A tres manos se pintan los muros minimalistas de las ciudades caóticas
En parche, con talento y buen diseño, Deimos, Mugre Diamante y Ceroker decidieron conformar A Tres Manos, un colectivo lleno de pasión por el arte urbano en el que se fusiona la ilustración, la tipografía y el grafiti.
a apuesta de A Tres Manos, va más allá de nutrirse del efímero ego que trae el grafiti, en el que los artistas plasman sus tags por toda la ciudad con el fin de posicionarse en la escena, tal como se vivió desde los inicios del grafiti con artistas como Taki 183, Frank 207, Top Cat, entre otros. En este caso las chapas de Mugre, Deimos y Ceroker quedan en segundo plano. A este crew le basta con una propuesta estética tan potente que todo aquel que vea una de sus piezas, será capaz de reconocer su estilo en cualquier otro muro y pensará que está hecho por una sola persona.
Ceroker, quien lleva más de quince años pintando las calles bogotanas, se representa a sí mismo en las paredes cuando pinta diversas facetas de hombres barbudos. Mugre Diamante, manizaleña y artista urbana desde hace más de seis años, por el contrario, se dedica a pintar su alter ego con mujeres morenas y negras. Y Deimos, quien acompañó a Ceroker los últimos siete años, complementa la escena con la palabra: tipografía de nivel. Los tres fusionan su trabajo perfectamente en cada pieza que pintan.
“Hace cuatro años, cuando conocimos a Mugre, empezamos a parchar, a pintar, a dibujar, se dio una relación muy estrecha entre los tres. Coincidimos en nuestra manera de pensar y nos dimos cuenta de que conformábamos un equipo bastante juicioso, constante y diverso”, cuenta Deimos.
A Tres Manos es el trabajo en equipo de un parche de amigos que se dedicó a hacer lo que le gusta y la evolución de un desaparecido crew que conformaron Ceroker y Deimos junto a otros grafiteros hacia el 2007. Todo comenzó en SBC, cuando el grafiti consistía en un hobby ilegal, en el que entre tags y bombas aprendían a esquivar la policía, no siempre con suerte.
“Con este parche de SBC hubo un par de veces en que no logramos esquivar los policías. Un 31 de diciembre, luego de tomar Vinaja en Lourdes para despedir el año, salimos a caminar por la carrera 11 hacia el norte hasta que terminamos en una fiesta en la 100. Saliendo de ahí, justo en la 100 con 11, uno de los manes que iban con nosotros se subió a un segundo piso a pintar. En ese momento, los de la PM salieron y nos cogieron pintando muy ‘frentiado’, y a pesar de la ebriedad corrimos con la suerte de fin de año. Esa noche finalmente no nos pasó nada y nos dejaron ir cagados de la risa. En otras ocasiones la cosa viene con pérdida de pintura, esposados a la moto y corriendo detrás de ellos”, cuenta entre risas Ceroker.
Hoy, después de muchos años de meterle disciplina, después de haberse tramado a medio mundo con el cuento de la carnetización de la Alcaldía, después de charlarse a los dueños de los parqueaderos, han logrado conformar un colectivo sólido detrás del que, además, hay tres personajes que colaboran con A Tres Manos haciendo fotos, vídeos y diseño para que el arte urbano tenga un rostro profesional y se establezca como un estilo de vida.
El muro más grande que hasta ahora han hecho está en la estación Alejandro Echavarría del tranvía del metro, en el oriente de Medellín. En un fondo morado, con dimensiones aproximadas de 32 metros de largo y 13 metros de alto, se resalta en caligrafía “Somos primavera de colores”. Fue un proyecto en el que trabajaron durante junio de 2016 y constituye también su mejor experiencia trabajando juntos, ya que es la evidencia de que es posible viajar auspiciados por su propio arte.
Sus muros aparecen espontáneamente por todo Chapinero. Sin embargo, han pintado sobre murales interiores y exteriores, de grandes dimensiones para universidades, estudios, marcas, alcaldías y secretarías por todo el país. Cada uno tiene un proyecto personal que desarrolla y que luego se combina en la creación del muro, al que luego Mugre se encarga de crearle una corta historia que se publica en atresmanos.com.
A Tres Manos habló abiertamente de sus sueños, los regalos que les ha dejado el grafiti, sus referentes y de esa estética inconfundible que hoy decora las calles de este país.
¿Qué les ha dado el grafiti?
Ceroker: Todo. Viajes, felicidad, este espacio. Mi vida desde hace doce años gira en torno al grafiti.
Mugre: Ahora estamos recogiendo los frutos. Se hizo por amor y por diversión, sin pretensiones, cada cual a su manera. Es como si el grafiti nos estuviera devolviendo todo lo que hicimos por él: las corridas, la plata, las confusiones internas de si era el camino o qué íbamos a hacer. Nosotros ahora somos una familia, no solo somos compañeros que pintan y se reúnen a trabajar.
Deimos: Han pasado muchas cosas y lo chimba es que uno nunca se espera eso. No esperábamos tener un espacio físico para nuestro taller, que nos pagaran por pintar y mucho menos trabajar de esto. Fue un amor real por algo que nos gusta hacer y punto.
¿Cuál es el sueño de A Tres Manos?
Mugre: Mi sueño es A Tres Manos. Creo que vamos a paso lento. Hemos hecho muchas cosas en poco tiempo, pero queremos que se conserve y poder vivir de esto el resto de nuestras vidas.
Deimos: El más grande que compartimos es vivir una vida tranquila haciendo lo que nos gusta: ir por más en la vida. Me ha parecido una chimba viajar pintando, es lo más satisfactorio que ha podido pasar, así lo hicimos en Medellín y replicarlo en el mundo sería muy chévere. A eso aspiramos.
Ceroker: El más próximo es poder viajar a Europa por medio de A Tres Manos y darnos a conocer. Ese es como el sueño a corto plazo. Tenemos muchas cosas en la cabeza, vivir de esto mucho mejor, meterse con el mundo del arte, hasta tener una galería.
¿Qué los diferencia de los demás crew que existen en la escena del grafiti?
Ceroker: Nosotros nos lo tomamos muy profesional. Somos diseñadores y lo reflejamos en lo que hacemos. Nos gusta tener una línea editorial en todas nuestras piezas.
Deimos: Lo otro que nos diferencia y nos une es que el trabajo de los tres al final se ve reflejado como uno solo. Cuando nos unimos, nos importó muy poco de quién era la pieza, enterramos el ego, queríamos que realmente lo que estuviera en un muro fuera del grupo y nuestras piezas se vuelven eso: el reflejo de nuestro trabajo en grupo.
Mugre: El trabajo en grupo puede funcionar cuando se juntan profesionalmente, pueden ganar luca, vivir de eso, pero llega un punto en que el ego, que es realmente lo que pasa en el grafiti, choca. A la larga, la relación que tenemos como amigos principalmente nos proyecta más al futuro. Sabemos que no es algo momentáneo.
¿Cuál es la estética de cada uno?
Mugre: A los tres nos une el grafiti, el aerosol, tenemos la técnica. A mí me gusta lo vectorial y la ilustración digital está expresada en lo que hacemos. Nuestras imágenes son muy planas, vectores, eso formalmente nos representa, porque todos somos diseñadores y eso se evidencia en cada pieza que hacemos.
Deimos: Estamos enfocados en desarrollar un estilo de ilustración, un estilo de tipografía y unirlo. Además, estamos trabajando para que los murales queden unidos bajo un concepto. Lo que más nos representa es la dualidad hombre-mujer, hombre-naturaleza.
Ceroker: En nuestras piezas se destaca la simplicidad del diseño, menos es más. Nuestros murales son sencillos, puedes ver desde lejos todo lo que tiene y es algo que hemos logrado con el color, son bases que tenemos desde el diseño gráfico.
¿Cuáles son sus referentes?
Ceroker: A mí me gusta mucho el cartelismo, en especial el cartelismo de las guerras; de ahí parte mucho la forma de mis personajes. Hay una tendencia de ilustración editorial muy sencilla en Europa. Está, por ejemplo, AKACORLEONE, un personaje que hace grafiti en Portugal. Es un gran referente y tiene mucho de lo que nosotros hacemos. Se ve que es diseñador, le gusta la tipografía, la ilustración y su manejo del color es muy bueno.
Mugre: Yo divido mis referencias en dos partes. Primero está el grafiti de letras clásico. Desde la universidad sigo a un parche que se llamaba 123 KLAN, y cuando los veía a ellos, era como si fuera mi sueño. Ellos hacen cartoons y letras. Desde siempre dije: “Si quiero hacer algo en la vida, quiero hacer algo como eso”. Porque pueden vivir sin dejar de hacer grafiti. Además de Cero y Deimos, que llevan pintando mucho tiempo más que yo. Ellos en parte han sido un referente para lo que hago ahorita. Por otra parte, tengo una obsesión por representar chicas morenas y negras: son mujeres que representan mucha fuerza, liderazgo y elegancia.
Deimos: Me gusta la gráfica popular, ver letras en la calle y observar cómo todo se codifica en con un resultado muy bonito. TYRSA, diseñador y escritor de grafiti francés, tiene unos proyectos una chimba: lleva la letra a otras instancias, hace murales gigantes solo con tipografía, es muy versátil y es un referente de lo que me gustaría llegar a ser.
En los muros que componen como crew hay una apuesta de integrar palabra e imagen y mientras Mugre y Ceroker se dedican a la ilustración, tu apuesta es por la caligrafía. ¿Qué representa la caligrafía en sus grafitis?
Deimos: Es un gesto único. Su fuerza y su contenido son inherentes a la persona que lo hace. En cada persona que hace caligrafía se pueden identificar un montón de cosas. La caligrafía puede extenderse a ser una cosa primaria, como una textura de letras, y a la vez tener mucho contenido, como una palabra, porque, de hecho, la fuerza de la palabra escrita es algo muy interesante y muy bonito de ver.
¿Cómo ves el papel de la mujer en el grafiti?
Mugre: Yo opté por llamarme Mugre porque mucha gente no lo relaciona con que sea mujer. Me gustaba que la gente no supiera que era mujer, porque relacionaban mi alias con mi trabajo y no con mi género. La mayoría en el grafiti son hombres, pero cada vez más hay chicas que han decidido arriesgarse y tienen más protagonismo. El grafiti es como otra labor, es muy raro que la mujer lo haga. Siempre se estigmatiza el papel de la mujer, pero ya en estos tiempos cualquiera puede ser lo que sea y cada uno aporta algo independiente de su género. Es bueno que a uno lo reconozcan por el trabajo y por lo que uno propone aparte de ser hombre o mujer.
¿Cuál es el mensaje que quieren llevar a la gente?
Ceroker: Siempre queremos sacar a la gente de su realidad, de su diario vivir, y tal vez hacer de Bogotá otra ciudad. Traer con cada pieza un imaginario que tenemos con la naturaleza y que la gente se pare frente a un muro y se sueñe algo.
// Fotografías: Camila Castillo //
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