Viviendo con el estrés
Solemos culpar al estrés de todas nuestras dolencias, pero en realidad es una reacción, un llamamiento del cuerpo a organizar nuestra vida o, al menos, a aprender a lidiar con las preocupaciones.
En psiquiatría “el estrés es el nombre dado a unos síntomas inespecíficos que se presentan a nivel físico, emocional, relacional o conductual, debido a problemas consigo mismo o con el entorno” afirma la especialista Juliana Villate Quevedo. Es decir, el estrés podría ser una pandemia universal de la desazón, un mal que surge de los estrellones contra la realidad. En algunos es intermitente, pero en otros es una constante y es entonces cuando el estrés deja de ser una reacción fisiológica y psicológica de adaptación. Deviene en depresión, enfermedades cardiovasculares, trastornos digestivos, ansiedad y aislamiento.
Del trabajo se desencadenan gran parte de las causas del estrés. Es una de las enfermedades laborales más comunes y causante de la mayoría de incapacidades médicas. Según un estudio del Instituto Nacional de Salud de 2010, 65% de la población colombiana que trabaja padece algún grado de estrés y 54% de las empresas más importantes del país registraron un aumento en las incapacidades por afecciones relacionadas con el estrés. Los horarios, la falta de autonomía, la sobrecarga de funciones, la monotonía y los injustos sueldos son algunas de las causas del estrés.
Dicen que los males de la mente el cuerpo los padece. El medico fisiatra Germán Rodríguez, adscrito a Colsanitas, comenta: “El estrés produce principalmente tres problemas musculares. El primero es el dolor de cabeza tensional que se irradia por la región lateral de la cabeza hasta los ojos con dolor en los mismos . El segundo es dolor en la región del cuello con espasmos musculares o ¨nudos¨ que se extiende hasta los brazos y que es acentuado con las actividades del día. El tercero es el dolor en la región baja de la espalda”.
El estrés no es solamente un problema del que lo padece, porque también afecta el rendimiento de sus funciones. El cansancio físico, la congestión mental y la falta de motivación reducen la productividad en el trabajo por lo que las complicaciones físicas y psicológicas del estrés laboral también preocupan a las empresas. Un método que han implementado es la realización de pausas activas: no permanecer en el puesto de trabajo más de una hora y media en la misma posición y hacer movimientos libres de todo el cuerpo por unos cinco minutos.
El doctor Germán Rodríguez dice que “la mejor forma de prevenir las complicaciones del estrés es la realización de una rutina regular mínimo 2 0 3 veces por semana de cualquier actividad física que tenga una duración de 30 a 40 minutos por sesión”. Aunque es más difícil tratar y prevenir las afecciones emocionales hay tratamientos homeopáticos, bioenergéticos y psicológicos para sobre llevar el agobio que puede producir la vida diaria.
El ocio es también una buena opción. Está definido como “diversión u ocupación reposada, especialmente en obras de ingenio, porque estas se toman regularmente por descanso de otras tareas”. Es el tiempo para hacer algo que lo divierta y no le genere obligaciones. En 2007, un hotel de Madrid convocó a decenas de estresados para que expulsaran sus tensiones participando en su demolición. Más de mil personas se inscribieron y con ayuda de un grupo de psicólogos y un test (que consistía en darle un puñetazo a un muñeco que representaba al jefe), seleccionaron 40 personas. Los afortunados pudieron realizar la fantasía de todos los estresados y destruyeron cosas a punta de golpes para relajarse.
Como la raíz del problema es mental y emocional hay que buscar modos de liberar la tensión sin pegarle al jefe, ni madrear al que tenga al lado. Puede ser apretando una pelota blanda, masticando chicle, pegando un grito contra la almohada o simplemente haciendo lo que dice la canción de Aterciopelados: “Ay si se pone peluda la cosa recuerde la vida es color de rosa, es color de rosa…”
Algunos tratamientos sencillos para lidiar con el estrés:
- Realice una rutina regular mínimo dos o tres veces por semana de cualquier actividad física que tenga una duración de 30 a 40 minutos por sesión como mínimo.
- Salga a caminar. Dar un paseo por algún lugar tranquilo le ayudará a volver a la calma, podrá reflexionar sobre sus problemas y hallar soluciones.
- La risoterapia. La risa libera endorfinas, neurotransmisores que dan la sensación de disfrute. Busque un video chistoso, salga con sus amigos y no se cohíba de soltar unas estimulantes carcajadas.
- El yoga. Esta disciplina le devuelve la armonía física y mental que perdió con el estrés. Las posiciones y técnicas de respiración que preparan el cuerpo para la relajación y la meditación permiten hacer estiramientos que ejercitan los músculos y calman la mente.
- Gotas bioenergéticas. En este caso es mejor que se las recete un médico dependiendo de las causas, los síntomas y los rasgos de personalidad. El uso de estas esencias se ha popularizado por su efectividad y porque son naturales, es decir, no producen efectos secundarios. Existen desde gotas para la relajación, para dormir y hasta para el malgenio, la inseguridad, el miedo, el pesimismo y la timidez.
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