Los seres del Nuevo Mundo de Daniel R. Blanco
En la obra de Daniel R Blanco se encuentran ecos surrealistas con paisajes naturales reconocibles de páramos, reminiscencias de su devoción por la literatura colonial y cuerpos que evocan la miradas cuir y posthumanista. Aquí un vistazo a la fantasía y el asombro que atraviesa el mundo pictórico del artiste y escritore ganadore del segundo lugar del Premio Arte Joven 2023.
Daniel R. Blanco fue ganadore del segundo lugar del Premio Arte Joven 2024 con su obra Primer trueque, o embarazo cardíaco. También fue ganadore del XV Salón de Arte Joven de la Galería Santa Fe en Bogotá en 2022 con su obra Metallum Lignum. Ha participado en exposiciones como el VI Salón de Arte Joven FUGA 2023 con su obra Acuario, o la historia del pez rojo, o la VII Bienal de artes plásticas y visuales FUGA 2024 con su obra Naufragio. Sus obras son una extensión de su percepción del mundo desde la identidad cuir, los afectos, el ambientalismo, las ecologías queer y el poscolonialismo.
Desde que puede recordar, Daniel ha sido ajene a los demás, incluso entre quienes socialmente son percibidos como raros. Nunca se ha sentido parte de nada, pero a través de lo desconocido y lo extraño, ha encontrado una pizca de aquello que puede ser o parecer la identidad. Si bien podría parecer absurdo, esa esencia líquida y dispersa es aquello que le ha permitido crear, a veces incomodando y otras fascinando en el proceso.
En su infancia, su madre fue la primera luz que le motivó a encontrarse, a emprender una búsqueda que en la actualidad continúa. Verla pintar fue tan emotivo que pensó en dedicarse a lo mismo cuando fuera grande. “Mi mamá tenía cuadros que había hecho en el colegio, y a mí me gustaban un montón. Siempre me gustó mucho la clase de arte, ese tipo de cosas. Curiosamente, siento que tenía un gusto muy natural”, recuerda.
Al igual que la variedad de ideas que se mezclan en su obra, también lo hacen los colores y estéticas. Su perfil de Instagram e incluso su página web parecen una miscelánea de diversos artistas. Contrario a lo que muchos colegas le han sugerido, reconoce que tantos estilos son lo que le han permitido conservar un historial de sus múltiples facetas, convirtiendo su portafolio en un viaje pintoresco y disruptivo.
En las pinturas de Daniel sobresaltan les personajes, principalmente sus ojos, los cuales suelen ser amarillos ocre o miel. Estos seres hacen parte de un universo con un estética onírica y fantástica, creado a partir de sus influencias artísticas y literarias. Su paleta de colores contiene pigmentos llamativos en los que predomina el fucsia, diferentes tonalidades de verdes propias de los paisajes naturales, así como una amplia gama de azules. Sus dibujos suelen ser en carboncillo. En ellos podemos encontrar experimentos gráficos como fauna con características y extremidades humanas o flora con genitales humanos.
Pero antes de las artes plásticas, estuvieron las letras. En su adolescencia, Daniel comenzó a leer frenéticamente, aunque este fue un gusto adquirido, resultado de aquellas ansias de ser diferente, propias de la pubertad. “Veía que a nadie le gustaba leer, entonces yo iba a ser a quien le gustara leer, y ahí fue cuando empecé a buscar libros. Obviamente, me terminó gustando, pero todo empezó por ego, por querer ser diferente”, menciona. Y es que si algo caracteriza a Daniel es no tener algún filtro; sus palabras tanto escritas como orales resaltan una sinceridad que la mayoría secretamente envidia, pero que teme hacerla propia.
No es en vano que su primer pregrado fuese estudios literarios en la Pontificia Universidad Javeriana, y que además se graduara con honores de esta. Después, decidió estudiar una maestría en artes visuales con énfasis en expresión plástica en la misma universidad. En su faceta como escritore fue finalista del Primer Premio de Narrativa Hispanoamericano Las Yubartas, en 2024, siendo seleccionade entre más de 2800 escritores de Hispanoamérica y España. Las letras le han permitido concretar mucho de su obra artística, pues asegura que no es artiste, escritore o persone. No hace diferencia entre su vida personal y profesional, pues le es imposible desligarse de la identidad que ha moldeado a través del arte y las letras.
Para comprender su obra, por eso, habría primero que indagar por sus intereses y gustos literarios, pues están interconectados. En la academia, su primera fascinación fue la literatura colonial.
Aquellos relatos de naufragios y exploraciones en el Nuevo Mundo, así como las expresiones artísticas propias de la pintura flamenca o del arte barroco, marcaron un antes y un después en su percepción estética y narrativa. “Yo pensaba: ‘Dios mío, ¿qué es esto tan extraño? Yo quiero pintar algo así’. Todos esos procesos simbólicos e iconográficos fueron influencias que siempre mantuve muy cercanas”, describe.
En cuanto a la literatura colonial, específicamente los relatos de viaje, fueron un clímax para su narrativa conceptual. Aquellas descripciones de exploradores, de la fauna y flora de los continentes, los detalles del aspecto de sus habitantes, el asombro y la novedad ante estas culturas dejaron en Daniel una impronta que adherió a su obra. Esta concepción de lo desconocido era ilustrada bajo la monstruosidad, rozando lo aberrante e inusual.
Contemporáneamente, sus influencias han sido artistas latinoamericanos. El mundo pictórico de Teresa Margolles, Ana Mendieta o Tarsila do Amaral está de múltiples formas presente en sus pinturas, pues tienen en común una particularidad innata en la obra de Daniel: la relación entre el cuerpo humano y el cuerpo de la naturaleza.
Cada vez que encontraba artistas o escritores que mencionaban esta relación, o que de alguna forma rompían el binarismo entre el cuerpo humano y el cuerpo vegetal o animal a través de sus creaciones, quedaba enamorade, al punto de ver como una necesidad que dicha característica estuviera en sus pinturas, dibujos, instalaciones o escritos. Luego, se le sumó a sus conceptos las relaciones multiespecies propias del posthumanismo de Donna Haraway, dándole un sentido más concreto a su obra.
Uniendo las descripciones de la literatura colonial, la pintura flamenca, el arte barroco, las exploraciones del Nuevo Mundo, la relación entre el cuerpo humano y el cuerpo de la naturaleza, la filosofía posthumanista y su orientación sexual, Daniel encontró lo que denomina como su “iluminación” entre risas. “Esta idea de que históricamente el cuerpo gay y el cuerpo diverso también se consideraba como un cuerpo monstruoso fue el descubrimiento clave para el concepto”, explica.
Esta singularidad de su personalidad, expresada a través de su obra ha hecho que su recorrido artístico sea señalado, y a veces, duramente criticado. Eso sí, no sin antes haber sido aclamado por su estética llamativa y deslumbrante. Diferente a lo que se creería, Daniel disfruta de la incomodidad que su obra carga, pues aunque sabe que es estéticamente apreciada, en su concepto es en el que verdaderamente puede reconocer la calidad de sus espectadores.
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