Librerías en tiempos de pandemia
Las conversaciones entre libreros y lectores también se mudaron a espacios virtuales. Los libreros narran su experiencia en estos meses a puerta cerrada y nos hablan de lecturas frecuentes y recomendadas.
ronto se cumplirán seis meses desde que el Gobierno Nacional comenzó a tomar medidas para hacerle frente a la inminente llegada del COVID-19. Con ello paulatinamente se fueron suspendiendo casi todos los sectores que mueven a Colombia y las librerías, por supuesto, también se vieron afectadas. Desde entonces, los encargados de darle vida a estos espacios han mudado sus servicios a diferentes plataformas. Zoom, Google Meet, llamadas telefónicas, mensajes de WhatsApp y demás vías de comunicación hicieron parte de un “todo vale” para mantener activo el vínculo entre lectores y librerías.
Las casas transformadas, con paredes llenas de repisas hasta el techo, los pequeños locales abiertos como oasis de la cultura en medio de centros comerciales, las mesas dispuestas para tomar un café y pasar las páginas en placentero silencio, los espacios llenos de libros apilados que brindan la posibilidad de leerse en los pasos de otras personas, de leerse en otras historias, todo eso tuvo que embalarse para leer desde el hogar, lejos de esa experiencia de intimidad, comunidad y encuentro.
El silencio de la lectura solía tener un ideal contrapunto en el diálogo con esos expertos que nos guiaban entre la inabarcable cantidad de opciones, los libreros: lectores de personas y de libros, con la mirada afinada para juntar a unos y otros. Son precisamente ellos quienes nos responden lo que han vivido sus librerías durante esta temporada a puerta cerrada, hablan de los recursos que han usado para mantener la conversación y las ventas en espacios virtuales, y comparten con nosotros las lecturas más frecuentes entre sus clientes, así como algunas recomendadas para estos tiempos de lentitud e intimidad.
El Licenciado
Librero: Juan Ramírez / Rionegro, Antioquia
@licenciado_libros
Cuando empezó la pandemia cerramos inmediatamente y comenzamos a trabajar desde la casa. Comenzamos a reunirnos todo el equipo de la librería, para ver cómo nos íbamos a adaptar a esta nueva forma de trabajo. Lo primero que hicimos fue emplear el servicio de envíos, nosotros no funcionabamos así. También implementamos el tema de las llamadas, videollamadas, ahora WhatsApp funciona 24/7, el soporte de la tecnología ha sido fundamental para adaptarnos.
Hace aproximadamente mes y medio comenzamos a funcionar de nuevo desde el local sin permitirle el ingreso a la gente, desde la puerta pusimos un barra con todos los elementos de cuidado. La idea es que todo el que viene a manipular un libro, use guantes, todo al pie del protocolo. De igual forma hemos venido incorporando los servicios que antes prestamos, nosotros también vendemos café. Si la persona quiere un café, se le da para llevar. Nosotros teníamos a diario los periódicos para que la gente viniera, también podían venir a trabajar y ya no se puede. Hay quienes llegan a la librería, ven la barra ahí y la nostalgia que les da es muy grande.
No solo a ellos sino a nosotros, la librería es un espacio relativamente pequeño y se presta mucho para conversar, hablar de libros. No es lo mismo la experiencia de vender un libro que vender unos zapatos, antes de vender un libro hay que entablar una conversación literaria para saber qué le vamos a ofrecer. Eso es necesario para conocer el espíritu lector y saber qué es lo que está buscando. Muchas veces cuando las personas van a comprar un libro, quieren que el libro los descubra a ellos. Ahora la venta es muy puntual, específica. Cambia mucho.
La idea es que la gente siga en contacto con nosotros. Una vez al mes nos reunimos con jóvenes para hablar de literatura, filosofía, escritura creativa, ciencia ficción, y hemos procurado seguir haciéndolo vía Zoom.
¿Se está leyendo más?
Podríamos decir que sí. La gente de esta zona es más bien mayor, tiene el tiempo de leer en su casa. Se venden muy bien los libros infantiles. Ahora, con los hijos en casa, las personas buscan leerles. Ya en temas de literatura, se han reactivado los libros que hablaban de esto. La peste, de Albert Camús, es de los libros más vendidos; El ensayo sobre la ceguera, de José Saramago; Narciso y Goldmundo, de Hermann Hesse; El hombre en busca de sentido, de Viktor Frankl, son libros muy esperanzadores para estos tiempos. Narran un poco lo que estamos viviendo.
Cuando las personas quieren leer sobre lo que está sucediendo, buscan la respuesta en los libros. Encuentran en la literatura la forma de narrar esto, que narra un acontecimiento como la peste.
¿Qué recomienda leer?
Es un buen momento para rescatar la literatura colombiana. Autores que no son tan reconocidos como Germán Espinosa, es el momento para sentarse a explorar cosas como La tejedora de coronas. Si se animan, también recomiendo leer a Marcel Proust: En busca del tiempo perdido es una novela apropiada para los que tienen tiempo para leer en casa.
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Nido de libros
Librera: Alexandra Vives / Barranquilla
@nidodelibros
Desde que inició la cuarentena en marzo hemos estado cerrados al público. Hubo una ventana de tiempo, alrededor de junio y julio en la que se pudo abrir acatando los protocolos. Luego en Barranquilla se cerraron todos los comercios por disposición del gobierno local, debido al pico del contagio en la ciudad y apenas ahora se reinicia la apertura. Hay que realizar una inversión nada despreciable en los implementos, señalización, etc.
Además y muy importante, al reabrir la experiencia de la librería con todos estos protocolos no es la misma. No se pueden tocar los libros, no puedes sentarte a tomar un café ¡Es casi como ir a recoger un pedido y listo! De modo que, la esencia de ir a las librerías a deambular y conversar con el librero u otros lectores queda un poco desplazada en este nuevo contexto. Ya estamos preparándonos para la reapertura al público, pues hoy ya las cifras de contagio en Barranquilla han empezado a ceder y estamos atendiendo bajo estos nuevos esquemas, ¡mucha gente nos los pide!
Hemos tenido habilitados múltiples canales de comunicación: nos contactan a los teléfonos de la librería, el WhatsApp de los libreros, vía redes sociales, nuestro correo electrónico, nuestro blog, la tienda virtual, etc. Eso ha permitido que nuestros clientes anteriores y nuevos sigan recibiendo nuestra asesoría. Nuestros clubes de lectura siguen vigentes y algunas actividades se han mudado a la virtualidad. A veces hemos tenido que ser recursivos y enviar fotos de las páginas interiores de los libros cuando un cliente lo quiere ver por dentro, tomarle las medidas a los libros para conocer el tamaño, llamar por video para que el cliente los vea, esto es definitivamente más dispendioso. Siempre será mejor el contacto frente a frente, la conversación, que el cliente pueda ver y palpar los libros. Hay un encanto muy especial en esa parte orgánica y sensorial. Pero en estos momentos esto es lo que hay y con eso trabajamos.
¿Se está leyendo más?
No podría asegurarlo. Pero sí percibimos que al menos hay un deseo por leer más. Y eso se evidencia en la búsqueda de nuevas lecturas, en la llegada de nuevos clientes,en la adición de más integrantes a nuestros clubes. Si en la práctica están leyendo en efecto más, no lo sé. Pues una de las grandes encrucijadas que nos ha planteado la pandemia es que el tiempo, que pareciera haberse detenido para algunas cosas, simplemente no sabemos cómo administrarlo dentro de la nueva cotidianidad tan estacionaria.
Pero sí tenemos más ventas de libros a nuevos clientes. Personas que manifiestan querer retomar la lectura, esperando que les recomienden un libro para renovar su hábito lector. En el caso de los niños y jóvenes lectores, también vemos el deseo de los padres de adquirir libros para compensar el hecho de que pasan muchas horas en pantalla. Las ventas de nuestro Nido Club, una compra de libros por suscripción, también han aumentado. Podría significar que los padres en este momento valoran aún más el que sus hijos reciban un paquete escogido especialmente para sus hijos, tanto por que el club se percibe como un regalo y por otra parte les ahorra el tiempo que tomaría en elegirlos ellos.
¿Qué recomienda leer?
¡Todo! Realmente la situación que vivimos no debe ser determinante en lo que leemos. Es decir, no podemos ir al extremo de leer solo lo relacionado con la pandemia. La lectura es un tema de intereses y gustos. Hay lectores que leen de todo un poco y otros que se mantienen siempre en la misma temática o género, eso es parte de la libertad de leer. Elegir lo que a uno le gusta. Nuestra recomendación siempre será que, aunque fiel a nuestros gustos particulares, debemos explorar y conocer nuevas voces, retarnos un poco y probar con autores robustos. Cuando uno lee siempre en su zona de confort, lo pasa bien. Pero cuando descubre uno de estos autores que son magistrales, esas obra literarias que son monumentales, la forma en que experimentamos la lectura nunca volverá a ser la misma. Esas lecturas grandes nos cambian el gusto, la forma en que paladeamos la lectura.
Ahora bien, si no se es un lector asiduo y lo que desea es retomar el ritmo lector, como libreros recomendaremos una lectura digerible. Es decir, una que en su lenguaje, tema y estructura no plantee grandes retos, pues lo que el lector quizás busca es sentir que volvió sobre un libro, le gustó y lo terminó. Luego cuando ya tenga más confianza el librero puede ir recomendando otro tipo de lecturas. Eso es lo que hacemos los libreros. Ayudar a construir, o reconstruir, un itinerario lector.
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Árbol de libros
Librera: Claudia Morales / Armenia
@arbollibroscol
Árbol de Libros cerró sus puertas el 16 de marzo y las volvió a abrir el 20 de mayo. Durante esos meses, las pérdidas fueron del 100 por ciento dado que la librería está en un centro comercial, que también estaba cerrado, y como consecuencia de eso no podíamos acercarnos de ninguna manera. Cuando tuvimos los permisos para volver a atender al público, implementamos rigurosamente los protocolos de bioseguridad, y desde entonces hasta hoy, trabajamos con tanto cuidado como si fuera el día uno de la pandemia.
Tuvimos que pensar en nuevas fórmulas de acercamiento con los clientes antiguos, y de conquista de los nuevos. Sabíamos que ya no podíamos depender de la gente que entrara al local, así que creamos unas asesorías virtuales que han sido muy bien recibidas por la gente, y que tienen la ventaja de que nos permiten llegar a todas las regiones del país. Gracias a eso, a la gente que nos busca y cree en nosotros, creemos que podremos sobrevivir financieramente.
¿Se está leyendo más?
Yo creo que sí leen las personas que tienen posibilidades económicas y las que tienen acceso a librerías y bibliotecas públicas. No le podemos pedir a los ciudadanos de ciudades y veredas que no tienen a la mano espacios cercanos de libros, o que deben priorizar sus gastos para sobrevivir, que compren libros.
Por otro lado, estoy vendiendo muchos libros infantiles y juveniles. Como la cuarentena ha obligado a los padres de familia a tener encerrados a sus hijos menores de edad, están buscando en la lectura otras fórmulas de distracción y aprendizaje.
¿Qué recomienda leer?
Recomiendo leer todo lo que se ajuste al gusto y a las pasiones de cada persona. Leer, no importa el momento, y siempre que la vida les dé la posibilidad de hacerlo.
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Aljibe Librería
Librera: Alejandra Espinoza / Barichara
@aljibelibreria
La librería estuvo cerrada durante varios meses y por fortuna pudimos abrir relativamente temprano por el decreto 636 expedido en mayo por la Presidencia. Por supuesto todo cambió con la pandemia. A nivel económico, hemos pasado por un momento crítico, las librerías de por sí son negocios muy frágiles, además Barichara es un pueblo que vive del turismo y toda la economía local quedó congelada. Por otro lado, la idea de una librería es crear un espacio de encuentro de las ideas. Las librerías son nodos culturales y la virtualidad y la distancia social van en contra de los eventos culturales, del contacto personal entre librero y lector, del encuentro entre autores y lectores.
Así, Aljibe se ha transformado, siempre hemos sido librería y café pero por los protocolos nos tocó suspender indefinidamente el servicio de cafetería y toda la agenda cultural presencial. También se ha transformado la interacción con el espacio, por ejemplo, los clientes no pueden tocar los libros, pero aún con estas nuevas realidades, la librería se mantiene. Hoy, más que nunca, la labor de una librería es necesaria porque la lectura puede darnos horizontes, compañía, reflexiones que necesitamos para entendernos y entender la sociedad en que vivimos.
Desde que abrimos con todos los protocolos ha sido una experiencia nueva mantener la distancia, evitar que los clientes toquen los libros. Tenemos pocos visitantes, pero para aquellos que aprovechan el pico y cédula para venir continuamos entablando conversaciones, compartiendo lecturas y recomendaciones. También creamos un espacio en la radio comunitaria de Barichara llamado “No te Enloques”, lecturas para la cuarentena para llevar la lectura a las casas del casco urbano y la ruralidad. También estamos apostándole a continuar ese vínculo entre la librera y los lectores a través de redes, por lo que sacamos una página web www.aljibelibreria.com. Queremos que la navegación de la página sea una experiencia amena, que transmita esa intimidad de la librería, porque más que un catálogo impersonal de títulos lo que tenemos son libros selectos escogidos por la librera y recomendados personalmente.
Esta comunicación por redes también nos ha dado la oportunidad de llegar a lectores en otras partes del país que han sido esenciales para el sostenimiento de la librería a través de envíos. Así mismo, los siguientes meses empezaremos a hacer clubes de lectura virtuales y charlas con autores virtuales, veremos cómo nos va. Por un lado tenemos la posibilidad de entrar en contacto con una comunidad mucho más amplia, pero extrañamos las tardes de poesía, los talleres, las tertulias, la vida de pueblo de Barichara.
¿Se está leyendo más?
Siempre he creído como librera que no es que los colombianos no lean, es que hacen falta más librerías y libreros que conecten los libros con sus lectores. Creo que muchas personas encerradas en sus casas han buscado activamente conseguir libros y en el caso de Aljibe la pandemia nos ha puesto en contacto con muchos lectores en distintas partes del país gracias a redes como Instagram. Sin duda, en momentos de incertidumbre los libros salvan. Muchos lectores se han abierto a la posibilidad de leer y la pandemia ha logrado que sea más fácil conseguir libros a través de internet y en particular las redes sociales.
En cuanto a qué leen pues la verdad, como librera, me doy cuenta de que la mayor parte de las veces la gente lee lo que uno recomienda. Los libreros son como boticarios que recomiendan según el ánimo y los gustos de los lectores; cuando se establece una relación con el librero el lector está muy abierto a recomendaciones. Yo recomiendo más que todo literatura latinoamericana contemporánea. Recomiendo ensayos sobre el naturalismo y también libros que nos hagan reflexionar de manera crítica sobre la sociedad.
¿Qué recomienda leer?
Cualquier libro de la editorial Errata Naturae, creo que todo su catálogo nos hace un llamado y este es el momento de escucharlo: Un año en los bosques de Sue Hubbel, La Revolución Interior de Liev Tolstói, El arte de ver las cosas de John Burroughs. Y, para entender que el encierro puede ser un estado mental, recomiendo La Azotea de Fernanda Trías.
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Expresión viva
Librero: Jonathan Valencia / Cali
@expresionvivaltda
Nosotros estamos ubicados en el barrio San Antonio, en Cali. Es un barrio muy transitado por los turistas y tiene mucha vida comercial. Cuando comenzó a reducirse la circulación en el barrio, estábamos dejando entrar a las personas con un protocolo de bioseguridad y no se les permitía tocar los libros. Cuando se dispararon los casos en Cali procuramos que dejaran de venir. Tenemos una conciencia de la situación, más cuando el director de la librería es el presidente de la junta de vecinos del barrio. Entonces, de una manera u otra, la librería tiene que dar el ejemplo.
Los libreros que trabajamos allí hemos puesto de nuestra parte para entender que ahora tenemos que hacerlo así. Es mucho más fácil estar en la librería donde alguien dice “quiero leer algo” e inmediatamente le hago el recorrido, ahora en términos de virtualidad, tenemos un catálogo y configurando una tienda virtual para apoyarnos en eso. Pero, como libreros, hemos defendido mucho el concepto de atender a las personas. Creemos que una cosa es vender un libro y muy diferente es asumir una postura sobre la experiencia de leerlo. Por ejemplo, tenemos un formulario virtual donde la persona elige qué librero quiere que lo asesore, qué especialidad, qué recomendaciones previas quisiera recibir, entre otras variables. Se sostiene lo subjetivo sobre la lectura para compartirlo.
¿Se está leyendo más?
Los índices de lectura puede que sean los mismos, pero sí siento que la gente se está refugiando más en compras que puedan parecer útiles para hacer actividades de intereses propios. Si bien hay personas que están comprando más libros, no creo que eso se traduzca en que las personas estén leyendo más. Pueden comprar el libro, pero eso no significa que lo estén leyendo. Hemos tenido casos de personas que dicen “voy a comprar el libro porque la novedad llegó”. Nosotros estamos enfocados en la literatura infantil y juvenil, así como en la producción literaria del Valle del Cauca. Ese ha sido siempre el público que ha tenido Expresión Viva y se ha mantenido fiel. Se han movido mucho los libros para entretener a los niños y para realizar actividades en casa.
Por otra parte, se ha reactivado el sector de las personas adultas que quieren seguir leyendo y piden recomendaciones. Lo que más están leyendo son los clásicos literarios. Tuve la oportunidad de vender recientemente a una mujer las tragedias de Shakespeare. Le gustó, le pareció interesante. El cuento ha tenido mucha preponderancia en los lectores en este tiempo. Relatos cortos que no exigen un aliento largo, sino concentración a mediano o corto plazo. Hemos vendido mucho Cóndores no entierran todos los días, de Gustavo Álvarez Gardeazábal y un libro de una escritora local, Helen García Aristizábal, que es la primera mujer transgénero colombiana en publicar un libro, se llama Entre falda y tacón, un pene juguetón. Son sus crónicas como trabajadora sexual de la ciudad.
¿Qué recomienda leer?
Recomendaría acercarse un poco más a la ficción. Imaginar, pensar en otros posibles. Tomar distancia del ensayo y adentrarse en el universo de la ficción. títulos como Música para bandidos, de Uriel Cassiani; Manuela distancia, de Juan Sebastián Rojas, una distopía ambientada en Cali donde la ciudad es la capital de Colombia. Es una historia donde suceden cosas como un semáforo donde no venden otra cosa que no sean libros piratas. Imaginar nos haría muy bien.
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Wilborada 1047
Librero: Alberto Gómez / Bogotá
@wilborada1047
Los primeros 15 días la librería estuvo prácticamente cerrada. La pandemia tomó a todo el mundo de imprevisto. Apenas ocurrió, comenzamos a reunirnos para pensar qué era lo que venía para la librería. El reto era pensar cuáles son los activos que tenemos: la casa (donde funciona la librería), los libreros y la comunidad que hemos creado. A partir de ahí nos tocaba pensar cómo podíamos hacer que se siguieran en un espacio virtual.
Los clubes de lectura que hacíamos fueron llevados a entornos digitales. Abrimos un espacio que se llama consultorio librero, el lema de la librería es botica para el alma y nos pareció bonito llevar esa idea a la virtualidad. Así que todos los martes nos reunimos en un canal de Zoom, invitamos a quienes quieran participar y allí hablamos de literatura, contestamos preguntas. La idea también es vernos y mantener la calidez que permite el espacio físico. Adicional a eso, tuvimos la ventaja de tener una página web funcionando en buen estado. Eso nos permitió amortiguar el golpe del cambio del flujo físico. Vendíamos antes un porcentaje muy pequeño en la web, ahora es la que nos está sosteniendo.
Ahora, con la posibilidad de abrir, se hizo una inversión en carteles, en los requisitos del protocolo de bioseguridad, desde el gel antibacterial hasta los trajes antifluidos. Ahí empezamos a conjugar los espacios virtuales y físicos. La idea es mantenerlos ambos. Es impresionante la respuesta de los clientes. Ha sido conmovedor. Lo que uno menos pensaría, es que han estado pendientes de la librería como espacio físico. La gente puede ir a visitar a la familia, a cualquier otro espacio que ha ido volviendo, pero llegan a la librería con una necesidad enorme de encontrar el espacio. Llegan diciendo “ya me estoy cansando de comprarles en línea, quería venir, verlos y saludarlos”.
¿Se está leyendo más?
Es un momento en el que hay más espacio, que no significa más tiempo. Pero la gente está trabajando desde casa y la lectura se vuelve una herramienta interesante para pasar los días, para pasar el tiempo. Ya vimos las series habidas y por haber en Netflix, ahora hay que buscar otra manera de entretenimiento y la literatura está ocupando ese espacio. No quiero decir que estemos vendiendo millones, pero sí hemos notado una gran demanda por libros.
¿Qué recomienda leer?
Siempre es relativo a lo que quiera la persona leer. Como librero, podría recomendar dos libros en particular: Beloved de Toni Morrison. Ella es premio nobel y en la novela se transporta a las plantaciones del sur de Estados Unidos y ahonda en lo que significa la libertad, lo que significa ser negro, ahora con el #BlackLivesMatter, tiene mucha cabida. Es una historia de dolor sobre la que se han construido los Estados Unidos de América. La otra es La hermandad de la uva de John Fante, es este tipo de libros que diseccionan las relaciones familiares, cotidianas. Muestra que no todo es tan color de rosa. Cuenta la historia de una familia italoamericana, de la cual solo un hijo pudo salir de su pueblo y de alguna manera, escapar de esa figura paterna, y logró hacerlo a través de la literatura. La literatura le dio las herramientas para entender su contexto, entender a su padre y, al entenderlo, poder liberarse de ese contexto. Eso a grandes rasgos, porque tenemos 14.000 libros para recomendar.
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