Los mejores shows del Festival Estéreo Picnic 2022
En materia de festivales, no es suficiente caer en la nota. Luces, pirotecnia o simplemente unas visuales envolventes pueden ser la diferencia entre el olvido y la leyenda.
La música en vivo es, además de música, teatro. Históricamente la zarzuela o la ópera han utilizado con experticia los recursos de la dramaturgia para crear espectáculos memorables que vivirán para siempre en la memoria de los espectadores. La música contemporánea no es la excepción. Desde finales de la década de los cincuenta, bandas y solistas han aprendido el valor de una buena escenografía para captar la atención de un público cada vez más disperso. Screamin’ Jay Hawkins utilizaba hielo seco y un ataúd para interpretar su fascinante “I Put a Spell on You” y The Doors llevaron al set del show de Ed Sullivan puertas flotantes para su polémica interpretación de “Light My Fire”. Alice Cooper, Marilyn Manson o Rammstein han llevado sus perversiones a las tablas para crear shows furiosos y explosivos. Mientras tanto, la realeza del pop entiende el valor de ciertos recursos para crear espectáculos sobresalientes. Para el regreso del Picnic, los artistas locales e internacionales se esforzaron para dejarlo todo en tarima. En el camino, nos legaron presentaciones memorables que se guardarán para siempre en la memoria del festival. Estos fueron nuestros favoritos.
Spoiler: no tú, José.
Viernes
The Libertines
Pete Doherty y su banda tienen una química escénica sin par que no precisa de mucha parafernalia para construir una actuación perfecta. Sobrios en su identidad británica, no tienen que soltar frases aprendidas en parlache minutos antes del espectáculo para sobrecoger y emocionar al público. Las canciones de sus tres álbumes de estudio fueron coreadas a voz en grito por una audiencia que entendió su importancia cultural como punta de lanza del revival del rock británico de las últimas décadas. Fue un show sobrio, pero explosivo. A veces íntimo en la interpretación de “Music When the Lights Go Out” o “You’re My Waterloo”, y otras explosivos y portentosos como la histeria colectiva que generó “What Became of the Likely Lads” o “Don’t Look Back Into the Sun”, la banda se sabe leyenda y corresponde a ese estatus sin caer en el cliché del rockstar que marcó sus primeros días como artistas, en los que la controversia muchas veces logró eclipsar su virtuosa reinvención del garaje. Esto no quiere decir que no fuera un espectáculo. Todo lo contrario: los excesos y los cristales rotos son para amateur, lo de The Libertines es el arte de interpretar canciones honestas y emotivas con la misma fuerza de hace veinte años, aunque ya no les queden las camisetas de los días del principio de milenio.
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Fotografía: Harold Lozada
Piel Camaleón
Abriendo el escenario principal, esta banda rola contrastó entre sus colores neón con el pasto y el cielo semidespejado que permitía entrar los últimos rayos del sol. Con un diseño elegante pero inquieto, sus trajes chillones y las imágenes que se proyectaban en la pantalla de su escenario eran muestra de la precisión casi milimétrica con la que se planeó el show que hizo saltar a sus fans. Los cinco integrantes celebraron la participación tan esperada desde la creación de la banda en 2014, cuando asistían al Festival Estéreo Picnic esperando ser parte del cartel algún día. Fue tan esperado el momento que hasta las mamás estuvieron en primera fila uniformadas con camisetas de la banda. Piel Camaleón le ofreció al festival la posibilidad del goce y el baile con temas como “Te valgo”, donde se cantó a grito herido, o “Jaguar E-type”, donde nos trasladaron a un viaje por las calles de París en un auto deportivo. Unos cambios camaleónicos de ritmos, letras y voces para moverse mientras el viento ondulaba las pintas de un viernes musical.
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Fotografía: Harold Lozada
Black Pumas
Las caras estaban confundidas, los murmullos rodeaban el público, “¿Qué pasó con los Black Pumas?” “El Festival ha ido muy bien durante todo el día, qué raro que estén retrasados”. No se entendía muy bien por qué se había cambiado el horario de la presentación, pues se cruzaría con la también esperada participación de los Foo Fighters… Pasaron los minutos hasta que la tragedia mostró la cara: había muerto Taylor Hawkins. Las pantallas de los celulares mostraban los comunicados de Instagram en los perfiles del FEP y Foo Fighters. Nadie podía creerlo, los ojos se encontraban asustados, distorsionados y perdidos, ¿era real lo que estaba sucediendo? La voz de Eric Burton interrumpió el bullicio. Confirmó la muerte de Taylor, lamentó la pérdida e invitó a los fans a un minuto de silencio por la memoria del baterista de Foo Fighters. Solo podían escucharse las respiraciones… “¡TE AMAMOS TAYLOR!” se escuchó entre el público. “Que descanse en paz Taylor Hawkins, gracias Bogotá” dijo Adrian Quesada. En ese momento varias luces se encendieron, los gritos aturdieron y comenzó el show. Los ánimos se elevaron gradualmente con la energía de la agrupación. La conexión y complicidad entre sus integrantes era más que evidente. Al unísono los fans cantaron canciones como “Black Moon Rising” y “Colors”, podía sentirse la emoción entre los ojos llorosos como respuesta a Burton y el coro de voces femeninas que sonaban tan celestial como una eucaristía.
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Fotografía: Juan Francisco Herrera
Duplat
Desde el primer minuto de su show generó carcajadas. Con un carisma y un humor muy criollos, el cantautor habló de sus experiencias mientras tocaba el piano y cantaba canciones punzantes y cursis como “Cielo” y “Lo que pudimos ser”. Con su traje de colores pastel y sus gafas de sol conmovió a sus fans, que tenían carteles con mensajes como “Te amo Duplat”. A los gritos le solicitaban sus canciones más famosas, pero finalmente él era quien decidía qué cantar. Hasta tocó una pieza de música clásica porque sí, porque el show era suyo y por el puro placer de mostrarle al público la belleza de las canciones que no suelen escucharse pero que fueron los inicios de su carrera musical. Así, su show para los “caballeros” y “caballeras” fue una comedia musical acompañada de un diseño kitsch, casi una obra teatral.
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Fotografía: Harold Lozada
IDLES
Usar la camiseta de la Selección Colombia puede parecer a veces condescendiente por parte de los artistas, pero cuando decimos que la banda inglesa sudó la camiseta y se convirtió en ciudadana ad honorem de nuestro país, no exageramos. Joe Talbolt es un frontman de los que ya no existen: carismático, político, explosivo, agradecido. La banda tronó con fuerza en cada una de las canciones de su set y hasta se permitió un popurrí irónico en el que versionaron canciones de Adele, Mariah Carrey y los propios Libertines, que acababan de bajarse de la tarima principal. Siempre es energético encontrarse con un pogo de tal envergadura en un festival privado y, salvo por Tursntile, no hubo otro momento tan “punk” en los tres días del FEP. IDLES es todo lo que necesita un género cuyos fanáticos insisten no ha muerto al llevarlo en parches y escrito a mano en las espaldas de sus chamarras gastadas. La banda está revitalizando las formas de un discurso que ya casi cumple medio siglo y vuelve a las raíces para irradiar lo que planteó el género en su natal Inglaterra en un momento complejo político y social: respeto, tolerancia, diversidad.
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Fotografía: Harold Lozada
Sábado
C Tangana
Para nadie es un secreto que Pucho dejó la barra muy alta. Es más: altísima. Con una puesta en escena impecable en términos de luces y mobiliario para crear distintos ambientes acordes al vibe de cada canción durante su concierto, C Tangana hizo gala de perfección. Con variedad de canciones que recorrieron el enorme espectro de géneros que ha probado, el show del madrileño ofreció una clara muestra de cómo a una presentación musical puede no sobrarle un minuto ni un gesto. Todo impecablemente calculado pero expuesto con total espontaneidad y genio para relacionarse estrechamente con su público. Destacaron la participación de los prodigiosos músicos que lo acompañaron en tarima con guitarras acústicas y cante flamenco, el barista con su escena fantástica y cómica de conexión por Bluetooth al sonido del escenario Adidas y la sorpresiva participación de Ed Maverick en “Párteme la cara”, que puso a llorar a más de uno.
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Fotografía: Harold Lozada
Fatboy Slim
Aún cuando los géneros de la electrónica hoy aseguran por lo general sets sublimes pero homogéneos, Fatboy Slim probó que su título de leyenda excéntrica de la electrónica no se lo ganó en vano. Acompañado por video y animación de su cuerpo engordando, de las letras de los temas que mezclaba y de su cara deformándose y cantando, el británico ofreció un show que superpuso todo tipo de géneros y recursos de la música electrónica: desde el bassdrop icónico del trance hasta pasajes completos de techno impecablemente cortados una y otra vez por esos dos versos que tanta fama le han dado y que cantamos a grito herido una y otra vez: right about now, the funk soul brother; check it up now, the funk soul brother. Dio gusto verlo cantar cada canción, reír, gozar esa fiesta que en tanto tiempo no ha dejado de ser suya. Vale destacar que su set demente tuvo varios temas clásicos en remezclas fantásticas como el hit de la segunda década del dos mil Eat sleep rave repeat, la imbatible Lady (hear me tonight) de Modjo, y por supuesto el cierre hermoso con el que tanto esperamos aplaudirlo desde que supimos que venía: We've come a long long way togheter, through the hard times and the good, I have to celebrate you baby, I have to praise you like I should.
Jungle
Se sabía, se veía venir, se recordaba. Sin embargo, ver a Jungle es siempre necesario, pues tienen un show cargado de vida como pocos. Y es que desde su llegada a Colombia hace algunos años junto a Bomba Estéreo, el colectivo británico ha aprendido cómo conquistar nuestros corazones. La fórmula, lo saben, es ofrecer siempre lo mejor y un poquito más. En su caso, mucho más. Jungle tiene su propio piso térmico y, cuando llegan a la tarima, crean un universo autocontenido en el que tenemos el privilegio de participar por unos minutos. Y siempre parece breve. Es un show sobrio, sin exceso de pirotecnia, en el que la música está por encima de todo. Parece una obviedad, pero es necesario señalarlo: a veces estamos tan pendientes del espectáculo que se nos olvida que llegamos allí por las canciones. Jungle encuentra el balance perfecto entre luces, visuales modestas y una banda que en vivo es una aplanadora. Pusieron a prueba la leyenda que versa sobre el valor como bailarines de los colombianos y, cachacamente, intentamos responder. Al final del día, aunque las palmas no estuvieron en sintonía entre la asistencia, sí lo estuvieron corazones y gargantas. Excelentes.
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Fotografía: Harold Lozada
Ela Minus
La presentación de Ela Minus fue irreal, a veces olvidaba que era humana y además de todo, colombiana. El escenario del Banco de Bogotá se llenó de todos aquellos que durante mucho tiempo, esperamos volver a ver a Ela en su ciudad natal. El show tuvo un breve retraso debido a que cada sintetizador debía quedar perfectamente alineado para una cátedra de música electrónica totalmente análoga, sin computador. La recibimos entre aplausos y gritos, nadie estaba preparado para la hora que tendríamos y que empezó con Dominique, una canción casi premonitoria, porque nadie quería “dormir hasta que saliera el sol”. Después de ese primer tema todo fue un viaje guiado por la improvisación precisa de Ela, su mágica voz, sus ritmos brillantes e introspectivos y un juego de luces excepcional. Hubo una pequeña pausa porque se desconectó uno de los elementos principales, el bajo. Con una sonrisa nerviosa y mientras arreglaba sus sintetizadores, agradeció al público y cantó a capella mientras todos repetían su nombre al unísono. Rápidamente la música volvió e hizo saltar a todo el mundo con You Won't Make Us Stop. La energía era increíble, la conexión con el público aún más, leía lo que queríamos y nos daba lo que no sabíamos que necesitábamos. El show acabó con una ovación gigante, no podía ser de otra manera ante una de las productoras de música electrónica más importantes del país y del mundo.
Caribou
No era la primera vez que Caribou llegaba al Estéreo Picnic a inundar el lugar con su música electrónica caracterizada por ser precisa, versátil y psicodélica, pero sí fue la más memorable. Cerrando el escenario del Banco de Bogotá en el segundo día del festival, Caribou dio un show impecable acompañado de su banda que dejó maravillados a todos los asistentes con un bajo inconfundible y un baterista que entregó todo de sí. Además de los ritmos luminosos y bailables entre el ambient y el house, el canadiense nos entregó una presentación memorable con un juego de luces y elementos visuales que le hicieron justicia a su música mientras el público bailaba sin reparo en la fría madrugada de la sabana.
Domingo
Margarita Siempre Viva
Esta banda es la definición del éxito. Aparecieron virtualmente de la nada hace unos pocos años y pronto se convirtieron en los consentidos de la prensa independiente. En su segunda presentación en el Estéreo Picnic llevaron con dignidad el cambio de horario que implicó el retraso del vuelo de Marina y agradecieron a todos y cada uno de los presentes por ser parte de su jardín lóbrego. Antes del show, la banda bajó al público y repartió flores blancas y amarillas entre los asistentes que madrugaban para estar al frente durante su presentación. La banda ha cosechado una audiencia férrea que apoya cada uno de sus momentos de crecimiento como artistas y mantiene la dignidad y humildad que los ha caracterizado desde el inicio. “Lentas nubes de fuego” sonó perfecta, al igual que las nuevas canciones que han presentado en días recientes, “Fractal” y “Depresión post paisaje”. Adán Naranjo se sumó en las labores de batería y, como recién llegado, es una adición pertinente al sonido de esta fuerza imparable que, desde el Valle de Aburrá, llegó para comerse al mundo entero con sonido certero y propio.
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Fotografía: Harold Lozada
A$AP ROCKY
No se necesitó mucho para que A$AP ROCKY pusiera a saltar a todo el escenario principal del Estéreo Picnic. El astro del rap de Harlem impresionó con un show limpio y lleno de sus vibras despreocupadas. Con éxitos como “Work”, “L$D” y la icónica “Everyday” hizo un recorrido desde sus primeros álbumes hasta Testing, su última producción que salió a la luz en 2018. Solo se necesitó de un excelente VJ que acompañara con los visuales precisos la versatilidad de ritmos y melodías por las que viajó A$AP en una hora de show muy bien logrado. Aún cuando han pasado años desde que sacó un álbum completo, demostró que sigue igual de vigente que en 2011, cuando lanzó el inolvidable Live. Love. Asap. Sin duda un show que trajo nostalgia y alegría a quienes lo seguimos y reconocemos como un ícono de su género, en especial al momento de verlo cantando envuelto en una bandera de Colombia.
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Fotografía: Harold Lozada
Dj Harvey
No podía ser otro el encargado de cerrar el Estéreo Picnic, tenía que ser DJ Harvey. Después de tres días viviendo todo tipo de emociones, shows y ya llevados por el cansancio, quienes no queríamos que acabara el idilio del festival llegamos al escenario del Banco de Bogotá a ver la presentación que cerraría con broche de oro esta experiencia. Tras una intro larga y llena de sonidos planos que daban la atmósfera de una iglesia, los beats de disco, house y garage del icónico DJ británico inundaron la madrugada de aquel lunes. No hubo cansancio o dolor de pies que se resistiera a la fina selección de la leyenda viva del dance y de la escena queer, que acompañado de un grupo excepcional de drag queens, dio un show que dejó a todos con ganas de otros tres días de celebración. Según el horario oficial, aquel ritual acabaría a las 3:00 am para dar cierre al festival, pero como toda gran estrella y devoto de la fiesta, Dj Harvey sorprendió a los asistentes con una hora más de ritmos vibrantes. A las 4:00 am sus decks dieron cierre al Festival Estéreo Picnic 2022 y se despidió entre aplausos y ovaciones. Fue memorable.
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Fotografía: Harold Lozada
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