SakoAsko, El Viajero y Santiago
SakoAsko es uno de los ilustradores más reconocidos del país. Sus personajes describen y visitan zonas profundas de lo humano, allí donde habita lo extraño y lo que nos genera rechazo, pero que su sensibilidad logra transformar en imágenes con un potencial evocativo enorme. Aquí, un acercamiento a su proceso creativo.
Entre la mitología y los arquetipos, Santiago y SakoAsko se encontraron. No fue una casualidad, sino el resultado de una búsqueda, del querer reencontrarse y reconstruirse desde su humanidad.
El nombre y la identidad son solo un componente para Santiago Oliveros, quien se reconoce a sí mismo entre una multiplicidad de seres y monstruos que se concede explorar en lugar de evitar. En este camino, hay elementos que siempre tiene presentes tanto desde su cotidianidad como en su obra: su niño interior, las polaridades humanas y el movimiento.
Entre estas diferentes facetas de sí mismo, Santiago ha construído heterónimos para expresar la inmensidad que habita en nosotros. Esas ideas, diálogos y reflexiones a las que se llega en una conversación con amigos en una madrugada o en nuestro monólogo interno antes de dormir. Sus ilustraciones, conectadas con el sentir y espiritualidad, se sienten tan cercanas y reveladoras que hoy le siguen casi 300.000 personas en su cuenta de Instagram. Según Santiago, “la espiritualidad a veces se tiende a pensar que es como levitar o tomar bebidas espectaculares, pero siento que es tan simple como tú sentarte a tener una conversación honesta con tus amigos, con tu papá o tu mamá; ahí vas a saber qué es algo espiritual, real, fuerte y profundo”, explica.
Este ilustrador y muralista huye de lo estático y de la pausa, cuando no está en otro país pintando un mural, podemos encontrarlo en su habitación dibujando una nueva viñeta o pintando un cuadro. En cuanto a su proceso creativo, Santiago tiene una ruta identificada: comienza por la palabra, ya sea escrita en los libros que lee; escuchada en las conversaciones u observada en las imágenes y las escenas que percibe diariamente, en las pantallas o las calles. Luego, anota brevemente en una de sus libretas la idea que identificó para más adelante tener una reunión en su cabeza, una confrontación con sus pensamientos para decidir el formato, los colores y los personajes que comunicarán la idea inicial.
El Viajero: un trotamundos del caos humano
A mediados del 2014, Santiago Oliveros realizó su primera publicación. Es una ilustración de El Viajero, el tercer heterónimo de esta trinidad. Siempre ha cargado con la misma misión: entregar el mensaje. En esta imagen, El Viajero se encuentra en un camino sostenido por columnas de ladrillos, camino que él mismo está construyendo con materiales que brotan de sus manos. Al fondo, está la nada, el vacío absoluto. Una imagen que ya contiene todo el sentido de lo que 10 años después se convertiría en el proyecto SakoAsko.
Entre los referentes para concebir e ilustrar estos pensamientos, se ha guiado de ideas como las del mitólogo y escritor Joseph Campbell. “Tengo un mejor amigo que me recomendó El Héroe de las Mil Caras, porque yo estaba en la creación de El Viajero [y] me ayudó a entender lo que venían haciendo todos estos años: [...]todas estas figuras de mitos son arquetípicas y responden a verdades espirituales de los seres humanos que las comunicamos a través de esos símbolos y personajes que nos inventamos”, afirma Santiago.
El Viajero comienza su partida como un nómada entre los escenarios fantásticos de colores sólidos que ilustra Santiago. Con su maleta y una parca, se enfrenta a la psique humana y sus contradicciones: el desamor, la envidia, la nobleza, la rabia, el rechazo, la gratitud, el rencor o las adicciones son algunas de las temáticas que El Viajero nos presenta como experiencias y emociones, todas tan válidas como humanas. No está solo, pues no existimos sin el otro, sin la construcción de vínculos que generen una serie de reflexiones sobre el cambio y la compasión. La bendición es entonces compartir —o recordar— estas respuestas que siempre han estado dentro de nosotros. Esta retribución colectiva es la esencia de SakoAsko.
SakoAsko: la representación del espíritu
Antes de concretar una idea y de ser entregada por El Viajero, esta debió ser reconocida y sentida. Pero este es un proceso colectivo, fruto de las conversaciones entre Santiago y sus amistades, entre sus maestros y sus ideales. Aquí se suman otras ideas como las del psicólogo Carl Jung y el inconsciente colectivo en el que estamos interconectados. Así, SakoAsko es la vida manifestada a través del arquetipo ilustrado de El Viajero.
Todos somos El Viajero y a su vez, SakoAsko. “Más allá de esas máscaras, más allá de los nombres, más allá de las profesiones, en ese imaginario colectivo está la materia prima del artista, lo que tú creas, lo que estamos sintiendo todos. Por eso escuchas una canción y te sientes comprendida o ves una película y comprendes su intención, ese es el poder del símbolo y el lenguaje del cual estoy tan inquieto y tan enamorado y a lo que le quiero dedicar mi obra artística y mi vida”, explica.
SakoAsko además de ser el nombre de su proyecto, es también su alias. En un comienzo se llamó solo Sako, luego Asko y terminó en una mezcla de ambas, en el complemento de liberar, desenterrar y vaciar aquello que genera rechazo, asombro o incomodidad. Al final, el habitar las perspectivas que le ofrece su proceso creativo lo acerca más a su intención: conectar desde lo que concebimos como defectos, abrazar la autocrítica y recordarnos que solo estamos siendo humanos.
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