Dulce Quemado: provocaciones desde la dualidad
Hasta el 17 de junio, la exposición Dulce Quemado de la artista pereirana Jeniffer Fonseca estará abierta en Espacio Otro en Bogotá; una muestra que explora desde el contraste preguntas por lo femenino, el deseo, lo bello, lo puro y la culpa. Aquí todos los detalles.
La finalista del Premio Arte Joven en el año 2022 y magíster en Artes Plásticas y Visuales de la Universidad Nacional de Colombia Jeniffer Fonseca revela el paralelismo entre conceptos simbólicos como la moda, el gusto, lo femenino, lo bello, lo incómodo, lo superficial y lo profundo a través de su exposición Dulce Quemado, que estará disponible hasta el 17 de junio en Espacio Otro dentro del Espacio Odeón (Cra 5 # 12c - 73, piso 4). La exposición podrá ser visitada de martes a sábado desde las 11:30 de la mañana hasta las 5:30 de la tarde.
El dulce representa lo agradable y sabroso, pero al quemarse se oscurece, es viscoso y amargo, “Dulce Quemado es una imagen que muestra la distancia entre lo que se espera y la decepción. Es la posibilidad de que algo, que estaba bien, salga mal” enuncia Jeniffer sobre el nombre de la muestra, “es la fantasía que se rompe. Es lo puro que se corrompe. Es la posibilidad de que dos cosas, aparentemente opuestas, estén pasando al mismo tiempo”. Jeniffer aborda diversas técnicas como la pintura, la instalación, el video y la fotografía en esta muestra para establecer un juego narrativo donde al agrupar y modificar elementos que muestren la contradicción –y la contraposición– de emociones y conceptos.
“Hay preguntas que, por más que quiera, no puedo resolver desde cualquier medio. Por ejemplo, una pregunta sobre el habitar el cuerpo de otra persona resulta difícil de abordar desde un medio como la pintura”, explica Jeniffer.
Jeniffer observa el paralelo que está arriba en el cielo como abajo en la tierra: arriba las estrellas con los animales que vuelan y abajo, su paralelo, el infierno, todo aquello que se arrastra. Reflexiona sobre esta separación desde una perspectiva moral: arriba están las cosas nobles, las buenas, todo lo bello y lo pulcro, lo que es incorruptible. Abajo está lo malo, lo sucio, lo vulgar y pecaminoso. Este paralelismo de significados se descubre a lo largo de la muestra, por ejemplo, en una pintura de rosas fucsias expuesta junto a un cuadro de bolsas de basura negras. “Empieza a suceder un diálogo de contrastes: lo vivo y lo muerto, lo bello y lo horrible, lo que huele bien y lo que hiede”, agrega la artista.
La exposición y su concepto están acompañados por una playlist de canciones ralentizadas tocadas en órgano que le imprime a la muestra un tono serio y solemne, remitiendo a lo sagrado y a la tradición. Este se mezcla con canciones más reconocibles como éxitos del pop, comunes y populares, lo cual permite al que escucha relacionarse con la música de manera más íntima.
“Como mujer me interesa lo femenino desde un lugar que está atravesado por la contradicción, la provocación, el miedo, el deseo, la culpa, la vanidad y el amor. Estas relaciones son reflejo de un conflicto interno que intento traducir en algo material, de una manera abierta que les dé espacio a los otros de generar sus propias relaciones”, concluye la artista.
Dulce Quemado invita a la reflexión de cada concepto propuesto, que los espectadores puedan sacar sus propias percepciones y especulaciones respecto a las imágenes con las que Jeniffer experimenta: “[La idea es] que las imágenes despierten recuerdos o sentimientos diferentes. Me gusta la subjetividad, el malentendido”, señala al respecto. Además de esto, la artista expresa en su obra nociones que la atraviesan y se relacionan de manera íntima y cercana a su propia experiencia.
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