Cómo hacer una hoja de vida
-Julio 6, 2018
Ilustración
Aunque pareciera suficiente con listar sus estudios y su experiencia laboral, redactar una hoja de vida efectiva es una tarea que requiere de tiempo, trabajo en equipo y un poco de lectura de mentes.
U
na hoja de vida es un documento de mercadeo, un pitch, una oportunidad de venderse frente a un posible empleador. Es otra manera de decir “esto es lo que sé hacer y estas son las pruebas de que sé hacerlo” y el chance de mostrar todo su arsenal en un par de páginas. Es su carta para conseguir una entrevista, un nuevo trabajo y un mejor futuro: es su carta para jugarse todo. Sin embargo, porque la tarea parece sencilla, es algo que se suele hacer por inercia y sin invertirle mucho tiempo y neuronas. Y ahí ya empezamos mal, porque con su hoja de vida usted no solo debe demostrar que tiene los estudios y la experiencia necesarios para desempeñar un cargo, sino que es alguien con quien valdría la pena tener una conversación. Un currículo que denote eso solo se logra con intuición, información y atención al detalle.
Para guiarlo en este primer paso laboral, en Bacánika nos sentamos a analizar las hojas de vida que con los años han llegado a la revista, y a determinar qué es lo que nos ha hecho contratar a alguien o borrar su mensaje sin mirar atrás. También hablamos con César Escobar, coach laboral de 48 Días, una empresa dedicada al diseño de carrera y a la inserción laboral.
CONTENIDO
Ortografía, por favor
Sí, lo más importante que tenemos por decirle es: pilas con la ortografía. Escribir una c donde debería ir una s puede costarle la posibilidad de conseguir una entrevista. Lea dos veces todo, y si tiene tiempo, pídale a alguien más que también lo haga. Revise también que haya escrito bien palabras con las que no esté familiarizado, como el nombre de la empresa (léase: se escribe Bacánika, no Bakánica ni Bakánika).
Investigue el cargo y a su empleador
Esta recomendación no es nueva: haga su hoja de vida pensando en lo que el empleador está buscando y no en usted. Suena contradictorio, pero preguntarse qué podría ser relevante para el cargo al que se está postulando, o qué habilidades específicas son compatibles con este, lo ayudará a presentar un currículo mucho más enfocado y atractivo.
Para contestar esas preguntas, Escobar sugiere cuestionar todo lo que va a incluir: si está postulándose para un un puesto de periodista, piense qué tan pertinente sería contar que usted también ha trabajado como repartidor de pizzas o instructor de patinaje. También funciona si ya tiene años en el mercado: entre todo lo que ha hecho, seleccione lo más relevante para el puesto que está buscando. Esto incluye premios, galardones y reconocimientos. Para volver al caso del periodista, un Simón Bolívar casi que le asegura el puesto, mientras que una mención de honor en el colegio o en la tesis no aporta mucho.
Otra cosa: esas preguntas también hay que hacérselas al listar estudios y hasta datos de contacto. ¿Después del primer par de trabajos realmente importa decir de qué colegio se graduó y cuál fue su puntaje en el Icfes? ¿Tan trascendental fue el curso de cerámica que hizo hace meses y que solo duró una semana? ¿Necesitará contar desde ya su fecha de nacimiento, su número de cédula, su dirección, su signo zodiacal y su estatura? Brindar esa información puede jugarle en contra y dar pie a algún tipo de discriminación. Tenga en cuenta el caso del Reino Unido, donde es ilegal preguntar la edad y el estado civil de los postulantes en una entrevista de trabajo.
¿Y si no tengo experiencia laboral?
Todos empezamos sin experiencia laboral, pero la clave al escribir su primera hoja de vida es no tratar de cubrir su juventud con, por ejemplo, todos los trabajos que hizo en la universidad. Tres páginas listando ensayos, maquetas o proyectos no lo harán ver más experimentado sino inseguro. De nuevo, analice y escoja aquellas cosas que pueden ser importantes para el cargo que está buscando (así sean trabajos de la universidad) e inclúyalas. También considere elementos que dejen ver habilidades o conocimientos que posea. Y la clave: no se avergüence si su currículo se ve algo vacío, recuerde que hasta el que lo va a revisar pasó por ahí.
Mostrar, mejor que decir
Sería contraproducente que su hoja de vida dijera algo malo de usted, pero también que dijera algo que parece puesto ahí porque sí o que suena a pura paja. Nos referimos a lo que todos, en algún punto, hemos asegurado en nuestros currículos: que nos gusta trabajar en equipo, que funcionamos bajo presión, que somos comunicativos, etc. A esto se le conoce como habilidades blandas, y aunque son valiosas porque están asociadas a nuestras personalidades y porque no se pueden aprender, es mucho mejor sustentarlas a través de experiencias pasadas que enumerarlas sin más. En ese orden de ideas, puede explicar brevemente las funciones o logros que tuvo en trabajos anteriores y cómo esas habilidades lo ayudaban en su día a día o a lograr resultados específicos.
Mejor aproveche ese espacio para contar en pocas líneas algo interesante, como por qué quiere el trabajo, y qué podría aportar al equipo. Incluso, si lo considera, hable sobre usted. Escobar dice que eso puede generar preguntas interesantes en la entrevista, sobre todo si resulta siendo un punto de encuentro con el entrevistador. De cualquier forma, sea auténtico: escriba con un tono fresco pero no acartonado (que lo haga sonar seguro de sí mismo pero no confianzudo), preocúpese por la redacción y la ortografía (recuerde el primer tip), y escriba algo que atrape la atención de quien revise su hoja de vida. Recuerde que el diablo está en los detalles.
¿Debo incluir una foto?
Sí y no. Escobar dice que las fotos solo son obligatorias en los perfiles de LinkedIn, y que depende más de usted y su comodidad. Si se anima, evite las selfies a toda costa e inclínese por una foto tomada por alguien más. Pídale a ese amigo fotógrafo que le tome una foto decente o incluso —sobre todo si se ajusta al puesto que está buscando— dése una pasada por Foto Japón. Habrá situaciones a las que se ajuste la típica 3x4 en fondo azul.
¿Y los idiomas?
Sí, son importantes, pero de nuevo, piénselo bien antes de poner esa única clase de italiano que tomó hace años en la universidad. Si tiene algún certificado o algo que respalde que tiene cierto nivel en un idioma, póngalo sin miedo.
Las redes sociales son un arma de doble filo
Y no está obligado a incluirlas. Esa es otra cuestión de intuición. Hágalo si les puede sacar provecho, como si en ellas deja ver que tiene un proyecto personal (un canal de YouTube, un blog, etc.) que, entre líneas, dice otras cosas de usted: alguien con un canal de YouTube sabrá utilizar una cámara y editar video, mientras que quien lleve un blog sabrá escribir y manejar plataformas de desarrollo web. Póngalas, también, si cree que el contenido que usted publica no lo perjudicará y, sobra decirlo, si tiene sus perfiles abiertos.
¡Y pilas con el LinkedIn! Es una gran ayuda, sí, pero no reemplaza su hoja de vida. No cometa la burrada de enviar su perfil de esa red social en vez de un currículo bien hecho y pensado.
Olvídese de las referencias
No son necesarias. Ni tampoco lo es la típica “referencias a solicitud”: la empresa sabe que las puede solicitar si las necesita. Escobar dice que llenar de nombres, cargos y teléfonos su hoja de vida es una pérdida de espacio, y que no tiene mucho sentido hacerlo. ¿O es que alguien se va a arriesgar poniendo una referencia que no diga cosas buenas de uno?
Ahora bien, si usted se mueve en un gremio donde todos se conocen o ha trabajado con algún grande de su industria, le puede dar la vuelta al asunto y mencionar un par de nombres, quien quita que su posible empleador conozca a alguno.
¿Hay algo que nunca debería incluir?
Sí, su aspiración salarial. Puede que el empleador ya tenga definido cuánto le va a pagar y no esté dispuesto a negociar. Si eso no concuerda con lo que usted pide, sus esperanzas de un nuevo trabajo habrán muerto.
¡Ah! Y si su sentido común falla, le recordamos que no ponga apodos, nombres artísticos y demás cosas chocolocas.
DISEÑO
En el diseño confiamos
El diseño de su hoja de vida es otra herramienta comunicativa que puede usar a su favor. Pero de nuevo, eso lo decide usted anticipándose a lo que su empleador puede estar buscando.
Van dos ejemplos: si usted quiere conseguir un trabajo administrativo, tal vez lo que más le interese sea comunicar su experiencia y sus estudios. Piense si le basta con utilizar la tipografía Arial en color negro sobre una página blanca, o si su hoja de vida podría beneficiarse de “meterle un poquito más de diseño”. Ahora bien, si lo suyo está en las artes, pregúntese lo contrario: ¿podría perjudicarlo no esmerarse con el aspecto de su currículo? Tenga en cuenta que en ese campo es clave poseer sensibilidad estética, y que una imagen vale más que mil palabras. En todo caso, tenga en cuenta que la información siempre debe ser legible y que las tipografías y los tamaños inciden en eso.
Este consejo también es útil si usted están buscando dónde hacer sus prácticas universitarias y tiene la opción de usar un formato diseñado por su universidad. Antes de hacerlo, pregúntese si ese formato realmente lo representa y si le ayudaría a que su hoja de vida se destaque del montón. Si cree que no, lo mejor es no utilizarlo. Recuerde que esto se trata de hacer las cosas con personalidad… pero no con tanta personalidad.
¡Pero no sé nada de diseño!
No se preocupe. Si se anima a cambiar el aspecto de su hoja de vida pero no sabe utilizar programas de diseño, puede utilizar herramientas en línea que ofrecen plantillas prediseñadas (y a veces cobran por ello) o incluso utilizar formatos descargables de Word.
También puede tener en cuenta tips básicos como la disposición de la información y herramientas básicas para alterar la tipografía (sí, así sea Arial). Esas se las explicamos más abajo.
Tenga en cuenta el orden de la información
Sobra decirlo, pero hay tres categorías que no pueden faltar en su hoja de vida: su experiencia laboral, sus estudios y su información de contacto. Y la manera en la que las organice también puede ser provechosa para usted.
Eso último se llama orden funcional. Se trata de ubicar primero lo que podría ser más interesante para el empleador o aquello que coincida con los requisitos impuestos por este, y de seguir esa jerarquía hasta dejar de último lo menos importante.
Por ejemplo, si una empresa está buscando un community manager con mínimo dos años de experiencia, es probable que lo primero que el reclutador mire en las hojas de vida sea si la persona ha ejercido el oficio y desde hace cuánto tiempo. En ese orden de ideas, usted debería poner su experiencia laboral en un lugar fácil de ubicar, y al que no tome mucho tiempo llegar.
Y otra nota aquí: Escobar recomienda ser muy meticuloso con la cantidad de información que vaya a incluir y su orden, pues según él, la extensión recomendada para una hoja de vida es una sola página. Ante dos páginas ya tiene reservas, y dice que solo estaría bien para personas que tengan demasiada experiencia.
Utilice estas herramientas tipográficas
Con diseño o sin diseño, confíe en el poder de las negrillas, las cursivas, las viñetas y el tamaño o puntaje de la letra. Esas herramientas son útiles para separar categorías (educación, experiencia, datos de contacto, etc.) y los elementos de cada una (todos sus trabajos, sus estudios, etc.).
También pueden usarse para hacer encabezados, señalar palabras clave, como títulos profesionales o habilidades específicas, y en perspectiva, para “optimizar” su hoja de vida y guiar la lectura de quien la tenga al frente.
Si quiere llevar esto último al extremo, (y asustarse un poco) indague sobre el término “résumé optimization”, que agrupa todo lo que se debe hacer para facilitarle la lectura a máquinas y sistemas automatizados para seleccionar postulantes.
ENVÍO
El correo electrónico —suponiendo que envíe su hoja de vida a través de ese medio— puede ser su aliado o su verdugo a la hora de enviar su currículo. Así que vamos por partes.
El asunto del correo
La definición de un “buen” asunto de correo siempre la determinará la claridad. La pista más confiable es escribir algo en lo que usted haría clic si llegara a su bandeja de entrada y que le permita anticipar el contenido del correo. Piense también en que sea algo acorde al tono del cargo. Para Bacánika, por ejemplo, pega una hoja de vida que diga “Soy el periodista de tus sueños”, mientras que en un lugar más serio, sonará demasiado floripondio.
El cuerpo del correo
Nadie sabe quién es usted, ni siquiera si viene recomendado, así que utilice el cuerpo del correo para decirle a quien reciba el mensaje por qué lo está recibiendo. ¿Se enteró de la vacante por alguna convocatoria? ¿Alguien lo está recomendando para el puesto? Este es el momento para decirlo y no para enviar un archivo adjunto o un link sin información adicional. Piénselo como una presentación breve y bien escrita, que será el abrebocas para su hoja de vida, y que, según Escobar, puede reemplazar las tradicionales y a veces no solicitadas cartas de presentación.
Según Escobar, sería buenísimo averiguar quién sería su jefe y enviarle la hoja de vida directamente a él o ella, o enviarla a través de un conocido que lo pueda recomendar o hacerle puente. El propósito es que quien reciba su hoja de vida se acuerde de usted.
El PDF es su amigo
Y por eso, siempre, debe enviar su hoja de vida en ese formato. Es la mejor manera de garantizar que ningún fragmento de texto o imagen cambie de lugar y también es un formato que no pesa mucho, que se puede abrir sin necesidad de descargar el archivo y desde un computador, tablet, celular, etcétera.
Más puntos si el nombre del archivo sea el mismo suyo (su hoja de vida será más fácil de encontrar) y si no envía otros archivos adjuntos, a menos de que le pidan lo contrario, claro. Piense que muchas veces son asistentes o auxiliares quienes reciben las hojas de vida, y que para ahorrar papel o solo por pereza, pueden imprimir únicamente su hoja de vida e ignorar su portafolio o todos esos certificados académicos que envió. Ambas cosas se pueden solucionar dentro del currículo: para portafolios, incluya una URL, y para certificados académicos, otros puntos en su listado de estudios.
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