Lo fisgones en el graffiti de fals1s
Durante años un artista bogotano ha ido llenando los muros de su ciudad con personajes siniestros y chismosos. Él los llama “fisgones”. Hablamos con fals1s sobre sus nocturnas creaciones.
El mundo del grafiti bogotano es tan extenso y profundo que perfilar a cada uno de sus actores se convierte en una tarea ardua. Las calles de la ciudad son una policromía de firmas, bombas y personajes que se entretejen con la gráfica publicitaria, la señalética del transporte público y las mascotas inverosímiles de las pollerías. Así, vemos la obra de centenares de creadores repetirse muro a muro, piezas que se terminan convirtiendo en parte del lenguaje visual de la ciudad y que empiezan a reconocerse entre esquinas: los fríjoles de Franco de Colombia, las niña con trenzas de Era, los gatos de Saint Cat y, más recientemente, los fisgones de fals1s.
Como muchos artistas de la movida urbana colombiana, fals1s prefiere no dar su nombre. La persona que ha creado para tomarse lentamente la ciudad es un rostro anónimo que se mimetiza entre la ciudadanía que recorre estaciones de Transmilenio, parques públicos y discotecas poco iluminadas. A pesar de eso, hablamos con el artista bogotano para comprender su recorrido en las calles de la capital, de dónde vienen sus personajes y qué es lo que le interesa compartir gráficamente en sus carteles y murales. “Pasa y acontece que desde muy niño yo ya había elaborado personajes”, explica fals1s sobre sus procesos. “Siempre estuve influenciado por la gráfica. Le empecé a coger el gusto a crear personajes, a vestirlos, a que sobresalieran de alguna manera. De tanto dibujo ya tenía mis personajes por ahí bien ubicados. Fueron un músculo muy fuerte para todo lo que yo hice artísticamente en la universidad tiempo después”.
fals1s conoció el grafiti en forma en Buenos Aires, cuando estaba cursando la carrera de Artes Plásticas, con énfasis en grabado. “Allá conocí a unos chicos que hacían grafiti y ese tipo de arte trash que tiene Europa: solo línea y hacer las cosas a lo podrido y con lo que hay”, comenta el artista. “Eso me cautivó y me llamó la atención. Eran un colectivo pesadito: gente que bajaba al metro, pintaba en trenes en las provincias, mantenían siempre rayando. De ahí tomé mucho esa estética trash”, añade, señalando que no puede hablar mucho más de este grupo de personas por respeto artístico. Sin embargo, destaca la importancia de este encuentro que lo llevó a conocer los códigos y las maneras de la calle, el cómo moverse entre sombras del quehacer del arte urbano.
“Cuando me devolví de Buenos Aires a Colombia en el 2019, quería elaborar un proyecto muy personal de personajes. Pero como tenía una línea más artística y menos grafitera fui metiéndome de a poquitos”, comenta fals1s sobre sus primeros pasos en la escena bogotana. “Fue muy pesado, la verdad. Bogotá es una capital demasiado selectiva en ese tipo de cosas. Hasta ahora la gente le está bajando un poco como a los humos, porque para mí fue una guerra con todo el mundo”, añade sobre sus primeras experiencias, señalando que el paste up, la técnica de afiches y engrudo con la que empezó a bombardear los muros muchas veces no es vista desde el respeto por un sector del mundo del grafiti. “A mí manera, como yo lo veo, hay piezas mías que tienen muchísimo trabajo, más que algunas cosas que rayan en la calle. Hacer un cartel a mí me lleva casi una semana, tono por tono, con todos los detalles de la cara, cortándolo y hacer el engrudo lleva tiempo”, destaca sobre el valor de su praxis.
Las piezas con las que fals1s empezó a habitar los muros capitalinos representan rostros extraños, rellenos de una paleta limitada a tres colores planos. Al principio, el artista experimentó con diseños que orbitaban un universo macabro (manos cercenadas, culebras y criaturas nocturnas), hasta llegar a definir una serie de rostros anónimos a los que llama fisgones. “Me senté conmigo mismo y escribí un listado de adjetivos. Ahí registré la parte dramática que tengo, la admiración por los cuerpos, la forma deliberada como los cuerpos pueden cambiar, pueden mutar y volverse monstruos. Eso me gusta mucho. La oscuridad, lo siniestro”, explica fals1s sobre la manera como fue definiendo las formas de estas criaturas con las que ha convivido desde niño. “No son personajes ni alegres ni brillantes. Yo les llamo fisgones. Son chismosos, personajes que van saliendo de la noche, de la calle, de la ventana, que están poniendo cuidado, que están poniéndose cuidado entre ellos, que escupen, que tienen dientes torcidos y cicatrices”, complementa.
Al principio, fals1s trabajó extensamente el amarillo, el blanco y el negro, sumando un rosa pálido y misterioso a algunas de sus composiciones. “La escala de color hace que los personajes sean más misteriosos. Son planos de color porque me parece que la lectura es más efectiva, capta mejor la atención del espectador. Los planos están más de frente”, explica sobre sus fisgones que interpelan al transeúnte despreocupado con una mirada sospechosa, como si conocieran los chismes que se ciernen sobre su persona, como si guardaran un secreto que hasta esta persona desconoce. Son tríadas compuestas que fals1s fue modificando lentamente para presentar tonos pasteles diversos que le dan una calidad casi publicitaria a sus rostros flotantes de muecas irónicas.
Antes, sin embargo, ya había empezado a trabajar en Buenos Aires las lecturas de la calle, desde la ironía. “En la universidad mi énfasis fue en grabado, por lo que me quedaba muy fácil hacer un estampado de lo que fuera. De ahí comencé a pegarlos en la calle, pero eran cosas más que todo ridículas. Hacía serigrafías del pato Lucas, o de Bugs Bunny, de cosas así para ir conociendo e irme metiendo de a poquitos”, explica. “Me imagino que muchos habrán comenzado así: con stickers, con paste ups chiquititos, firmando en la calle, complementa, para luego resaltar que también le interesa pintar muros y que lo ha hecho desde el principio de su trayectoria.
En el futuro, además de continuar trabajando en sus fisgones de papel, fals1s quiere empezar a trabajar más muros en su estilo característico. “Estoy mirando cómo tomarme la calle con la mayor cantidad de contenido. Una buena pieza la valoran y la respetan mucho. Puede durar muchísimo tiempo. Entonces la cuestión también es complejizarse uno y botarse a la calle con una muy buena pieza”, señala ahora que conoce mejor los códigos de la ciudad y del arte urbano. Pero su balance después de varios años presentando a sus personajes mundo es positivo, pues ya no siente la hostilidad que percibió en un primer momento cuando regresó de Buenos Aires. “Tanto en lo personal como en el panorama nacional las cosas han cambiado mucho. Ya la gente que también hace gráfica se dio cuenta de que uno no es alguien que va haciendo dibujitos en la calle, sino que la cosas tiene intención y que se complejizan y tiene su atractivo”.
Además de sus esfuerzos personales por sobresalir entre la plétora de artista del circuito local, fals1s señala un cambio general en la mentalidad de los artistas urbanos. “Tuvo que venir mucha gente de afuera a generar galerías y movimiento. Lo que hicieron fue unirnos a todos. Se dieron cuenta de que nada sirve sectorizar Bogotá, Medellín y el país por zonas de grafiti, sino que funciona meternos a todos en la misma sopa”, explica, destacando iniciativas como la que tuvo Juicy Juicy en la calle 26 con Caracas, en el centro de la ciudad, o el festival Cuestión de Carácter, producido por Franco de Colombia, uno de los pioneros del arte urbano en Bogotá. “La cosas ya está más tranquila. El grafiti es un lenguaje mundial entonces hay que respetar, hay que saber qué es lo que se puede tapar, qué no se puede tapar. A veces uno se pone ahí de adolescente a tapar a cualquiera y pueden ser personas que llevan un trabajo gráfico más monumental que uno”.
Al final, desde las esquinas, fals1s continúa habitando la ciudad con sus fisgones tricolor. Con dedicación y esfuerzo busca tomarse de a poco cada uno de los muros. Su trabajo es una muestra de la diversidad en el mundo del grafiti y una reivindicación de otras formas del oficio que a veces se ven desplazadas al enfocarse únicamente en el trabajo con las latas de aerosol. Con el tiempo, sin embargo, nuevos actores han probado que es una forma valiosa de hacer arte. fals1s es solo uno de ellos. Mientras tanto, sus fisgones siguen mirando sin parpadear. Quién sabe qué secretos conocen de nosotros.
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