
Cosas que pasan en un bus
-Febrero 25, 2016
Ilustración
Estos son algunos personajes y situaciones que seguiremos viviendo en el transporte público masivo, patrimonio cultural del proletariado. Y nos atrevemos a creer que no son exclusividad de la idiosincrasia colombiana.
¿Quién no ha dormido profundamente en un bus? Algunos hemos llegado a un estado cercano al coma. El que esté libre de ronquidos que tire la primera piedra.
Con o sin la radio sintonizada por el gentil chofer, algunos pasajeros se creen DJ y usan cualquier tipo de aparato para reproducir su música a todo volumen. Muchos de ellos creen que merecen una retribución económica por tan exquisita curaduría.

Una perversa fascinación por los colectivos pequeños ha hecho sentir como atún enlatado a cualquier persona que mida más de 1,70 metros. Lo bueno: ganamos flexibilidad mientras nos transportamos.

El torniquete de la entrada a los buses (y estaciones de bus) es un aparato que no se han terminado de inventar, ni siquiera en los automotores más sofisticados.

¿Me va a llevar hasta su casa? Esa pregunta podría reemplazar el "Libertad y orden" del escudo de Colombia. No es raro transportarse en un bus al que le suena todo menos el timbre que anuncia las paradas.


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