Lista de útiles retro
El único fin de esta lista es recordar aquellas épocas en las que todos teníamos los mismos útiles escolares; tiempos en los que no había dónde escoger por la precariedad de las anchetas estudiantiles de las empresas de nuestros padres.
En el principio Norma creó los cuadernos de hojas amarillas; el hombre los vio y decidió que eran buenos.
Después el mundo se llenó de pecado y de reglas que aún nos rigen. Era impuro usar nuestros cuadernos sin forros de plástico; hacerlo es equivalente a proteger el celular con Vinipel.
Cuenta la leyenda que si soplas un tajalápiz se le va el filo. Más aún cuando tiene forma de radiola.
El primer acercamiento a la responsabilidad era este portaminas, porque si perdías una de sus minas, tu vida el resto del año iba a ser miserable. Cuñitas de papel o de borrador intentarían suplir ese lugar, pero ninguna llenaría ese espacio.
Y como si ya no fuera poco con el bendito portaminas, inventan esto después. El cual era más traumático perder, porque tenía olores y escarcha.
El creyon más fino del mundo... ¿algo más que decir?
Útil para hacerle cartas a las novias/os o llenar chismógrafos, no tanto como para tomar notas, este bolígrafo solía atascarse de negro a rojo, del mismo modo y en sentido contrario.
Los chinos nos dejaron grandes aportes como la pólvora, el papel moneda, la Muralla china, y el principal, La plastilina chinita.
El borrador Pelikan que borraba más allá de lo evidente. Lo llamaban “el rompehojas” y los más arriesgados lo usaban por la parte que borraba tinta.
Si lo suyo eran las emociones fuertes, este borrador reunía el poder abrasivo del borrador de tinta con una práctica escobilla.
Las tijeras plegables fueron nuestro primer Transformer. Figuras como la moto, el avión, el buho o el robot en forma de tijera se podían lograr con ellas.
El reloj Casio con calculadora, indispensable para las clases de matemáticas o aritmética, como las nombraban en la serie Carrusel de las Américas.
Ideal para carteleras de último momento en papel periódico. La regla de letras marcó nuestros inicios en tipografía.
La "regleta" del mapa de Colombia era indispensable. Nos ponían a hacer los mapas: político, levítico, geográfico, gramático, las rutas del Sitp y el de las guacas de Carlos Carranza.
El transportador... no era un transportador de materia, pero bueno, yo lo usaba como un frisbee. Años más tarde supe que inspiró una película que lleva por nombre Tron y también un deporte, el ultimate.
Lo que más recuerdo es que era muy útil para llenar de babas a los compañeros con la excusa de estarla limpiando. Nunca aprendí a tocar más que Los pollitos.
Encarta 98 reemplazó al Pequeño Larousse (eso es mucho decir).
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario