El arte de Felipe Guzmán: moda drag como expresión y empoderamiento
La moda puede hacernos sentir más cómodos dentro de nuestra propia piel. Este diseñador chiquinquireño ha dedicado sus habilidades a traer a la realidad los sueños y personajes que muchas drag queens llevan a su estudio. Aquí una mirada a su trabajo y visión.
Felipe Guzmán es un nombre que resuena con fuerza en la vibrante escena drag bogotana. Nacido en Chiquinquirá, Boyacá, este diseñador de modas se ha consolidado como un referente y punto de inspiración, destacándose por sus diseños únicos y audaces. En una escena donde la creatividad, la identidad y el arte se fusionan de manera singular, Guzmán ha logrado capturar la versatilidad del drag en su trabajo, combinando elementos de la cultura pop con un enfoque contemporáneo que celebra la diversidad y la autoexpresión. Su obra no solo refleja su habilidad técnica, sino también su profundo entendimiento de la moda como una forma de arte que desafía las normas y redefine los límites de la identidad.
Desde pequeño, Felipe estuvo rodeado de costuras y telas gracias a su abuela, quien cosía y confeccionaba vestuarios. Esto lo llevó a estudiar diseño de modas en el Sena y luego en la Universidad ECCI. Su incursión en la moda drag surgió casi por accidente, lo que comenzó como una forma de ganar experiencia y dinero, se convirtió en una pasión y en su principal nicho de mercado. "Mi plan inicial era algo muy inocente, yo veía la moda como algo muy banal: quería trabajar en una firma conocida, hacer pasarelas y ropa linda. Sin embargo, en la moda drag encontré un lugar que me permite explorar todo lo que quiero, donde exploto mi creatividad y le doy un sentido a mi trabajo", dice Felipe.
Desde los primeros días del teatro, el vestuario ha jugado un papel clave en la creación de personajes, permitiendo a los actores asumir roles de cualquier género. En la Antigua Grecia, el teatro isabelino y el kabuki japonés, donde solo los hombres actuaban, estos representaban personajes femeninos usando el vestuario y el maquillaje como herramientas para la transformación, algo no solo era fundamental en las artes escénicas, sino que también sentó las bases para lo que más tarde evolucionaría en el arte del drag.
Moda drag: una herramienta de autenticidad y empoderamiento
Lo que comenzó en el teatro se extendió a lugares inesperados. En la segunda mitad del siglo XX, dentro de una sociedad que relegaba y discriminaba a la comunidad LGBTIQ+, el drag se convirtió en una forma de autoexpresión y resistencia. A través de la moda drag, muchos encontraron una manera de desafiar las expectativas sociales y crear versiones más auténticas y glamorosas de sí mismos. Esta práctica se transformó en algo más que un simple acto escénico, convirtiéndose en un fenómeno cultural y político.
La moda drag, en particular, es mucho más que una tendencia, es una forma de arte que ha evolucionado a lo largo de décadas. La cultura ballroom de Nueva York en los años ochenta es quizás la manifestación más clara de esta fusión entre moda y drag, algo retratado en series de televisión como Pose. Realitys como Rupaul 's Drag Race se han encargado de mostrar la versatilidad, complejidad y creatividad de la escena drag en distintos países.
Desde sus orígenes en los cabarets y clubes clandestinos, donde la comunidad LGBTIQ+ encontraba un espacio de libertad, hasta su actual presencia en pasarelas y medios de comunicación, el diseño de modas drag desafía normas de género, rompe con lo convencional y celebra la diversidad.
En este contexto, Felipe Guzmán se ha destacado por su habilidad para fusionar elementos tradicionales de la alta costura con un enfoque radicalmente inclusivo. Sus diseños no solo son prendas de vestir, sino declaraciones de identidad. Cada pieza que crea lleva consigo una narrativa de resistencia, libertad y, sobre todo, celebración de la individualidad.
El proceso creativo: un universo de posibilidades a la medida
"Trabajar con drags es maravilloso porque cada una tiene un universo diferente y son personajes totalmente únicos", dice. Su enfoque comienza con una asesoría personalizada para entender las expectativas del diseño y luego lo plasma en bocetos y propuestas creativas. Dependiendo de la complejidad, un diseño puede tomar desde dos días hasta dos semanas.
Felipe recuerda con especial cariño un diseño de una polilla blanca, que fue un reto tanto en términos de materiales como de ejecución, pero que resultó en una pieza espectacular. “No se de donde saque la fuerza para coser ese abrigo de dos metros de largo que ni siquiera cabía en la máquina pero fue increíble el resultado. Es algo extraño y maravilloso, porque es un insecto, pero un insecto de alta costura”, afirma.
Además del universo de cada drag queen, Felipe se inspira en una combinación de referencias culturales, históricas y personales. Entre sus diseñadores favoritos están Alexander McQueen y Jean Paul Gaultier, quienes comenzaron de manera independiente y lograron convertirse en íconos de la moda. "Me encanta ver cómo crecieron y lucharon por su espacio y voz propia", expresa.
Sus colecciones suelen ser vibrantes, con un uso audaz de colores, texturas y formas. Pero lo que realmente define su trabajo es su compromiso con la autenticidad. “Para mí la moda drag es un espacio donde puedo ser completamente yo mismo y donde puedo ayudar a otros a encontrar su verdadera voz", afirma. Su última pasarela bajo el evento Antifashion en el Bogotá Pride Fest fue un ejemplo perfecto de esta filosofía. Con trajes que iban desde lo extravagante hasta lo sutilmente elegante, cada modelo en la pasarela contaba una historia propia.
Es así como Felipe no solo diseña ropa, crea mundos para cada una de sus modelos. En ese desfile, todos los diseños fueron creados bajo el concepto de un viaje personal de autodescubrimiento. La colección representa caminos desde la inocencia hasta el renacimiento que reflejan las experiencias comunes de muchas personas dentro de la comunidad LGBTIQ+. "Queríamos mostrar cómo, a pesar de la discriminación y las dificultades, renacemos como personas genuinas", explica.
La moda como promotora de inclusión
A través de sus diseños y participaciones en espacios como el Antifashion, Felipe espera inspirar a otros y hacer ver la moda como un espacio de inclusión donde hay lugar para todos. "Me gusta ver que inspiro a estudiantes que, como yo, no tenían los recursos para diseñar y crear. Es un camino difícil pero muy satisfactorio", añade.
Además, afirma que uno de los mayores desafíos de trabajar como diseñador independiente en Colombia es la autogestión. "Ser tu propio jefe no es fácil, requiere mucha disciplina", afirma. La falta de recursos económicos para grandes producciones lo obliga a ser creativo y a buscar colaboraciones con otros artistas. Sin embargo, ve en las redes sociales una herramienta poderosa para darse a conocer y mostrar su
El diseñador augura un futuro prometedor para la comunidad drag en Colombia, cada vez más grande y reconocida. Entre sus próximos proyectos está la producción de nuevas pasarelas, colecciones, colaboraciones con más artistas y la expansión de su taller. “Hay mucho por hacer respecto a moda y diseño, siento que se ha categorizado a la moda como algo muy banal, pero realmente no es así, va más allá, es un arma política y es una ventana a la expresión”, añade.
Su impacto no se limita a sus diseños. Es un defensor activo de los derechos LGBTQ+ y utiliza su plataforma para promover la inclusión y la igualdad. Su trabajo ha ayudado a visibilizar la moda drag en un país donde, a pesar de los avances, aún existen desafíos enormes para la comunidad.
Felipe Guzmán defiende la idea de que la moda es una herramienta de inclusión y empoderamiento,
"nos da la capacidad de tomar las riendas de nuestra vida y sentirnos poderosos", afirma.
*Las fotografías que acompañan este artículo son cortesía de
Felipe Guzmán
Suscríbase a nuestro boletín
Sin spam, notificaciones solo sobre nuevos productos, actualizaciones.
Dejar un comentario