¿Qué está pasando con los art toys en Colombia?
Los art toys han cobrado cada vez mayor relevancia en la última década en el país. Junto a algunos de sus creadores más reconocidos en la escena nacional, le dimos una mirada a este arte que piensa la escultura en su encuentro con la cultura pop y el juego.
“Juguetes para niños grandes”, suele ser una forma en la que se denomina a los art toys o design toys, juguetes de artista o juguetes de autor, piezas de colección que se mueven entre la escultura, la cultura pop y el juguete. Esta tendencia de diseño surgió a finales de los noventas, y aunque en Colombia es relativamente reciente, ya ha construído un nicho entre diseñadores, artistas, coleccionistas y amantes de los juguetes.
De hecho, una de las estrategias para visibilizar y democratizar los art toys entre la comunidad de diseñadores han sido las colaboraciones o customs, sinergias que permiten que una figura emblemática de algún diseñador o compañía sea personalizada con el estilo, materiales o detalles que otros artistas quieran añadir o resignificar según su criterio.
Pero, ¿de dónde vino la idea de hacer del juguete una pieza única, reflejo del universo popular y lúdico, de los estilos y la cultura que nos rodean? ¿Cómo llegó a nuestro país y quienes llevan la delantera?
Bacánika junto a Artefacto Inc y otros colaboradores abrimos ya “Píntame el payaso”, una convocatoria abierta hasta el 1 de julio para hacer un custom: los creativos que deseen pueden descargar el instructivo para personalizar su propio payaso, diseño icónico de Artefacto Inc. Las piezas intervenidas serán expuestas en la próxima edición del Art Toy Con.
Los orígenes en Asia
Los art toys han sido un objeto disidente en la búsqueda de unir y revolucionar la escultura desde los juguetes al hacer de lo reconocido y lo estético un juego y obra única. Aunque ya se habían creado esculturas y existían juguetes coleccionables, las primeras piezas denominadas formalmente como art toys o design toys vieron la luz en Hong Kong, cuando el artista y diseñador Michael Lau comenzó a crear y lanzar figuras coleccionables y personalizadas inspiradas en el hip-hop y el graffiti, haciéndolo pionero del movimiento "Urban Vinyl" en la industria de los art toys.
Luego de graduarse del Instituto de Arte y Diseño de Hong Kong, Lau estrenó en 1999 su primera serie de juguetes llamada Gardener. Esta colección estuvo compuesta por 99 figuras de acción de 12 pulgadas. Con un marcado estilo urbano, cada personaje refleja en sus prendas y detalles guiños a la cultura fresca y callejera del skateboarding y el baloncesto. Esta colección marcó un antes y un después en la historia e industria de los art toys.
Haciendo frente al monstruo asiático de la industrialización de los juguetes, luego se unieron otros creativos como el artista japonés Takashi Murakami, o el diseñador Eric So, creando figuras con otros formatos y estilos en los juguetes de diseñador como el arte pop japonés, el manga, el cine o el kung-fu. Otro grande fue Medicom Toy, empresa japonesa quien ganó reconocimiento por los famosos art toys Be@rbrick y Kubrick.
El segundo boom de estas piezas se dio en Estados Unidos, gracias a artistas como Frank Kozik y KAWS, y la compañía Kidrobot, conocida por las icónicas figuras de los Dunnys y Munnys, conejos en vinilo que pueden ser “customizados” o personalizados por otros artistas, pues son lienzos de un color sólido.
Los Art Toys colombianos
Para hablar de art toys en el país hay que remontarnos a inicios de los 2007-2008, cuando artistas Urbandru, Lotopoto, Lost Spaceman Toys y Bestia Extraña comenzaron a crear y exponer los primeros art toys en el país como una extensión de sus técnicas en figuras de vinilo y resina. Más adelante, se unieron a este movimiento otros grandes como Iván Espinel de Artefacto Inc, Toy Roboto o Bendito Calabazo.
Estos tres últimos han dedicado su carrera artística al diseño y fabricación de art toys. Para Iván Espinel, en Artefacto Inc "no solo hacemos juguetes, sino que también desarrollamos una parte muy importante desde la academia. Enseñamos a cómo construir juguetes y vinculamos a todo tipo de público para que aprendan, observen y compartan este gran mundo”, posicionando este movimiento entre diseñadores y artistas.
Artefacto Inc es reconocido entre el nicho de los Art Toys por sus diseños adheridos a la cultura local, llevando a escenarios nacionales e internacionales piezas que representan el folclor del país. Una de sus series más exitosas es “Terror criollo”, una colección con personajes de novelas, películas y memes colombianos como El Zarco y Don Héctor de La vendedora de rosas, la diabla de Tentaciones, Mateito de Pandillas, guerra y paz o Querubín Rebelde.
Además, Artefacto Inc ha sido representante de Art Toy Gama Colectivo, director de Piratearte y Art Toy Con Colombia, festival internacional sobre la cultura del juguete. Gracias a su curaduría, este evento se celebra desde el 2016, creando una vitrina para exhibir el trabajo de los toys makers más primiparos y para la continua difusión de los makers más veteranos. Durante estos encuentros se han dado a conocer talentosos diseñadores como NUKA, Cereso Monky o Juan Pablo Solarte.
Para Iván Espinel, en Artefacto Inc, "No solo hacemos juguetes, sino que también desarrollamos una parte muy importante desde la academia. Enseñamos a cómo construirlos y vinculamos a todo tipo de público para que aprendan, observen y compartan este gran mundo”.
Artefacto Inc es reconocido entre el nicho de los art toys por sus diseños adheridos a la cultura local, llevando a escenarios nacionales e internacionales piezas que representan la cultura y el folclor del país. Una de sus series más exitosas es Terror criollo, una colección con personajes de novelas, películas y memes colombianos como El Zarco y Don Héctor de La vendedora de rosas, la diabla de Tentaciones, Mateito de Pandillas, guerra y paz o Querubín Rebelde.
Además, Artefacto Inc ha sido el director y representante del Festival Internacional de Art Toy del país. Gracias a su curaduría, este evento se celebra desde el 2017, creando una vitrina para exhibir el trabajo de los toys makers más primiparos y para la continua difusión de los makers más veteranos. Durante estos encuentros se han dado a conocer talentosos diseñadores como NUKA, Cereso Monky o Juan Pablo Solarte.
¿Quiénes están representando esta industria en el país?
El ecosistema de los juguetes de diseñador en el país es tan diverso como sus regiones. Nunca hay un art toy igual, pues uno de sus atractivos es la exclusividad y el carácter limitado y coleccionable de cada objeto; no es solo un juguete, es una obra.
Para Bendito Calabazo, conocido por su horror punk con colores vibrantes y personajes como calaveras, zombies o monstruos, llegó a esta estética desde su infancia: "Siempre tuve como ese gusto por dibujar personajes de series animadas, luego tuve influencia de la música en la adolescencia, como el metal y su estética”, afirma el diseñador paisa.
En la actualidad, encontramos una oferta de art toys cargada de guiños a lo local pero también con nuevas apuestas disruptivas, como el trabajo de NUKA, un creador de art toys en cerámica, quién relaciona su obra con nuestras raíces indígenas.
"Pertenezco a una generación en esa transición entre lo contemporáneo y lo tradicional, donde el espacio se convierte en un lugar de creación. Antes estábamos limitados y enmarcados en procesos muy tradicionales de la parte plástica”, agrega NUKA sobre el proceso creativo de sus figuras en forma de alebrijes precolombinos.
Otro exponente de los art toys que se destaca desde principios del 2012 es Toy Roboto. Su trabajo se diferencia desde los materiales y el formato, pues utiliza madera para fabricar robots miniatura. "Desde que yo estaba en la universidad me gusta hacer cosas pequeñitas, yo pintaba moneditas por ahí de 5 centímetros de diámetro y hacía ilustraciones así [...] Me gusta mucho este formato pero no es el más conveniente porque es más difícil de transmitirle a la persona que tiene un gran valor ejecutar una pieza así”, explica sobre las dificultades que tiene la industria en su parte más comercial.
Por otro lado, hay quienes prefieren las figuras que a su vez son lienzos, como Cereso Monky, quien customiza las piezas con graffitis y lettering desde el 2020.
Sus piezas juegan un papel de mural y objeto al mismo tiempo: “Lo que hice fue lo mismo que hacían en un muro o en una ilustración digital, por ejemplo, o en un cuadro [...] Algo que me gusta mucho de los art toys es que cada uno tiene una forma diferente y siempre intento que lleve ese toque mío característico”. Con conejos, osos, monos, astronautas o hasta aliens, este diseñador y graffitero le da un estilo callejero y vibrante a cada figura, un claro exponente del Urban Vinyl en el país.
La versatilidad que permiten los art toys, tal como la mencionan sus creadores es la posibilidad de hacer arte tridimensional, de jugar y materializar cualquier idea. En el caso de Juan Pablo Solarte, su búsqueda y genialidad se encuentra en la mezcla, uniendo diferentes épocas, estilos y figuras, "Pienso mucho en lo que me ha inspirado, ya sea la religión japonesa o los mitos locales, como el demonio de las Tres Cruces en Cali. Me gusta darle un toque autóctono a mis creaciones”. Esta convergencia de gustos se evidencia en su serie de Kewpies caracterizados de personajes como One Punch Man o Baki Hanma.
Educar: el eslabón para que un movimiento crezca
Si bien la industria de los art toys es relativamente joven, en Latinoamérica su recorrido es aún más reciente. Entre las debilidades más evidentes está la del poco reconocimiento que aún tiene en otros nichos diferentes a los diseñadores y toys makers. Para Iván Espinel, uno de los primeros toys makers del país, “en Colombia todavía vamos un poco lento, pero estamos creciendo. Necesitamos más tiendas que promuevan y vendan, así como educar más al público para que entienda que estos objetos demandan mucho tiempo y son de cortas producciones”.
Para Bendito Calabazo, el asunto va de la mano con el nicho de cada artista, pues generando esta pedagogía desde sus seguidores también se pueden dar mejores resultados para el reconocimiento del movimiento en el país. "Definitivamente se ha dado un avance grande: ya hay muchos más artistas, mucho interés de gente que está empezando a tener curiosidad. En Colombia no tenemos tan marcado el hábito del coleccionismo, porque esto está muy vinculado al coleccionismo. Por eso se mantiene en la medida en que se genere una comunidad en torno al trabajo de cada artista”.
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