creativos hay un buen número de ilustradores que han encontrado en este cine una fuente narrativa y una referencia estética. Bacánika, hogar de la más grande comunidad de ilustradores de Colombia, convocó a unos pocos de tantos para llevar a Caliwood, durante la versión número once del Festival Internacional de Cine de Cali, este pequeño homenaje ilustrado a partir de algunas escenas inolvidables de su filmografía.
Este eco visual es también una forma de recordar las muchas vidas que tiene aquello sensible y poderoso una vez ha dejado su huella: las imágenes y la voz de Luis Ospina seguirán tan vivas y enérgicas como en aquellos años en los que Cali tuvo otro nombre y el cine otra estrella.
Un anciano magnate azucarero requiere constantes transfusiones de sangre de niños o adolescentes de su mismo sexo. Esta es la escalofriante premisa de Pura sangre, un filme que consolidaría a Luis Ospina como un grande de la producción audiovisual nacional. Un grupo de subordinados del anciano conforman una sádica banda dispuesta a conseguir la sangre sin importar los métodos necesarios, lo cual da paso al pánico colectivo y a que entre las personas comience a circular el rumor de un “monstruo de los mangones”. Con esas cuatro palabras “monstruo de los mangones” se explica perfectamente qué es lo gótico tropical, un elemento característico de Luis Ospina que combina las realidades más sórdidas con el vibrante calor de Cali.
Este cortometraje toma la forma de un falso documental donde dos cineastas graban la pobreza de Cali para crear una película que puedan mostrar en Europa. La crítica al oportunismo de los filmes que hablaban sobre la pobreza latinoamericana, muchos de ellos hechos por directores latinos, se hizo explícita en este corto y en un manifiesto que Luis Ospina y Carlos Mayolo, directores de la película, publicaron en la fecha de su estreno en el Cine Action République en París. En él escribían: “si la miseria le había servido al cine independiente como elemento de denuncia y análisis, el afán mercantilista la convirtió en válvula de escape del sistema mismo que la generó. Este afán de lucro no permitía un método que descubriera nuevas premisas para el análisis de la pobreza, sino que, al contrario, creó esquemas demagógicos hasta convertirse en un género que podríamos llamar cine miserabilista o pornomiseria”. Esta palabra, creada por los dos directores, persiste hasta la actualidad, al igual que el impacto que ha tenido este filme en la historia del cine nacional.
El asesinato de Golondrina, una mujer joven que estaba en un hotel del centro de Bogotá, desencadena la serie de eventos que dan forma a esta película. Un detective llamado Émerson realiza la investigación de la muerte de Golondrina, la cual lo lleva a descubrir a sus exóticos amantes (un boxeador frustrado, un vendedor de lotería, un político corrupto y un torero) y a darse cuenta que él también hace parte de la vida de la víctima. Todos los elementos clásicos del cine negro están presentes en este largometraje: un crimen sin resolver, un investigador sombrío y una revelación que redefine por completo la trama. Esto combinado con las memorables actuaciones de Fernando Solórzano y Flora Martínez, dan como resultado una de las películas esenciales en la antología del director caleño.
Luis Ospina se sentía realmente agusto haciendo cine documental. Gran parte de su obra pertenece a este género y él mismo ha expresado que es el tipo de cine que prefiere hacer. Un tigre de papel es una muestra de lo que este director es capaz de lograr con una historia real, en este caso, la de Pedro Manrique Figueroa, quien fue un artista plástico y uno de los más importantes precursores del collage en Colombia. La película es, en sí misma, un gran collage construido con retazos de testimonios, grabaciones y material de archivo que dan cuenta de la errática vida del artista y, a través de ella, narra casi cinco décadas de historia nacional.
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario