Carta de amor a Selena Quintanilla
Las palabras “amor”, “prohibido”, “latina” y “bidibidibombom” jamás significarán lo mismo después del paso de la inmensa Selena Quintanilla por este planeta. Una de las muchas herederas de su legado estético le declara su amor prohibido.
Querida Selena,
Soy la prueba ferviente del legado que dejaste atrás cuando te fuiste de este mundo, un legado que trasciende el tiempo, la geografía y las generaciones. Lo soy porque aun cuando en 1995, año de tu muerte, yo ni siquiera estaba en planes de ser concebida, tu carrera, tu música y todo lo que representas para la cultura latina traspasaron cualquier barrera y siguen resonando hasta el día de hoy, convirtiéndome en una fan declarada por ti desde hace años, reina.
Recuerdo con claridad la primera vez que me enamoré de tus canciones, tenía alrededor de siete años y, junto a mi tía, quien sembró mi amor por ti desde una corta edad, teníamos un pequeño ritual de danza en el que corríamos todos los tapetes y sillas de la sala de la casa para mover todo el cuerpo al ritmo de artistas como Shakira. En una de esas ocasiones ella reprodujo uno de tus más grandes éxitos “Amor prohibido”, de inmediato quedé enganchada con aquel ritmo y especialmente, con tu voz.
En poco tiempo ya había escuchado una extensa parte de tu discografía, desde los primeros álbumes de Selena y los Dinos, hasta los lanzamientos póstumos que salieron a lo largo de los años con álbumes como Dreaming of You o ¡Selena Vive!, en los que siempre destacaron los ritmos que te repesentaban: la electrocumbia y la música tejana. Pero además de aquellos ritmos alegres que incitaban a bailar sin descanso como los de “Baila esta cumbia”, hubo algo que siempre fue especial para mi en las letras de tus canciones, la latente referencia al amor. Así como tú lo hiciste el 02 de abril de 1992 cuando te casaste a escondidas con el amor de tu vida Chris Pérez, desafiando a tu familia y especialmente a tu padre, yo también haría cualquier cosa por amor, Selena.
Siempre admiré la decisión con la que lograste lo que te proponías en todos los aspectos, desde el ámbito del amor hasta tu carrera profesional, porque aunque te cerraron mil puertas en la cara y muchos afirmaron que para la década de los noventa una mujer nunca podría destacar en el género tex-mex, hasta entonces gobernado por hombres, tú abriste nuevas puertas para ti misma y para una nueva generación de artistas latinas, gracias al talento y personalidad avasalladora. Demostraste esas cualidades en cada una de tus presentaciones y ojalá hubiera tenido la fortuna de ver más allá de una pantalla.
Cambiaste el paradigma de la música tejana y exaltaste al máximo nivel posible tu ascendencia mexicana y latina, nunca olvidaste de dónde venías pero al mismo tiempo revolucionaste tu presente y el futuro. Eso es lo que te hace una verdadera estrella. Puedo decir con certeza que aún 27 años después de tu muerte, sigues siendo la reina del tex-mex, una de las artistas más importantes de todos los tiempos y un ícono en todo el sentido de la palabra. Nunca nadie creyó que aquella niña que empezó cantando en quinceañeros, bodas y calles de Texas junto a su padre y sus hermanos en Selena y los Dinos, llegaría a vender más de 70 millones de discos a nivel mundial y tendría más de 170 premios entre los que destacan 36 Tejano Music Awards, 14 Billboard Latin Music Awards y 2 premios Grammy.
No solo fuiste una cantante excepcional, fuiste compositora y productora de una gran parte de tu discografía, diseñadora de modas de tu propia línea de Boutiques, modelo de grandes marcas y un icono de la moda. Siempre que pienso en ti pienso en tu pelo negro voluminoso, tu enorme sonrisa que iluminaba cualquier escenario, aquellos trajes brillantes que deslumbraban a todos, tus icónicos labios rojos y tu personalidad desparpajada que representaba la escencia latina. Porque si algo admiro de ti Selena, es que le diste voz y representación a toda una generación de migrantes y especialmente mujeres latinas que como tú, han luchado por obtener un lugar de dignidad y respeto entre las injusticias y la desigualdad.
No se como sería el mundo si aún estuvieras entre nosotros, solo sé que sería un lugar mejor. Te fuiste demasiado pronto, tenías solo 23 años, la edad que tengo en este momento, cuando aquella mujer a la que le confiaste gran parte de tu vida decidió apagarla de manera codiciosa y egoísta. La noticia le dio la vuelta al mundo, inundó las primeras páginas de los tabloides internacionales y conmovió a miles de fanáticos. Aún cuando tu vida se apagó, tu legado brilla día a día en el corazón de quienes te admiramos, pero no deja de llenarme de nostalgia saber que tenías toda una vida de sueños y música por delante. Los 23 años son una edad tan extraña para mí, un momento en el que creo que ya he avanzado un poco en lo que quiero ser, pero en el cual realmente me falta todo el camino. Sin embargo, en tu caso, bastaron solo 23 años para revolucionar todo un continente y un género musical, eso solo lo hace una reina como tú.
Me costó escribir esta carta porque aun cuando eres referente para mí en mil aspectos, cuando uno tiene muchos sentimientos por lo que alguien representa en su vida, a veces las palabras se quedan cortas. Pero si algo debes saber de mí, es que te llevo estampada en mi camiseta favorita que, sin duda, me pondría a diario. Canto a grito herido tus canciones mientras voy en el carro, especialmente “Como la flor”, que es mi canción favorita. Cada vez que me pinto los labios de rojo pienso en ti y siempre he soñado que celebraré uno de mis cumpleaños con una fiesta temática en tu honor.
Pero lo más importante, Selena, es que eres la representación de la mujer que quiero ser un día: determinada, fuerte, deslumbrante, familiar, amorosa, persistente y que deja todo de si misma en cada cosa que hace, pues nunca sería capaz de hacer nada a medias. Sé que este no es un sentimiento individual y que como yo, somos miles las personas a quienes tocaste con tu vida y tu obra de una u otra manera, razón por la que tu legado está a salvo en quienes aún cantamos tus éxitos y desearíamos haber disfrutado de tu magia, la magia que solo es capaz de hacer una estrella en todo el sentido de la palabra y que ahora nos ilumina desde el cielo.
Con amor y una flor,
Laura.
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